El radiotelescopio más grande del mundo, Alma, comenzó a operar ayer en Chile, revelando imágenes del Universo nunca antes observadas por los observatorios tradicionales, confirmó el Observatorio Europeo Austral (ESO).
El radiotelescopio más grande del mundo, Alma, comenzó a operar ayer en Chile, revelando imágenes del Universo nunca antes observadas por los observatorios tradicionales, confirmó el Observatorio Europeo Austral (ESO).
"Estamos viviendo un momento histórico para la ciencia, en especial para la astronomía, y tal vez también para la humanidad", dijo Thijs de Graauw, director de Alma.
Este complejo astronómico, que todavía está en construcción a 5 mil metros de altura en el desierto chileno, permitirá captar ondas de luz submilímétricas, es decir distintas a la luz normal e infrarroja.
Por ello, podrá observar las zonas más oscuras y antiguas del Universo, donde los telescopios ópticos tradicionales no pueden penetrar.
Alma, ubicado en el llano de Chajnator, llegará a contar con 66 antenas móviles en su etapa de plena operación, las que podrán disponerse coordinamente para observar las áreas más próximas al Big Bang, el momento de creación del cosmos.
"Incluso en esta fase tan temprana, Alma ya supera a todos los observatorios de su tipo que existen", dijo Tim de Zeeuw, director general de ESO. Alma observa la luz del Universo en longitudes de onda milimétricas y submilimétricas, aproximadamente mil veces más largas que las longitudes de onda de luz visible.
La observación de estas longitudes de onda largas permite a los astrónomos estudiar objetos muy fríos en el espacio, como las densas nubes de polvo cósmico y gas donde se forman estrellas y planetas, así como objetos muy distantes en el Universo primitivo.
La imagen publicada ayer por Alma se obtuvo usando sólo 12 antenas interconectadas, muchas menos de las que se usarán para las primeras observaciones científicas, por lo cual no es más que un atisbo de lo que está por venir.
Cualquier búsqueda de planetas habitables alrededor de otras estrellas normalmente comienza con la detección de agua en esos distantes sistemas solares, trabajo en el que Alma es clave.
Unos 900 astrónomos de todo el mundo postularon los últimos meses para realizar sus observaciones en este complejo.
Simón Casassus, de la Universidad de Chile, y su equipo usarán Alma para observar el disco de gas y polvo que rodea HD142527, una joven estrella que se encuentra a 400 años luz de distancia.
Planetas gigantes. "El disco de polvo alrededor de esta estrella tiene un espacio vacío muy grande, que podría haber sido causado por la formación de planetas gigantes", explicó Casassus.
Aún más lejos, a 26 mil años luz, en el centro de la galaxia, está Sagittarius A*, un agujero negro supermasivo que tiene cuatro millones de veces la masa del Sol.
El gas y el polvo presentes entre la Tierra y el agujero negro impiden observarlo con telescopios ópticos. Alma, en cambio, es capaz de penetrar esa oscuridad galáctica, agregó otro de los científicos favorecidos, Heino Falcke, astrónomo de la Radboud University Nijmegen, de Holanda.
"Alma nos permitirá observar las llamaradas de luz alrededor de este agujero negro supermasivo y tener imágenes de las nubes de gas atrapadas por su inmensa fuerza. Así podremos estudiar los desordenados hábitos alimentarios de ese monstruo", sostuvo."Creemos -agregó- que parte del gas puede estar escapando de sus garras, a una velocidad cercana a la de la luz".
Internet: http://www.eso.cl/publicos/noticia. (DPA)