El actor rosarino Luis Machín regresa a Rosario con el premiado unipersonal “El mar de noche”, una obra del cineasta y dramaturgo Santiago Loza que bucea en las aguas insondables del desamor, la pérdida y la soledad que se podrá ver hoy, a las 20.30 y a las 22, en la sala Arteón (Sarmiento 778). Machín recibió cuatro premios como mejor actor por este trabajo dirigido por Guillermo Cacace y estrenado en 2017: el ACE, Teatro XXI, Luisa Vehil y Teatro del Mundo. Si bien el conflicto gira sobre la pérdida de una pareja, el actor destacó que el desafío es expandir la propuesta de modo que “la gente la asocie en relación no sólo a la pérdida amorosa, sino a la pérdida de un ser querido, del ser amado, sea pareja, amigo o hijo”.
Según contó el intérprete a Escenario, esta no es una visita más a su ciudad por la posibilidad de cierre que pesa sobre la tradicional sala que dirige Néstor Zapata, a partir de que el propietario del inmueble donde funciona Arteón podría no renovar el contrato de locación. “Es un espacio que tiene una carga emotiva muy poderosa y que además está atravesando un momento complejo”, dijo Machín y añadió: “No es casual que vaya a la sala Arteón. Ojalá que mi presencia de alguna manera vuelva a encender la mecha para que quienes tienen que tomar cartas en el asunto lo hagan y que no quede sólo en una voluntad política, sino que esa voluntad se transforme en un hecho concreto”.
Lo que me atrajo del texto cuando lo empecé a hacer es el monólogo, el unipersonal. Siempre fue algo que me resultó convocante y curioso. Pero no es sencillo encontrar un material para hacer. Cuando leí por primera vez el texto, que fue bastante antes de lo que lo puse a trabajar, me pareció un texto extremadamente poético, bello y a veces la poesía atenta contra el teatro. Llevar poesía al teatro se ha convertido muchas veces en una especie de cliché. Si bien no es una poesía, siento que es un relato poético y que hubo que encontrar la forma de que esa poesía sea teatral, que el relato se convierta en un relato de dramaturgia. Eso nos llevó bastante tiempo pero me pareció que era un excelente material para abordar semejante desafío como es involucrarse en un espectáculo unipersonal.
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"El texto es actual en la medida que todas nuestras emociones son actuales", señaló Machín.
Alejandra López
¿Por qué elegiste esta obra en particular para regresar a Rosario?
La gran mayoría de las obras que hice en Buenos Aires las llevé a Rosario, no es que particularmente esta la estoy llevando. Sí particularmente la estoy llevando a Arteón, con todo lo que eso significa para mí, y la carga emocional que eso tiene. Pero siempre que he podido he llevado las obras que hice a Rosario.
La obra aborda el fin del amor y de una pareja. ¿Cuál es la dificultad para mostrar en escena un conflicto personal, intangible e intransferible como la soledad y el desamor? ¿Qué lectura hace el texto de la actualidad?
El texto es actual en la medida que todas nuestras emociones son actuales. Es a puro presente. Cómo vive cada persona una pérdida amorosa por supuesto que es intransferible y lo que uno hace a través de esta obra es mostrar a este hombre en esta situación con esta pareja, pero el gran desafío siempre es que la gente asocie en relación a, ya no diría sólo la pérdida amorosa, sino la pérdida de un ser querido, del ser amado, sea pareja, amigo o hijo. Esto lo digo por un comentario que me hizo una vez una espectadora en relación a que su hijo había fallecido y ella decía que el dolor de la pérdida es infinito, irreparable, ya sea el amor de pareja o del amor filial o hacia los hijos. Yo la escuchaba porque conozco su historia personal y me resultaba muy conmovedor, y a veces, uno hablando de algunas cosas, también está hablando de otras y eso depende mucho de la asociación emocional a la que se predisponga el espectador. Esa forma de llegar con un texto como “El mar de noche” me conmueve mucho.
¿Qué significado le das a este regreso a una sala emblemática como Arteón?
Volver a Arteón tiene una carga emotiva muy fuerte con todo lo que significó y significa ese espacio para mí. Hemos hecho en los últimos años una película, que es “Milagro de otoño”, y que ha tenido un recorrido internacional importantísimo, más todo el trabajo mío con Néstor (Zapata) durante tantos años, antes de trasladarme a Buenos Aires. Existe la posibilidad de que Arteón deba cerrar.
¿Qué te produce el momento que está atravesando ese espacio que es parte de la historia cultural de Rosario?
Es un espacio que tiene una carga emotiva muy poderosa y que además está atravesando un momento complejo. Me produce mucha inquietud como a la mayoría de los referentes culturales que han pasado por ese espacio porque privarse de ese lugar sería privar a Rosario de un lugar emblemático que ha sido un formador de numerosas personas, actores, actrices, bailarines, directores de cine. Entiendo que los estamentos del municipio, del Estado provincial tienen que tomar cartas en el asunto y definir cuál es el futuro real, concreto, de la sala Arteón y que no muera eso en un proyecto inmobiliario más, que lo único que hace es transformar ese casco histórico tan precioso que tiene Rosario en un espacio de edificios que tan poco dicen más allá del desarrollo inmobiliario. Privarse de un espacio como Arteón creo que sería como privar a Rosario y a la provincia de Santa Fe de un espacio que todavía tiene muchísimo para dar. Creo que mi presencia tiene que ver con que esta sala, este Espacio Incaa, Arteón, no se cierre. Con esto quiero decir que no es casual que vaya a la sala Arteón a hacer la función y la clase. Tiene que ver con la inquietud de muchos de los que pasamos por ahí de que ese espacio no se cierre. Ojalá que mi presencia de alguna manera vuelva a encender la mecha para que quienes tienen que tomar cartas en el asunto lo hagan y que no quede sólo en una voluntad política, sino que esa voluntad se transforme en un hecho concreto.
Luis Machin en "El mar de noche" de Santiago Loza - NüN teatro bar
¿Cómo fue la experiencia de protagonizar “Milagro de otoño”, de Néstor Zapata?
Fue volver a vincularme con Arteón desde un lugar de enorme compromiso emocional . Es una película en la que está mi hijo en su primera vez en pantalla. Después hicimos “Perros del viento” y ya tiene su segundo largometraje, pero tenía 9 años cuando filmamos “Milagro de otoño”. También tienen una pequeña participación mi hija chiquita y mi mujer Gilda. Es una película entrañable para mí que me dejó todos sabores buenos y devoluciones muy cariñosas y de un enorme valor cinematográfico, así que es todo lindo lo que tengo para decir de mi experiencia de haber hecho “Milagro de otoño” en Rosario. Que Néstor haya vuelto a dirigirme, verlo con ese empuje, esas ganas, esa energía de siempre fue muy fuerte para todos nosotros, con la fotografía del Nene Molina y el reencuentro con muchos actores queridos de la ciudad.
¿Cómo ves el panorama para el teatro y el cine en este momento pospandemia? ¿Se están recuperando de la parálisis que significó el aislamiento?
El sector de la cultura fue uno de los más dañados en lo que va de una pandemia que aún no ha terminado. Creo que le va a costar bastante tiempo volver a armarse a todo el sector, amén de que ya veníamos con una cantidad de políticas culturales que no impulsaban mucho el desarrollo, que estamos teniendo en este mismo momento una dificultad muy importante en relación a una ley (de fomento a la cultura) que de vencerse este año dejaría sin fondos al Incaa, al Inamu, al INT. Si no se revisa con una ley que permita la prórroga de ese vencimiento, si eso no se consigue habrá una desfinanciación muy grande de la cultura. (El miércoles pasado la Cámara de Diputados le dio media sanción el proyecto que prorroga por 50 años las asignaciones específicas previstas para las industrias e instituciones culturales. El proyecto deberá ser debatido en el Senado antes del 31 de diciembre de este año ya que en caso contrario las asignaciones específicas caerán como consecuencia de una ley que fue sancionada en 2017).
¿El sector se está recuperando de la parálisis que significó el aislamiento?
La pandemia para el sector cultural hace un panorama de enorme dificultad. Siempre los actores, bailarines, directores de cine, la gente vinculada al arte ha tenido una capacidad de reciclarse y sobreponerse a golpes muy fuertes. Lamentablemente estamos muy acostumbrados a eso, pero este golpe de la pandemia con políticas que no beneficiaban al sector ha sido muy duro y le cuesta mucho a estos sectores reponerse. Han quedado espacios con muchas deudas y otros que ni siquiera han sobrevivido y que han tenido que cerrar. Por eso también el hecho de que exista la posibilidad de que se cierre Arteón sería lamentable. En esa estamos un poco todos, tratando de sobreponernos al golpazo enorme que han sido estos últimos tres años de pandemia. Ahora ya con la apertura, aunque tenemos que seguir teniendo cuidados, la gente ha vuelto a las salas y la muestra es que tuvimos que agregar una función. En general ha vuelto más al teatro que al cine y eso es alentador porque evidentemente la gente tiene ganas de ver al actor presente. Ha habido muchas pantallas estos años y las seguirá habiendo porque está muy instalado.
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El personaje de Machín atraviesa una profunda zozobra emocional.
¿En qué estado está “Perros del viento”, de Hugo Grosso?
Ya está terminada y ahora se está viendo la posibilidad de que recorra algunos festivales, que es lo que se hace antes de los estrenos, pero la película ya está lista. Está muy bien y estamos muy contentos por cómo se cuenta la historia y con el grupo de trabajo que la hicimos hace exactamente un año cuando la filmamos en Rosario. Es algo de un enorme orgullo. Es una película que llevó su tiempo hacerla, pero finalmente es un sueño logrado y estamos felices esperando que el estreno sea este año.
¿Qué planes tenés para teatro, cine o televisión?
También se va a estrenar hacia octubre una película que hice en Córdoba una película que se llama “Siete perros”. Curiosamente mis últimas dos películas tuvieron que ver con los perros y también con la adopción de un perro en mi casa... “Siete perros” fue dirigida por Rodrigo Guerrero, tuvo un recorrido por festivales internacionales, en el único festival clase A del mundo árabe, en El Cairo, en Chicago. También hay una serie infanto juvenil que grabé hace dos años y que se llama Melody y que está por salir en alguna plataforma, también “2001”, una serie en la que interpreto a Domingo Cavallo que habla de la semana que tuvimos varios presidentes y ministros y la salida de De la Rúa en el helicóptero. Se cuenta esa semana trágica de 2001 que se verá en la plataforma Star+. También estuve haciendo una coproducción con Chile, que se llama “Los colonos”, además de hacer la vida de Tangalanga que se terminó de filmar hace poco, terminé de grabar una serie que se llama “El hincha” que en principio irá por Canal 9 y estuve haciendo la versión para México de “Historia de un clan” para Telemundo que se está por estrenar.
¿Por qué la televisión ya no produce tanta ficción como antes? ¿Es una crisis producida por el avance de las plataformas?
Es cierto que la televisión ya no produce como antes porque la gente ha trasladado su interés hacia las plataformas. Esto es algo que se venía perfilando antes de la pandemia y durante la pandemia terminó de aceptarse. Ya hacía tiempo que la gente miraba ficción desde sus celulares, tablets o computadoras. Con excepción de algunos pocas producciones para algún canal de aire, la mayoría se produce para las plataformas. La gente mira las series en el horario que quiere, que puede o tiene ganas. Hay un consumo audiovisual muy importante y creo que en Argentina se va abriendo de a poco ese mercado de producción industrial, con todo lo bueno y todo lo malo que tiene eso.