Entre los años 2017 y 2022 el gasto en jubilaciones y pensiones fue el que sufrió el mayor peso del ajuste y en seis años la reducción de los fondos equivale a 114 millones de jubilaciones mínimas.
Por Facundo Budassi
Un DNU firmado en febrero de este año puso un tope al aumento de prepagas para jubilados.
Entre los años 2017 y 2022 el gasto en jubilaciones y pensiones fue el que sufrió el mayor peso del ajuste y en seis años la reducción de los fondos equivale a 114 millones de jubilaciones mínimas.
Los datos se desprenden de un informe sobre la evolución del gasto público nacional primario, es decir sin contemplar los intereses de la deuda, elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
El relevamiento indica que el año 2017, que estuvo atravesado por elecciones intermedias, presentó el mayor volumen de gastos de los últimos seis años y partir de allí _y con el desembarco del Fondo Monetario Internacional (FMI) en septiembre de 2018_ los gastos nacionales comienzan a sentir el apretón fiscal.
Según Iaraf el rubro prestaciones sociales es el de mayor peso en el gasto primario argentino. En 2017 esa partida ocupaba el 54% del total de las erogaciones nacionales. Dentro del mismo, jubilaciones y pensiones ocupó el 38% del gasto. En 2022, las prestaciones sociales siguieron en el podio de las erogaciones del Estado argentino, pero lo destinado a jubilaciones y pensiones bajó al 34%.
A la hora de medirlo, este ajuste representa el equivalente a 114 millones de jubilaciones mínimas tomadas al valor de diciembre de 2022, es decir $50.125.
El gobierno de Cambiemos comenzó una reducción de 9,2 millones de jubilaciones en 2018 respecto al año previo y entregó al Frente de Todos un ajuste en ese rubro de 21 millones de jubilaciones mínimas. En 2022 ese “ahorro” abarca 114 millones de haberes mínimos.
Con techo en 2017, el gasto comienza una caída constante de 18,7 puntos hasta el año 2019. El cambio de gobierno y el inicio de la pandemia reactivaron las erogaciones del Estado, que crecieron un 15%. De esta forma, con suaves altibajos el gasto primario total terminó el 2022 un 6,5% por debajo de los niveles de 2017.
Sin embargo, no todas las erogaciones del Estado se movieron en igual sentido. De los 15 gastos identificados por Iaraf, 12 se redujeron entre 2017 y 2022. En términos absolutos, las jubilaciones y pensiones contributivas fue el que más disminuyó (-$1.609.000 millones), seguido por los salarios (-$702.000 millones) y las transferencias totales a provincias (-$554.000 millones).
Por otra parte, aquellos gastos que más aumentaron fueron: programas sociales ($1.555.000 millones), subsidios a la energía ($1.033.000 millones) e inversión real directa ($113.500 millones).
Sin embargo, “las variaciones esconden diferencias importantes entre las trayectorias de los distintos tipos de gastos”, indicó Iaraf y por eso dividió el lapso en dos subperíodos: 2017–2019 y 2019-2022.
En el final del ciclo Cambiemos _2017-2019_ todas las partidas del gasto entran en una trayectoria descendente, excepto los programas sociales. Las que mayores recortes sufrieron son: otros subsidios económicos (-80,8%) y transferencias de capital a provincias (-71,2%), mientras que la que menos cayó fue asignaciones familiares y universales (-8,9%).
En tanto, el rubro programas sociales creció en 62,5 puntos.
Por su parte, entre el 2019 y el 2022 fueron varios los rubros que exhibieron tasas positivas, acompañando el aumento del gasto primario del 15%. Además de los montos destinados a programas sociales que crecieron en 208%, se encuentran los subsidios a la energía (119%); otros gastos corrientes (109%); transferencias corrientes y de capital a provincias (20%) y 56,9%, respectivamente.
Aún así, ambos trienios ajustaron partidas en común. Las víctimas de la contracción fiscal en estos años fueron aquellas destinadas a bienes y servicios, pensiones no contributivas, prestaciones del INSSJP (Pami), jubilaciones y las transferencias a universidades.
En esta línea, jubilaciones y pensiones contributivas fueron el segmento que más recortes experimentó en ambos períodos.
De acuerdo a Iaraf, “en los últimos seis años hubo una redistribución de recursos entre distintos sectores sociales”. Por ejemplo, el sector integrado por jubilados y pensionados tuvo una reasignación de recursos de $1.608.000 millones de pesos entre el 2017 y el 2022, explicada básicamente por una pérdida del poder adquisitivo de los haberes.
Los asalariados públicos y las universidades nacionales resignaron gasto por $870.000 millones de pesos, también explicado por la pérdida de poder adquisitivo del salario.
El FMI espera que el gobierno ajuste su déficit fiscal en torno al 1,9%, un 0,6% por debajo de lo que recortó en 2022. De modo que el desafío socioeconómico que enfrenta Argentina en este año electoral es enorme y es vital generar espacios de consenso para transitar caminos viables, que permitan llegar a buenos niveles de crecimiento, pero con la garantía de una distribución equitativa de ingresos.