Daniel Yofra fue reelecto hace pocas semanas por tercera vez consecutiva como secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Oleaginoso y Desmotadores de Algodón de la Argentina y, aunque valoró el resultado de estas elecciones como el triunfo de la “democracia sindical” consolidada con la reformulación del estatuto en 2017, también dijo que trabaja para afianzar “una renovación” dentro del gremio de los aceiteros, que promueva a nuevas generaciones en la conducción sindical. “Hay muchos dirigentes que están en condiciones de ser secretario general de la Federación y es uno de los objetivos que tengo de aquí a cuatro años”, aseguró Yofra. “Sería una decepción que eso no ocurriera”, agregó.
Pero para eso, el dirigente que comenzó su militancia sindical como delegado de la planta agroexportadora Dreyfus en los años 90, aseguró que es clave la doble experiencia, como “dirigentes y trabajadores”, que tienen las nuevas generaciones como la que hoy conduce el Sindicato de Aceiteros de Rosario.
Este presente y el futuro que proyecta es también el resultado de una transformación que viene gestándose en el sindicato desde hace años y que marcan la agenda en el corto y mediano plazo. “A nosotros se nos conoce por la pelea por el Salario Mínimo Vital y Móvil real que venimos discutiendo hace mucho tiempo, pero también logramos reformar el estatuto para darle más democracia a nuestros trabajadores”, recordó.
Este programa se refuerza en los plenarios de delegados, que ofician como espacios de deliberación y también de formación de política sindical. De hecho, en la última semana realizaron uno en la ciudad de San Lorenzo. En esa experiencia se plasmaron conquistas históricas para el sector, como el combate al sistema de contratistas y la instrumentación de los comités mixtos de higiene y seguridad laboral en las plantas industriales desde 2016.
“Lo más importante en toda organización es la conciencia de clase que puedan tener nuestros trabajadores”, dijo. Por eso insistió en la lucha como la herramienta de transformación para lograr una vida digna. “Los trabajadores tienen que saber que para que se les sigan respetando sus derechos deben luchar”, dijo y señaló que hoy “hay casi un 50% de trabajadores que son pobres porque ningún dirigente quiere luchar por un salario que cubra las necesidades que establece la ley de contrato de trabajo y el articulo 14 bis de la Constitución”.
-¿Cuál es la lucha que se les viene a los aceiteros en lo inmediato y en el largo plazo?
-En primer lugar dar una batalla cultural que nos vienen ganando desde hace mucho tiempo algunos sectores políticos y los medios. El capitalismo en su momento gobernó a través de la fuerza, con los militares, y hoy no lo necesita porque nos ganan las elecciones, como pasó en 2015. Los trabajadores votan a un sector que los desprecia abiertamente. Hace casi 40 años que estamos en democracia y no hemos podido recuperar los derechos que nos arrebataron los militares. La única opción que nos queda a los dirigentes sindicales es empoderar al movimiento obrero, haciéndolo desde los lugares de trabajo, organizándonos, con democracia sindical.
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-¿Hay autocrítica de la dirigencia sindical sobre esas cuestiones?
-Nosotros como dirigentes sindicales tenemos la responsabilidad de desandar el camino de por qué tenemos un 50% de trabajadores pobres. La sociedad tiene que comprender que los militares nos hicieron mucho más daño. El 62% de los desaparecidos fueron de la clase trabajadora. Y hoy si Vicentin, que estafó al Estado y la sociedad, organiza una marcha y la acompañan los trabajadores, es porque nosotros estamos haciendo las cosas mal. No tenemos que subestimar la batalla cultural.
_En medio de una escalada inflacionaria se están discutiendo paritarias ¿Cómo ve la puja entre capital y trabajo? ¿Será otro año de pérdida para la clase obrera?
_Los trabajadores venimos perdiendo desde hace mucho tiempo. Cualquier vaivén es un ajuste para nosotros. El arreglo con el FMI es un claro ejemplo de eso. La población no resiste más y está cansada de tanto ajuste. Iban a investigar la deuda por ilegal y no sólo que no lo hicieron sino que arrancaron la negociación con el FMI cuando estaba casi terminada la pandemia. No soy economista, pero sí un negociador, y sé como se negocia y cuándo el que me quiere cobrar está débil como yo. No era lo mismo negociar cuando arrancó la pandemia y el Fondo no podía cobrarle un peso a nadie porque el mundo estaba devastado económicamente que hacerlo ahora cuando todo se está reacomodando. No se entiende. Hay una lógica de negociación que no comprendo. O el gobierno es inoperante o hay algo que la sociedad desconoce. Es una clara estafa hacia el pueblo argentino que no se haya investigando la deuda. Ahora espero que no quieran venir con más restricciones con los trabajadores, sacarle derechos o imponer un techo salarial. Me parece que sería un suicidio político.
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-¿Cómo viene el escenario de las paritarias este año?
- Un claro ejemplo de lo que es el futuro de las paritarias es la UOM nacional, donde lo sacaron a (Antonio) Caló, después de tantos años de cerrar un magro salario. Hasta los años 80 ese fue un gremio que era faro a la hora de discutir no solo salario sino derechos. Si los dirigentes sindicales que tienen a su cargo la negociación no entienden que los trabajadores tienen necesidades insatisfechas, va a haber una presión muy grande que no la van a poder soportar y van a tener que reabrir permanentemente las paritarias, no por el aumento de la inflación sino porque cierran un magro salario. Ojalá haya un cambio de mentalidad en la dirigencia. Me parece que conseguir una vida digna para los trabajadores es mucho más fácil de lo que muchos piensan, sólo hay que luchar y utilizar la herramienta que nos da la Constitución que es la huelga.
- ¿Cómo ven la medida del gobierno de aumentar las retenciones a los subproductos de soja como harinas y aceite?
-Todas las medidas que sean para no industrializar las materias primas de nuestro país son malas. Porque afectan la producción. Me parece que es un error, producto de que no saben o no consultan con los trabajadores. Eso va a traer consecuencias malas para los trabajadores en nuestro sector. Todo impuesto que se suba a los subproductos va a significar menos trabajo.