Por estos días, algunos funcionarios municipales se regodean diciendo que no hay un posible Cromañón en nuestra ciudad. Debemos ser conscientes que la seguridad ciudadana no es una materia prioritaria de nuestros coterráneos mantenidos con nuestros impuestos. No es necesario recorrer la costa de nuestro bendito río para revelar la realidad que nos rodea. La falta de un eficiente control de tránsito es evidente. Se siguen instalando en la ciudad los semáforos en las esquinas de tal modo que puedan ser vistos por todos los conductores, dando pie a que un imprudente intente cruzar la encrucijada antes que su semáforo se ponga en rojo y otro intente lo mismo antes que el suyo se ponga en verde. Las sendas peatonales son el sitio donde los automovilistas se estacionan y obstaculizan el paso de los peatones. Ni hablar de las escasas rampas. Mal construidas, sin pendientes adecuadas, con semáforos plantados en su desarrollo, ignorados por los conductores que estacionan donde no se debe. Colectivos identificados con el símbolo de la accesibilidad que son un monumento a la farsa. Nada de lo que describo es tenido en cuenta por el ausente Estado municipal. Y cuando hablan de evitar un Cromañón autóctono, me pregunto: ¿y el local de comidas rápidas de Córdoba y San Martín? Tal vez nunca hayan concurrido a llevar un hijo, un sobrino a ese lugar. Tal vez nunca hayan pasado por ese lugar. Tal vez no se hayan enterado de las denuncias efectuadas desde hace mas de 10 años a la Dirección de Inspección y que aparentemente están bien guardadas. Nadie piensa en que ocurriría de producirse un incendio en ese local, que carece de sanitarios, sus clientes deben acceder a la planta alta por una escalera antirreglamentaria, lo que se dice, un verdadero prototipo de Cromañón. Posiblemente controlar y mejorar lo que tenemos no arroje notables réditos políticos, pero seguramente nos ayudará a ver lo insegura que resulta nuestra ciudad.