"Ayudenme por favor". Los desgarradores gritos de un muchacho baleado por la espalda el lunes por la noche, en inmediaciones de Liniers y Urquiza, alertaron a los vecinos de los confines del barrio Ludueña Sur acerca de que la muerte había pasado por el lugar. Fue a metros de la parte trasera del complejo de cines Village. El hombre que pedía ayuda tenía un balazo calibre 11.25 en su espalda. A su lado, entorpeciendo el paso peatonal sobre la vía, yacía el cuerpo de su compañero, Walter Javier López, de 22 años, quien tenía entre cuatro y cinco disparos del mismo calibre es su espalda. Nada se podía hacer por él. El matador, quien está identificado y se mantiene prófugo, siguió su camino conduciendo una moto hacia Ludueña Norte con la tranquilidad del que completó un trámite.
Los motivos de la ejecución estarían relacionados con "viejos rencores" o "conflictos interpersonales", como lo contextualizó ayer una fuente allegada a la pesquisa en manos de la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas.
Los tres protagonistas de esta crónica tienen puntos en común. Entre ellos, prontuarios abiertos y que son habitués de las calles de Ludueña, jurisdicción de la comisaría 12ª.
Persecución. La hipótesis principal sobre la que trabaja la policía rosarina es que el lunes, aproximadamente a las 22, Walter Javier López y Raúl Eduardo G., de 24 años, circulaban en una moto Appia color azul. En inmediaciones de la estación de servicios de Eva Perón y Magallanes se cruzaron con un muchacho de su misma edad que manejaba una moto y que está plenamente identificado, con el que tuvieron un intercambio de palabras.
Ahí comenzó una persecución en la cual el motociclista en solitario corrió a López y Raúl G. hasta que en inmediaciones de Liniers y Urquiza, casi en la subida al terraplén del Nuevo Central Argentino, se acercó lo suficiente para tener a tiro a sus víctimas. Entonces disparó entre cuatro y cinco veces con una pistola calibre 11.25 que sacó de entre sus ropas.
La mayoría de esos plomos dieron en la humanidad de López. Su cuerpo presentaba impactos en el hombro derecho y la espalda, y en la zona izquierda del tronco tras perforar el brazo del mismo lado. Los investigadores estiman que uno de los proyectiles que impactó en López terminó hiriendo en la espalda a Raúl G., quien manejaba la Appia color azul.
El peso muerto del cuerpo de López agonizante hizo que el conductor perdiera el control del rodado y cayera pesadamente sobre las vías. El hombre de los gritos era Raúl, que terminó internado en el hospital Provincial, en condición estable. Por López ya no había nada que hacer.
Distancias cercanas. El cruce de las calles Liniers y Urquiza con las vías del Nuevo Central Argentino es un punto de contrastes en la escenografía del barrio. Desde la cima del terraplén puede verse el coqueto barrio de la Asociación del Personal Legislativo (APL), una modesta placita de barrio ubicada en la zona trasera del complejo Village y hacia el norte, por la vía, se accede al asentamiento precario que acompaña en forma paralela a calle Casilda junro a los rieles.
En ese mismo lugar, más precisamente en la plazoleta detrás del complejo Village, mataron a Rodrigo Jara, un vigilador privado de 22 años al que balearon en la cabeza para robarle una moto el pasado 28 de enero.
Según consignaron fuentes allegadas a la investigación del homicidio de Walter López, Raúl G. y la persona que los baleó no sólo eran conocidos sino que estaban enfrentados. ¿Por qué? Esa es una de las preguntas que restan por contestarse. Una versión que circuló ayer es que previamente al ataque a balazos que terminó con la vida de López, la casa del agresor recibió varios impactos de bala y esto habría motivado que con la pistola 11.25 en sus manos hubiera salido a buscar a los agresores.
Una hora más tarde, el matador se topó con sus víctimas en las inmediaciones de la estación de servicios y se registró la persecución que terminó con el asesinato de López. De la escena del crimen desapareció la moto Appia azul que manejaba Raúl G., aunque esto no provocó que los investigadores desviaran la mirada sobre el crimen por venganza. El hecho quedó, por orden e la jueza de Instrucción Rodenas, en manos de la sección Homicidios de la policía rosarina.
62 homicidios
El homicidio de Walter Javier López fue el número 17 en el mes de abril. Igual número que el mismo mes del año pasado. Hasta el momento se registraron 62 crímenes en lo que va del año en el departamento Rosario, un homicidio menos que en el mismo período de 2011, según estadísticas del Ministerio de Seguridad de la provincia.