La coyuntura para la infraestructura portuaria en América Latina es complicada, hay que tomar decisiones y ser valientes para no perder el tren del desarrollo porque los desafíos hoy son múltiples”.
La coyuntura para la infraestructura portuaria en América Latina es complicada, hay que tomar decisiones y ser valientes para no perder el tren del desarrollo porque los desafíos hoy son múltiples”.
Sin vueltas, el experto de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) Ricardo Sánchez trazó un escenario de grises para los puertos de la región en general y de Argentina en particular, donde —según consideró— la modernización puesta en marcha hace más de 20 años quedó obsoleta y es preciso implementar “una nueva forma de gobernanza”.
Sánchez, quien participó del panel inaugural del IX Encuentro Argentino de Transporte Fluvial organizado por el Instituto de Desarrollo Regional Rosario la semana pasada, enumeró los problemas que plantea para los puertos la fuertísima concentración del transporte marítimo, así como la insuficiente inversión en infraestructura que realizan los países de la región y una visión “antigua” del sector.
“Tenemos todo, pero precisamos cambiar la inteligencia”, dijo el especialista.
Contexto. Todavía persiste una buena dosis de incertidumbre respecto a la economía global, que muestra señales dispares ya que mientras Estados Unidos crece, a Europa todavía le cuesta salir de la recesión y los problemas de empleo. La crisis de los países centrales está siendo acompañada por un proceso de lenta declinación del comercio mundial que afecta la actividad de los puertos.
Según señaló el jefe de la Unidad de Servicios de Infraestructura del organismo regional de Naciones Unidas, el sector conoció un gran crecimiento hasta 2008, ya que hasta esa fecha por cada punto de crecimiento de PBI los puertos multiplicaban su actividad por tres.
En 2007, por ejemplo, el comercio de contenedores creció hasta un 15%, contra un 3% el año pasado. “Ahora se juntan dos elementos negativos: por un lado bajó la actividad del comercio internacional, pero además ya se completó el cambio tecnológico que vimos en las últimas décadas y que llevó a la conteinerización de las cargas”, subrayó.
Esto repercutió sobre el dinamismo de los puertos de la región, que a pesar de estar creciendo mucho menos que hace algunos años atrás, siguen sometidos al mismo nivel de exigencia y competitividad que impone la dinámica de la economía actual.
“A los puertos se les pide más eficiencia, o sea mayores inversiones, por eso en esta situación hay que ser capaces de tomar decisiones de inversión en infraestructura no procíclicas”, estimó el especialista, quien agregó que el escenario es duro ya que existe una mayor competencia, con clientes (el transporte marítimo) cada vez más concentrado en pocas manos.
“En la práctica existen cuatro grandes actores, contra 200 firmas que aparecen en los papeles. Este sector hiperconcentrado presiona cada vez más fuerte a los puertos a la hora de negociar precios”, dijo.
A ese panorama desfavorable para los puertos hay que sumarle que las condiciones estructurales en América Latina no son las óptimas, ya que se avanza muy lento en mejorar las profundidades para buques que son cada vez más grandes, lo que significa una pérdida de posicionamiento en los recorridos mundiales de las grandes navieras.
A pesar de todo esto, el economista consideró que también hay buenas perspectivas para el futuro, atadas sobre todo al proceso de desarrollo de las nuevas clases medias en el mundo y su cambio de régimen alimentario.
Una nueva gobernanza. Estos datos a futuro exigen entonces que la región revise el esquema de gobernanza portuaria vigente, si bien con matices, en todos los países latinoamericanos. Para el experto de la Cepal se trata de “un esquema a revisar pero esta vez teniendo en cuenta todo el sistema logístico, no sólo los puertos, debe tenerse en cuenta todos los servicios de infraestructura de la región”.
Uno de los mayores problemas es que América Latina invierte menos de la mitad de lo necesario en desarrollo de infraestructura, una materia en la cual se empeoró en términos históricos: mientras que en los años 80 se invertía en infraestructura en promedio el 4% del Producto, en los 90 eso bajó hasta casi el 2%, aunque en la última década hubo una recuperación y se llegó al 2,7%.
De todas maneras, ese porcentaje sigue muy lejos del 6% que consideran necesario los organismos internacionales que estudian los problemas del desarrollo. “Existe en la región una gran brecha en infraestructura del transporte, y eso se traduce en congestión, ineficiencia, caída de la productividad y por lo tanto pérdida de la competitividad”, sintetizó Sánchez. A eso se agrega que todavía predomina una visión modal del sistema, en una época durante la cual “no se puede discutir sobre puertos sin tener en cuenta el resto”.