Parecen pequeñas casas abandonadas, o viejas construcciones de arquitectura sencilla con puertas y ventanas cerradas a candado. A veces están grafiteadas, herrumbradas de óxido, o pintadas con los colores de Newell's o Central. Son casi invisibles en el paisaje urbano, pero de ellas salen y entran gruesos cables. Son parte del paisaje que los vecinos ven todos los días, y quizás no saben bien qué función cumplen.
Son subestaciones de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), que en un principio se ubicaban en lotes, y después se empezaron a poner en la vereda, subterráneas, o colgadas en el aire. Estas misteriosas unidades están en casi todos los barrios, y en muchos casos tienen el logo de AyE (Agua y Energía). Por ejemplo, hay una San Lorenzo frente a Sede Gobierno, otra por Rioja entre Laprida y Maipú, una tercera en Pasco entre Chacabuco y Necochea, y también Ovidio Lagos y Presidente Perón.
La denominación correcta es subestaciones transformadoras de distribución. Allí hay entrada y salida de cables de media tensión (un distribuidor entra, trayendo la energía, y otro se va para otra subestación), y también hay salida de líneas de baja tensión, que van hacia los hogares.
f92b189d-9de4-404e-af4e-a942d23201e6.jpg
Adentro de cada uno de los habitáculos hay un transformador que rebaja la energía de distribución domiciliaria, que es de 13.200 volt en la ciudad de Rosario, a la energía que reciben las viviendas: si es trifásica, 380 volt en tres fases; y si es monofásica 220 volt. Del tablero de baja tensión de la subestación transformadora salen varios cables, cada uno tiene una salida y fusibles, y alimenta una determinada cantidad de clientes.
Cuando había lugar en la ciudad, todas las subestaciones transformadoras se hacían "a nivel", sobre la superficie. Después se empezaron a pedir estaciones subterráneas. Y en la zona periférica de la ciudad, se ven los transformadores que están entre columnas, conocidas por la abreviatura "seta" (subestación transformadora área).
En Rosario hay, entre todas, unas 1.500. 610 están a a nivel, 455 son aéreas, y 402 subterráneas. Todas cumplen exactamente la misma función: entran líneas de media tensión que van a un transformador, que procesa la energía y la saca en baja tensión para distribuir en los domicilios.
Historia
Parecen vacías pero en realidad no lo están, sino que adentro hay equipamiento que en su momento instaló Agua y Energía, una empresa del Estado creada en 1947, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, que se encargaba de la producción, distribución y comercialización de la energía eléctrica, así como la evaluación y construcción de obras de ingeniería hidráulica.
Después, durante la dictadura militar, en 1981 los servicios de distribución fueron provincializados, y transferidos a la Dirección Provincia de la Energía (DPE), que en 1986 sería reemplazada por la EPE, mediante la sanción de la ley 10.014 y siguiendo los pasos que habían tomado otras provincias.
Es por esto que algunas casas tienen, además de AyE, en su lugar las siglas DPE o EPE, producto de los cambios en la pertenencia de la distribución de la electricidad. Las construcciones se hacían en terrenos que compraba el Estado, en los que antes no había absolutamente nada. Ahora se siguen haciendo, algunas son a nivel, y otras subterráneas. Por eso, es importante es que cada edificio que se haga, deje el espacio para hacer la obra eléctrica y así ir ampliando la potencia en la ciudad.
La crisis del momento no es solo una cuestión de alta demanda, sino de infraestructura, porque para abaratar costos se reemplazaron cables de cobre por otros de aluminio. Los nuevos son de mayor sección, es decir más gruesos, para compensar que el aluminio como conductor no tolera la misma carga que el cobre, que es mas especifico y esta hecho para transmisión eléctrica, por lo que el cable eventualmente colapsa.
Llevar la luz
En épocas de reclamos por corte de suministro y saturación del sistema, es necesario señalar que son estos atípicos inmuebles los que llevan la luz a los domicilios. Dependiendo de la capacidad del transformador que está ubicado adentro, alimentan de energía a determinada cantidad de hogares.
Los "trafo" de 630 kva (kilovoltiamperios, una medida que se utiliza para representar la potencia aparente de un circuito eléctrico) tienen normalmente seis salidas y 400 amperes por fase, lo que abastece de 150 a 200 usuarios como máximo, aunque hay algún caso en el que suministra a 792 usuarios. Los de 1.000 kva, también con seis salidas y 400 amperes por fase, abastecen de 200 a 250 usuarios, y hay casos en los que incluso tienen menos hogares bajo su órbita que los más pequeños.
Para más datos, cada salida del cable en baja tensión, es equivalente a una manzana, y el promedio arroja 40 frentes por manzana, y 30 usuarios. Pero esto depende el consumo que haya en la zona: a veces alimenta una o media cuadra para cada lado, dependiendo de la cantidad de clientes.
Si en un promedio grueso, cada transformador alimenta la energía de 200 hogares, la cuenta sobre 1,500 subestaciones arroja capacidad para abastecer 300.000 hogares en Rosario. Pero la cantidad de usuarios son algo más de 400.000 mil, por lo que es evidente que algunas están sobrecargadas.
Además, desde el gremio afirman que toda la atención que se requiere para mantenerlas no cuenta con el personal suficiente. "Hay una falta crónica del personal, y lo sé porque es de donde yo provengo. En la década del 80 había entre 500 y 600 subestaciones, y éramos 45 personas. Hoy son 1.500, con la misma cantidad de operarios. El mismo personal para cubrir el triple", detalló Alberto Botto, titular de Luz y Fuerza.
Además, la tercera ola del Covid agravó el panorama, multiplicando las bajas. La semana pasada, en medio de la ola de calor, por momentos solo había 10 personas para atender todas las emergencias, el resto (unas 30) estaban aisladas por positividad o contacto estrecho.