Domingo, la tarde cae lenta. Adolescentes y no tanto, luqueados con pins,
chupines, All Stars, muñequeras, cantan y poguean al ritmo de las voces de Nerina y Eugenia que,
sobre el escenario, escupen en japonés un cover de la banda de sonido de "Los Caballeros del
Zodíaco".
Eugenia contará después cómo descubrió y se apasionó por la cultura oriental.
Todo empezó con las clases de japonés que tomó años atrás. "Estudié tres años y entiendo bastante,
sino trato de encontrar la interpretación de las letras para poder saber qué estoy cantando
—cuenta—. Es importante para poner sentimientos a la hora de cantar".
Ella y su partenaire parecen salidas de un anime, sólo el tamaño de sus ojos las
hace más de carne y hueso. Junto a otros seis integrantes formaron Kiiroi hace un año y medio; una
de las dos bandas de jrock (rock en japonés) que hay en la ciudad. La otra es San Hoshi Hino, que
desde hace ocho años camina los escenarios locales y de los alrededores; incluso fue invitada a
tocar en el Teatro Roxy cuando Eizo Sakamoto (ex cantante de Animetal, Jam Proyect y actual voz de
The Anthem) vino a Buenos Aires.
Oriente en Occidente. La cultura manganime prendió en Rosario y desde hace unos
años existe una masa de fanáticos que se reúnen en diferentes espacios públicos de la ciudad,
acuden a los recitales de jrock y covers de anime, y a cuanto evento relacionado al Sol Naciente se
organice en la ciudad.
"La movida comenzó allá por el 2000 con Locomotion, un canal que fue una
revolución en cuanto a lo audiovisual. Ahí comenzaron a llegar al país las grandes series
japonesas", cuenta Damián Desinano, de Rosario Anime, comunidad de fanáticos del manganimé que
existe desde hace tres años.
Desaparecido el canal, Internet comenzó a ser el espacio donde la cultura nipona
echó raíces, a través de foros, comunidades, videos, películas y todo lo que da vueltas por la red.
Hoy en día, Rosario Anime nuclea a unos 800 fans en todo el país a través de su foro. Tiene su
podcast (programa radial web) y en junio organizó la R.A. Fest con proyecciones, karaoke,
merchandising, stands, taiko y concurso cosplay (de disfraces), a la que asistieron más de 600
almas.
"Los fans encuentran que las historias del manga (historieta) y anime (dibujo
animado) son más cotidianas, algunas parecen novelitas y otras son más adultas", explica Alejandro
Radeff, titular de Milenario Comic y organizador de Leyendas. "El anime desplazó al cómic de
superhéroes porque sus historias se basan en lo que viven todos los adolescentes y jóvenes: la
iniciación en el amor, la sexualidad, las dudas existenciales, la amistad", argumenta Desinano.
Emoción samurai. "Los chicos que nos vienen a ver encuentran emoción", comenta
Diego, voz de San Hoshi Hino, en un esfuerzo por explicar el por qué de la movida que se generó
alrededor de la música de la banda. "Encuentran emoción al escuchar los temas que conocieron viendo
un dibujito animado", añade.
Desde la banda explican que toman como base los opening (tema de apertura) y
ending (tema de cierre) de las series más famosas: Saylor Moon, Mazinger, Dragon Ball, Robotech y
un largo etcétera. Porque a diferencia de cualquier dibujo animado, los animes tienen sus OST
(Original Sound Track o Banda Sonora Original) interpretadas por distintos grupos musicales.
"La música es muy variada: pop, punk-rock, melódico, electro-trash, heavy metal.
Son covers de animes clásicos que sabes que al público le gusta", señala Marcelo, bajista de
Kiiroi, agrupación que organiza la Yelow Night, un evento de concursos cosplay, karaoke y jrock en
vivo.
Y como no podía ser de otra manera, en épocas donde todos los teenagers deben
ser tribalizados, el manganime tiene su propia tribu: los otakus. Aunque a ellos mucho no les cabe
la denominación ya que otaku, en lengua nipona, significa "enfermo" o "maniático" por algo; y ellos
sólo se consideran fans.
"Con el tema de las tribus urbanas es como que esta movida salió un poco más a
la luz, pero no todos somos fanáticos del anime, sino que algunos nos volcamos a esto porque nos
interesó la propuesta musical", abunda Marcelo, convencido que el Sol Naciente no sólo ilumina su
música sino también su vida.