El repentino decreto del presidente Alberto Fernández del jueves a la medianoche, que estableció a la jornada de ayer como feriado nacional tras el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, modificó el movimiento en algunos sectores de la ciudad. Mientras que el pulso comercial de los barrios no se vio en su mayoría afectado, los locales del centro tuvieron un día diferente y algo más tranquilo que cualquier otro viernes y, si bien gran parte de los comercios decidió abrir sus puertas con normalidad, eso no se tradujo en más ventas. La modificación del cronograma del transporte urbano y el cese de actividad en bancos y reparticiones de la administración pública fueron los principales condicionantes para que esto ocurra, según consideraron referentes del sector comercial. Al principio de la jornada reinó algo de desconcierto, principalmente entre empleados de los locales, aunque con el correr de las horas la situación se fue normalizando y el feriado, por momentos, no pareció tal.
Las primeras horas de la mañana del viernes fueron un reflejo de cómo impactó en la sociedad el intento de magnicidio de la vicepresidenta. El decreto, establecido por el presidente sobre la medianoche, hizo que todo el país tuviera que reconfigurar sus rutinas para este viernes.
Desde bien temprano y hasta la media mañana, se pudo ver a distintas personas esperando el colectivo para ir a trabajar, a pesar del feriado, pero tuvieron que esperar el doble porque la modalidad fue el que se implementa los domingos.
“Nos encontramos con la novedad y no sabemos cómo es ni qué hacer”, contó a la mañana a La Capital el encargado de un comercio de indumentaria de la peatonal Córdoba. “Estábamos viendo qué pasa con los comerciantes. Como hay horarios dispares en los que se abren los negocios, todavía no sabemos”, señaló.
El hombre estaba abriendo el local, pero cerca de las 9.30 la mayoría de los negocios todavía permanecía cerrada. “Capaz ahora abrimos y después tengamos que cerrar”, indicó. Sin embargo, con el correr de la jornada el movimiento aumentó, aunque no llegó a asemejarse al de un viernes tradicional.
En diálogo con este medio, el titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, se refirió sobre la cantidad de comercios abiertos en distintas zonas de la ciudad. Señaló que los centros comerciales barriales estuvieron “casi todos al ciento por ciento” y que este número osciló entre el 70 y el 90 por ciento en el centro.
En la misma peatonal Córdoba, los kioscos de diarios y revistas atravesaban la misma incertidumbre que los demás comerciantes. Algunos estaban cerrados y otros recién acomodaban los distintos diarios que en sus tapas describieron el estupor por el intento de magnicidio de Cristina Fernández. “Nosotros laburamos siempre, mirá la información que tenemos, no vamos a cerrar”, dijo en ese sentido el encargado de un puesto.
En calle San Luis se veía un panorama similar. Algunos comercios permanecían con sus persianas bajas y otros apenas comenzaban a abrir pasadas las 9.30. “Me enteré a las 12 que es feriado, mucho personal ni se enteró. Ni los dueños saben qué hacer”, aseguró el empleado de un local de calle San Luis. Una de las posibilidades que barajaban en ese sector del centro rosarino era la de trabajar media jornada.
Según explicaron desde el centro comercial en calle San Luis, hubo actividad casi normal si se tienen en cuenta los locales que abrieron. El referente de esa arteria, Miguel Ángel Rucco, dijo que todos los locales abrieron, pero que la cantidad de personas que se acercó a los negocios no fue la misma que en un viernes común y corriente: “La gente no tenía la certeza de que íbamos a estar abiertos y no hubo movimiento de viernes normal. Pero dentro de todo, se vendió bien”.
En relación a esto, Diab manifestó que la actividad comercial, al margen de la cantidad de locales abiertos, en el centro fue “menos que en otros feriados” en los que se decidió abrir, pero que en los barrios todo fue “casi normal”.
En tanto, Rucco consideró: “Influyó la poca frecuencia del transporte público y que no hubiera bancos. La gente no tenía que venir a hacer trámites, porque no hubo administración pública, así que postergó la llegada al centro para otro día”.
Carteles de aviso
La decisión de cumplir el feriado fue unánime en el sector público: las escuelas del centro y edificios administrativos tenían sus puertas cerradas y carteles para dar aviso a quien pudiera no estar enterado del cese de la actividad por el feriado decretado.
“Este viernes 2 de septiembre, las oficinas permanecerán cerradas debido al feriado nacional decretado por el presidente de la Nación contra la violencia y en defensa de la paz y la democracia”, decía un cartel en Ansés, pegado sobre una de las paredes de calle Rioja.