En Rosario desde 1890 hasta la actualidad nunca se dejo de conmemorar el 1º de mayo. Durante muchos años las demandas se reiteraron pero también se fueron sumando otras.
En Rosario desde 1890 hasta la actualidad nunca se dejo de conmemorar el 1º de mayo. Durante muchos años las demandas se reiteraron pero también se fueron sumando otras.
El Manifiesto de 1890, que fue el primer pliego de reclamo presentado a las autoridades políticas. Proclamó de absoluta necesidad, crear leyes protectoras y efectivas sobre el trabajo como: limitación de la jornada de trabajo a un máximo de ocho horas para los adultos; prohibición del trabajo de los niños menores de catorce años; supresión del trabajo a destajo y por subasta, y la obligación de todos los trabajadores de declarar y admitir a las obreras como a compañeras, con los mismos derechos .
En 1932, la Asociación Anarquista, que adhirió a la manifestación pública, abogaba por la supresión del presidio de Ushuaia, por la jornada de seis horas y libertad de prensa social. Varios gremios reclamaron con este comunicado “ocho horas de trabajo para adultos en trabajo diurno y seis en trabajo nocturno y en las industrias insalubres, un ciclo semanal de cinco días como máximo y vacaciones anuales con goce de sueldos”.
Las reivindicaciones económicas estuvieron en todas las tribunas en 1935 ya que varios sindicatos elaboraron un petitorio que incluía jornada máxima semanal de cuarenta horas y vacaciones anuales pagas, establecimiento de comisiones mixtas en cada industria para fijar periódicamente el salario mínimo de los trabajadores y la rotación en el trabajo; salario mínimo y escalafón de los trabajadores del Estado y entidades de carácter público; cumplimiento de la legislación social; seguro nacional a la desocupación, a la invalidez y a la ancianidad y mantenimiento de las reformas del Código de Comercio sancionadas por el Parlamento”.
Fue en 1936 cuando se produjo el acuerdo de varias fuerzas gremiales y políticas para realizar conjuntamente la conmemoración. Por una parte, el alza de las luchas de la clase obrera y el despertar de las actividades políticas por las libertades democráticas, contra el fraude, el repudio a la dictadura, sumado a las posturas antifascistas, forjaron el entendimiento. El acto fue organizado por el “Comité Sindical Pro 1º de Mayo” y adhirieron numerosos sindicatos y los partidos Socialista, Comunista, Demócrata Progresista, UCR, distintas instituciones. Se plegó por primera vez la Federación Universitaria del Litoral y alcanzó el mayor éxito del período.
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Las peticiones económicas y políticas fueron presentadas conjuntamente cuando los organizadores leyeron el orden del día que incluía el “programa inmediato aprobado por serios e importantes sindicatos de la localidad y los partidos” y que constaba de reivindicaciones políticas como la afirmación de las libertades democráticas, la defensa de la ley Sáenz Peña y la condena del fraude y la violencia, así como el repudio de las dictaduras, de las oligarquías y fascismo. También la derogación de la ley de residencia.
Cuando Europa era invadida por las tropas hitlerianas, los sindicatos en 1940 dieron a conocer este pronunciamiento: “Los ideales pacifistas, sentidos profundamente y confesados decididamente por la clase laboriosa del mundo, son nuevamente mancillados por las clases dominantes que, en desmedido afán de predominio y explotación del hombre por el hombre, llevan a cabo una terrible e incontrolada acción destructiva”.
Los actos de la CGT se realizaron en los primeros años frente al local de la Secretaria de Trabajo y Previsión y posteriormente en el Parque Independencia en la intersección de Cochabamba y Oroño, lugar que se transformaría en histórico para el peronismo. En otras ocasiones se lo hizo en la Plaza San Martín o en la cortada Sargento Cabral y Urquiza. Por su parte los anarquistas y comunistas realizaban actos en Plaza Pringles, los socialistas, en Plaza San Martín.
Las concentraciones sindicales contaban con la presencia de las delegaciones gremiales, se sumaban escolares con sus abanderados acompañados de sus maestros y profesores y no faltaban el jefe de Policía, legisladores provinciales y nacionales, el secretario de gobierno de la municipalidad y en varias ocasiones el gobernador de la provincia, quien dirigía la palabra al final de la celebración. El escenario siempre fue adornado con banderas argentinas y cuadros de Perón y Evita. Todo finalizaba con los números artísticos.
En 1953, el peronismo centró el acto en dar a conocer el Plan Quinquenal en la Unión Ferroviaria, y en 1952 cuando se dejó inaugurada una biblioteca en el local de la CGT, donada por Bienestar Social de la provincia.
Los actos y reclamos de 1955 fueron especiales por el clima político, económico y social que vivía el país. Los discursos de los dirigentes gremiales rosarinos adquirieron una virulencia especial por el clima de los enfrentamientos entre antiperonistas y peronistas. El secretario de la CGT nacional, Vuletich en un discurso durísimo descalificó a la cúpula de la Iglesia católica y a la oligarquía con estos términos: “El clero predica la resignación de rodillas, nosotros preferimos con usted general que preconiza la dignidad erguida de cara al sol y nos enseñó a pelear por las conquistas de nuestros derechos. La historia se repite, los curas siguen protegiendo a los mercaderes ricos, en lugar de cuidar los intereses de los humildes, tal como lo había prescripto el Nazareno, tal como lo hacía Eva Perón”, dijo.
A su turno Perón, luego de agradecer la presencia y de remarcar que era un día peronista, expreso “Festejamos este 1º de mayo frente a la lucha de los últimos baluartes de la oligarquía, que van cayendo sucesivamente, por eso en este día de los trabajadores...yo me inclino reverente frente a ellos”. A los meses, volverían los golpes de Estado, y el del 55, con su secuela de fusilados, presos, ataques a la clase obrera y al partido peronista, que cambiaría el rumbo del país, y la lucha de clase contra clase iría creciendo.
(*) Estas líneas pertenecen al libro “Historia del 1° de Mayo en Rosario: 1890-2000”, de Leónidas Ceruti, primera edición “La Comuna” (2002), segunda edición Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (2021).