Emanuel Dal Mastro tenía 26 años y desde hacía tres que revistaba como agente en
la policía de Rosario. La medianoche del jueves, vestido de civil y franco de servicio, recibió
tres balazos mortales calibre 9 milímetros efectuados desde corta distancia y mientras estaba en el
hall de una casa de citas de Mendoza al 900 en la que realizaba un servicio de custodia. Los dos
homicidas, quienes quedaron registrados en la cinta de video de la cámara de seguridad del
departamento, le robaron su pistola reglamentaria y se llevaron una billetera con 1.200 pesos de
una de las chicas del lugar. Poco después, siete personas fueron demoradas en operativos callejeros
y se les secuestraron tres pistolas 9 milímetros. Sin embargo, ninguna de ellas habría sido parte
del trágico episodio.
Dal Mastro vivía en Roldán, donde hoy será sepultado en el cementerio municipal.
Hace tres meses había sido transferido desde la alcaidía mayor de Jefatura a la comisaría 1ª y
ganaba unos 1.700 pesos por mes con los que mantenía la casa que compartía con su pareja y un hijo
de 4 años.
¿Qué hacía un policía custodiando un puticlub? Esa es una de las preguntas que
más se escucha y, quizás, la más difícil de explicar. Será por eso que oficialmente no hubo
respuestas. En tanto, los vecinos de Mendoza al 900 comentaron ayer que Dal Mastro realizaba un
servicio adicional en negro por el que cobraba unos 100 pesos por noche y esta semana reemplazaba
al agente que lo hacía habitualmente y que está de licencia por paternidad.
"A mí no me pregunten nada porque ahí arriba (por la casa de planta alta de
Mendoza casi Maipú) no funciona ningún geriátrico", se excusó ayer, amigable e irónicamente, una de
las vecinas de la casa de citas.
De trabajo en trabajo.Los últimos registros oficiales de la vida de Dal Mastro
indican que el jueves prestó servicio hasta las 20 en la seccional 1ª, de Juan Manuel de Rosas al
1300. Luego entró franco de servicio y se fue a cumplir tareas en el lugar donde lo encontró la
muerte.
El privado en cuestión está ubicado a cinco cuadras de la comisaría 1ª, en una
planta alta con ventanas a la calle siempre cerradas. Una puerta negra que generalmente está
abierta y una escalera conducen al lugar al que se ingresa tras anunciarse en el portero eléctrico
que precede a una segunda puerta, frente a la cual hay una cámara de seguridad de frente. Arriba,
una sala de estar con una típica mesita ratona llena de revistas porno y más allá las habitaciones,
un living comedor y un baño. Ese es el "Paraíso Real", según el nombre del lugar evocado por un
sitio online.
Falsos clientes.Fuentes de la pesquisa sostuvieron que la del jueves no fue una
buena tarde para las cinco mujeres que trabajan en el lugar. El último cliente se fue a las 18 y no
hubo mayor actividad hasta que a las 23.30 llegaron dos hombres arropados con camperas de jean. Los
recién llegados se pararon delante de la puerta con cámara de seguridad, tocaron el portero y
esperaron que les habilitaran el paso. Todo lo que sucedió después quedó grabado por una cámara
ubicada de frente a la salida, filmación que ya está en manos del juez de Instrucción Luis María
Caterina y que habría permitido identificar al asesino.
El primero de los maleantes que arribó al hall saludó a Dal Mastro y se dirigió
hacia una de las habitaciones. A su cómplice, el policía le ofreció sentarse a la espera de que
alguna chica lo atendiera. Sin embargo, el visitante hizo caso omiso a la invitación y lo baleó sin
mediar palabras.
Las heridas que recibió el oficial hacen inferir que trató de agarrar el arma
para neutralizar al delincuente. Recibió un balazo que le atravesó la mano izquierda y se le alojó
en el hombro del mismo lado. Y después, dos disparos en el pecho, también del lado izquierdo.
"Escuché tres disparos y me metí adentro. En pocos minutos la cuadra se pobló de policías", explicó
una vecina.
Los pesquisas indicaron que en el lugar se produjeron cuatro detonaciones y que
se levantaron cuatro vainas servidas y una ojiva. Con Dal Mastro agonizante, los ladrones robaron
el arma reglamentaria del policía y la billetera con 1.200 pesos de una de las mujeres que trabajan
en el lugar. Entre los llantos y gritos histéricos de las chicas, los maleantes se perdieron de
vista en medio de la noche.
En los momentos posteriores al crimen, y con diferentes descripciones de los
eventuales vehículos en los que los asesinos huyeron, los vigilantes demoraron en distintos
operativos callejeros a siete personas. Y se incautaron tres pistolas 9 milímetros, todas con
numeración limada. Esas armas serán peritadas ya que son del mismo calibre de la que usaron para
matar al policía. "No podemos descartar ninguna hipótesis. Como viene la mano hay que ser cautos",
dijo una fuente.
Para la caja
De acuerdo a datos extraoficiales, una casa de citas como la de Mendoza al 900
tributa unos 2.000 pesos mensuales a la caja negra policial para poder funcionar sin
inconvenientes. Según las fuentes, esa cifra varía de acuerdo a la ubicación del privado y a la
cantidad de mujeres que allí trabajan.