Tres ataques incendiarios contra casas de la zona norte pusieron el foco en lo que sería, al decir de los vecinos, una interna policial o la acción de los integrantes de una banda de vendedores de drogas instalados en la zona. Las dos versiones se relatan a media voz en cada esquina del lugar. "La policía no hace nada", dicen los vecinos, y refieren que en uno de los zaguanes los incendiarios dejaron una nota en la que incriminan al comisarío de la seccional 10ª con algunos delitos.
La noche del domingo desde un auto habría arrojado bombas Molotov a casas de calle Chiclana al 700, al 800 y al 900. Las tres propiedades tienen puertas y ventanales de madera, lo que hizo que el fuego se propagara rápidamente. "Era de noche y vimos el fuego. Tiraron una botella plástica que quedó chamuscada en el piso", dijo el habitante de la vivienda de Chiclana 840.
En la casa de Chiclana 737, el frente y el portero eléctrico quedaron en ruinosas condiciones. "No queremos hablar", dijeron los ocupantes del lugar, muy preocupados. La misma actitud adoptaron los ocupantes de la casa de Chiclana y Zelaya, donde tiraron combustible por debajo del portón del garaje y luego prendieron fuego. "Podría haber sido una catástrofe. Había una mujer durmiendo y si no se despertaba se moría", dijo un vecino.
Los tres incendios conmocionaron a la barriada durante toda la noche y el lunes a la mañana vecinos de Chiclana al 900 encontraron un sobre color marrón con tres cartas escritas con errores ortográficos que decían exactamente lo mismo: "Iván Cuñé, corructo devolvé lo que te robaste" (sic), en referencia a quien desde hace un mes es jefe de la comisaría 10ª, la del barrio.
Ante esas misivas parece develarse otra trama. En un callejón que está en Chiclana y las vías, al oeste del bulevar Rondeau, funcionó hasta hace poco tiempo un búnker de venta de drogas y según vecinos hay otros lugares similares en el asentamiento que está detrás de la vía y por calles Valentín Gómez y Blas Parera. "Después de las seis de la tarde esto es un infierno, pasan chicos en busca de drogas y muchas veces asaltan a cualquiera", sostuvo un comerciante.
En ese sentido, los vecinos dicen que al cerrarse el búnker de calle Chiclana los narcos habrían optado por atacar las casas para así asutarlos. En tanto, el comisario Cuñé expresó a La Capital que "la cosa es muy sencilla, mientras yo esté acá no va a haber kiosquitos de venta de drogas. Estamos tumbando e investigando los búnker y los narcos trabajan con la sicología, con el miedo. Ponen las cartas para incriminarme. El tema es que estás o no estás con ellos, y yo no estoy".
Lejos de allí. En tanto, muy lejos de la comisaría 10ª, un edificio de Corrientes 2886 también fue atacado con una bomba molotov que arrojaron durante la madrugada contra el frente. El fuego, además de causar daños en la fachada, destruyó el portero eléctrico y eso hizo que entraran en cortocircuito varios cables que dejaron sin energía a todo el inmueble.