El cruce de información extraída de teléfonos celulares de imputados, sospechosos e incluso del entorno de ellos fue la base de la imputación formulada la tarde del jueves contra tres nuevos sospechosos como partícipes primarios del homicidio del ex concejal y pastor evangélico Eduardo Trasante. Para los fiscales Matías Edery y Gastón Avila la evidencia sitúa a Alejo Leiva y Facundo López como parte esencial de un plan criminal orquestado desde la cárcel de Piñero por Julio Rodríguez Granthon, quien está preso allí desde hace un año acusado de comandar una banda narco.
La acusación describió una escena en la cual Rodríguez Granthon gestiona con el ya imputado Brian “Buba” Alvarez la compra del Peugeot 308 que emplearon los homicidas, luego ordena a López que vaya a buscar el vehículo y, una vez cometido el crimen, le vuelve a pedir que lo descarte. Para ello fue a buscar las llaves del auto a la casa de Alejo Leiva, un joven que conoce a la familia de Trasante por ser vecinos en Villa Moreno.
Ademas, en el celular de Leiva se hallaron seis fotos que la noche anterior al crimen envió por whatsapp a una persona aún no identificada. En esa serie había dos fotos de carteles escritos a mano conlas siguientes leyendas: “X (por) violador” y “Nunca mas vas a violar a una mujer”.
La mención de los carteles fue cuestionada duramente por las abogadas querellantes Jesica Pellegrini y Gabriela Durruty por considerar que no hacen más que ensuciar a la víctima mientras no aportan evidencia sobre el móvil del crimen, cuestión liminar que al igual que la identificación de los autores materiales todavía no fue establecida por la investigación. La difusión de esa información cuando no había terminado la audiencia pública originó, al cierre, el enojo de las querellantes que exigieron a los fiscales que aclaren que no está entre las hipótesis una venganza por un hecho de abuso. Finalizada la audiencia, los fiscales explicaron que la exhibición de las fotos tuvo que ver con que es evidencia objetiva que no se puede ocultar.
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Y al ser consultados sobre si a partir de ello se perfila una nueva hipótesis, el fiscal Avila respondió: “Esto abre otra línea de investigación. De lo que no hay evidencia es de que este haya sido un crimen institucional o que tenga que ver con la participación política que supo tener en el pasado el señor Trasante”. En ese marco abrieron otra puerta a dilucidar, teniendo en cuenta testimonios que indican que en Villa Moreno han escuchado a Leiva decir que él había sido uno de los homicidas.
Cruces de datos
Más de tres horas antes del controvertido final que parece alumbrar profundas diferencias entre la querella y los fiscales, Avila y Edery expusieron en una audiencia atravesada por problemas técnicos lo que a su juicio demuestra la participación de los imputados en el plan para matar a Trasante. Expusideron cruces de mensajes entre Buba y el Peruano para acordar la compra del 308. Luego el contacto entre López, que mensajeó a Buba “de parte del extranjero” para acordar que pasaría a buscar “en un taxi” el Peugeot por Rouillón y Garibaldi. Las coordenadas y el GPS del taxi en momentos en los que López iba mensajeando a Buba antes de llegar.
También evidencia acerca de cómo Lopez pasó, luego de cometido el crimen, por la casa de Leiva en Moreno al 3900 a retirar las llaves del Peugeot junto con un hombre al que le pagó 500 pesos para que lo abandonara cerca de su casa.
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Sobre Leiva no sólo refirieron las fotos halladas en su celular, que el joven dijo haber adquirido luego de que ocurriera el asesinato. Más alla de los carteles que no se sabe por qué fueron incluidos en esa serie enviada la noche anterior (una hipótesis era que debían ser colocados en la escena del crimen, donde no fueron hallados) para los fiscales son determinantes las fotos del frente de la casa de Trasante, al menos como parte de la organización del hecho. Especialmente una que tiene pintado sobre la foto un círculo celeste que indica cuál era la puerta que los homicidas debían golpear.
También el hecho de López haya pasado por la casa de Leiva a buscar las llaves del auto antes de descartarlo pone al vecino de villa Moreno en una situación difícil, según la teoría fiscal: ¿qué hacían en su poder las llaves de un auto en el cual horas antes se habían movido los asesinos del pastor? Y más allá de que es razonable que, conociendo a la familia de la víctima, la tarde del crimen ingresara al portal de este diario a leer noticias al respecto, los fiscales agregaron a los indicios el hecho de que al día siguiente decidió teñirse el pelo.
Esos cruces de mensajes entre los presuntos participantes fueron corroborados por otros datos para establecer, por ejemplo, quién estaba detrás de cada línea telefónica y establecer que todos formaron parte de un plan criminal. Por ello los imputaron como partícipes necesarios de homicidio calificado por promesa remuneratoria y la intervención de dos o más personas, delito que según esgrimieron los ponen ante la posibilidad de una pena perpetua en caso de ser hallados culpables.
"No hay pruebas concretas"
A su turno las defensas objetaron la imputación, reclamaron que se profundice la investigación del hecho y se opusieron a los pedidos de prisión preventiva, incluso en los casos del Peruano y López, que están detenidos por otras causas.
María Celia Pasqualis, por Leiva, dijo que “no hay pruebas concretas para involucrarlo” y que no tiene recursos intelectuales ni económicos para participar de la logística de tamaño episodio.
El abogado de López, Fausto Yrure, remarcó que su cliente _preso desde septiembre por otra causa ajena al crimen de Trasante_ ya había admitido en agosto ser quien se encargó de descartar el auto pero eso no alcanzaba para endilgarle una participación necesaria en un crimen del que se ignora el móvil y su autor. “No hay evidencia de conexión de López con los autores. Comprar o vender ese auto no demuestra convergencia objetiva ni subjetiva con el autor de tan lamentable episodio. Y para ser considerado partícipe de un crimen debe tener conocimiento de lo que se está tramando”, argumentó Yrure, para quien la evidencia tampoco sitúa al joven en los roles que marcaron los fiscales.
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El defensor de Rodríguez Granthon, Ezequiel Torres, también alegó falta de elementos contra el Peruano. “En el legajo no hay nada contra él. No conoce a Buba, no está acreditado que Isaías Zenón (un pibe detenido en el mismo pabellón que al parecer participó de la venta del auto, pero no está imputado) le haya vendido el auto a mi cliente”, dijo además de destacar que no hay evidencia sobre la promesa remuneratoria imputada.
Por su parte, ademas de cuestionar la exhibición de las fotos con los carteles que ponen a la víctima en el lugar de un violador, la querella objetó un aspecto técnico de la imputación: en lugar de acusarlos como partícipes pidió que fueran imputados como coautores. Finalmente el juez Hernán Postma admitió la imputación tal como la expusieron los fiscales.
Misterio
Eduardo Trasante fue asesinado la tarde del 14 de julio por dos hombres que llegaron a su casa en un Peugeot 308 blanco robado cuatro días antes y hallado abandonado al día siguiente. Ese hallazgo organizó la investigacion a partir de determinar la cadena desde su robo en una entradera común y su compra gestionada desde Piñero.
En esa cadena hay cinco imputados (en julio fueron acusados Buba Alvarez y Aníbal "Archi" Galván por haber comprado el auto robado), ninguno como autor, aunque uno está sospechado. ¿El móvil? Más allá de los elementos que van surgiendo, de las conjeturas que se tracen y de las miradas acerca de si fue una cuestión política o personal, sigue siendo un misterio.