La chica está embarazada y ninguno de los que estuvo en la fiesta quiere hacerce cargo. Aunque parezca un chiste de mal gusto, nada es más cercano a la verdad, La chica en cuestión es el Estado, y los fiesteros son la actual corporación política y sus socios en las ganancias. Inmersos en una euforia revanchista, subestimaron las funciones del Estado y trataron de reformar todo a su paso, sin contar con el conocimiento mínimo administrativo de la función pública, no conocen el basamento de la función y la justificación del Estado, cuáles son sus prioridades. Pensaron en un Estado igual a un centro de estudiantes y hoy chocan con la realidad de que cuando quitas la contención cada uno prioriza sus intereses personales. Olvidaron una máxima: “Toda solución genera nuevos problemas”. La experiencia indica que no se puede reformar a voluntad el funcionamiento del Estado, la administración de los recursos es prioritaria y la austeridad empieza por arriba, si no es un sistema feudal y estamos en el siglo XXI. No hay un ataque a las instituciones, no hay más golpes militares y los grupos económicos locales, mientras estemos autoaislados del mundo, están cómodos.


































