La sorpresiva suspensión de los derechos de exportación inyectó una volatilidad inédita en el mercado agropecuario argentino, generando un "desacople" notable entre los precios locales y los de Chicago. La medida tiene una fecha tope, el 31 de octubre, y un cupo de $ 7.000 millones, que podría agotarse antes del límite por la ola de operaciones que se desató. La avalancha tuvo impacto en el mercado global, al punto que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, puso como primera condición del rescate ofrecido a la Argentina que se ponga un freno a estas “exenciones fiscales” a los productores.
Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, reseñó que el impacto de la reducción a cero de las retenciones es tan significativo que "se lleva puesto cualquier variación que se pueda ver en Chicago". Este efecto es particularmente evidente en la soja, que tenía retenciones por 26,5% para el poroto y el 24,5% para los subproductos. Para el maíz y el trigo, en cambio, el impacto es considerablemente menor, pero aun así un movimiento del 10% en un solo día "es realmente muy raro".
El foco del mercado está puesto en la velocidad con la que se consume la cuota de $ 7.000 millones. La intensidad de la operatoria en los primeros días fue masiva. Se especula que se operaron más de 2 millones de toneladas el lunes y martes y se espera otro tanto para esta jornada. Si esta tendencia se mantiene, “esto se podría terminar incluso antes del 31 de octubre".
La incógnita sobre la velocidad real de las ventas al exterior persiste, ya que la información oficial sufrió demoras en los registros por "algunos temas de sistemas". Sin embargo, los indicios apuntan a volúmenes mayores. Romano señaló un dato crucial: "No es necesario que compres al mismo ritmo del cual vendés, es probable que las ventas sean incluso mayores".
Según una agencia de noticias internacional, Argentina concretó la venta de 20 barcos de soja a China. Equivalen casi a un millón y medio de toneladas de soja. A esto se debe sumar lo adquirido por la molienda local. “Con base en estos volúmenes, en dos, tres semanas se cumpliría el cupo", resaltó Romano.
El factor geopolítico: molestia de EEUU
La suba de precios generada en Argentina no sería del agrado de Washington. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, confirmó en redes sociales que se abrieron las negociaciones con el gobierno argentino para poner a disposición una línea de swap por u$s20 000 millones. Pero en un párrafo de su mensaje advirtió: “Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a la exención fiscal para los productores de materias primas que convierten divisas”.
Romano consideró que el contenido exacto de las negociaciones entre ambos países "es poco claro". Las interpretaciones varían, por un lado podría tratarse de un intento por "marcar la cancha" y evitar que la reducción se extienda más allá del tope de $ 7.000 millones, o incluso que se corte "antes de lo previsto".
El malestar estadounidense se explica por la competencia directa. "Estados Unidos tiene una competencia inesperada del lado de Argentina con soja en este momento". Justo cuando China, que tiene al país del Norte como proveedor habitual, estaba definiendo cómo cubrir sus necesidades de mercadería para los próximos tres meses, Argentina emergió como un fuerte competidor. Con esta compra masiva, el gigante asiático está "cubriendo gran parte de su necesidad con poroto de soja argentino".
Adicionalmente, los productores estadounidenses están lidiando con su propia cosecha y necesitan colocar su soja, pero tienen el mercado chino frenado. Además, Argentina está ofreciendo "más calidad de mercadería".
El analista se mostró crítico sobre la injerencia externa en decisiones fiscales internas. “Decir que no bajen impuestos a la exportación no parece algo sobre lo cual Estados Unidos tenga que tener injerencia", indicó Romano.
El costo fiscal de las retenciones cero
La reducción temporal de los derechos de exportación fue recibida como una gran sorpresa en el sector, ya que nadie tenía en mente ni siquiera una reducción tan rápida como la de julo ni tampoco una eliminación total, aunque sea temporal. Históricamente, el sector agropecuario ha reclamado que las retenciones se eliminen al 100%, no temporariamente, sino en forma definitiva, permanente, por eso Romano advierte que la medida actual sienta un precedente, pero la expectativa de una eliminación total a largo plazo se choca con el costo fiscal, que es “muy grande".
El consultor apuntó que el impacto fiscal de esta medida puntual, circunscrita a los u$ s7.000 millones exportados, se estima entre u$s 1.500 o 1.600 millones, asumiendo que parte de ese monto corresponde a cultivos con menor valor que la soja. “Este es un número finito. No obstante, si la eliminación fuera completa y permanente, la cantidad de recursos que no se recaban va a ser muy grande", precisó.
A contramano de la posición del Secretario de Agricultura de la Nación, Sergio Iareta, que el martes estuvo en Rosario en el Seminario de Acsoja y la teoría de que la pérdida de recaudación por retenciones podría compensarse con el aumento de otros impuestos, como el IVA o Ganancias, generado por el mayor movimiento económico, Romano adviertió que esta relación "no es tan automática".
“Mientras que el número de derecho de exportación que no recaudás es automático, y expectativa de alguna recompensa por el lado de aumento de otros impuestos es una suposición que después hay que ver si se verifica”, consideró.
Una de las grandes preguntas es si este ingreso adicional de liquidez incentivará a los productores a modificar sus esquemas de siembra para la campaña gruesa, que ya está en marcha. Romano tuvo una repuesta tajante: no. Explicó que la medida se planteó como "una decisión puntual, como una excepción por un momento de crisis". Es que el gobierno no ha emitido una promesa de reducciones adicionales para el futuro. De hecho, si se buscara incentivar la siembra de la nueva campaña, el gobierno "debería salir a decir qué tipo de reducciones están planteando ahora".
Lo más probable, según Romano, es que se repita un esquema similar al del año pasado, cuando la atención se centró en la liquidación de la mercadería ya cosechada. Se espera "ver algo más o menos para esas fechas, fin de año, principio del año que viene, y una reducción parcial que incentive la liquidación", explicó.
Esto plantea un riesgo para la estabilidad del ciclo comercial. La "pregunta del millón acá es qué van a hacer los productores", pues la eliminación de retenciones podría distorsionar el ciclo habitual si el sector decide retener la mercadería. Romano lo explica: "Sería un problema si el sector se queda con los granos en la mano a la espera de que en algún momento salga algún régimen como estos”. Es lo que pasó, recordó, en ocasiones anteriores.