Las acciones del sector bancario se desplomaron ayer en la mayoría de los mercados del mundo por el miedo al efecto expansivo de la quiebra de los bancos Silicom Valley Bank (SVB) y Signature Bank. No obstante, el plan de rescate a los ahorristas anunciado por el gobierno de Estados Unidos y la Reserva Federal (FED), sumado a la percepción de que la crisis pondrá freno a las bruscas subas de tasas de interés, contribuyeron a que Wall Street cerrara un día negro con indicadores neutros. El Dow Jones bajó 0,3% y el S&P 0,2%, mientras que el tecnológico Nasdaq subió 0,5%. En Argentina, la Bolsa bajó casi 5%, el riesgo país subió más de 10% y el Banco Central registró su mayor venta de dólares del mes.
La crisis del SVB, el 16º banco de Estados Unidos, conocido por ser el prestamista de las start up tecnológicas, se precipitó el viernes pasado y movilizó al gobierno y las autoridades regulatorias de ese país a adoptar medidas durante el fin de semana. Primero intervinieron el banco y prometieron responder ante los ahorristas por el monto que cubre el seguro de depósito. Pero la caída de Signature Bank, otro banco de menor envergardura, atizó el temor a un efecto contagio. Al fin y al cabo, se trata del mayor estrés bancario desde la caída de Lehman Brothers en 2008. Por eso, finalmente, el Departamento del Tesoro, la FED y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos anunciaron un plan para cubrir totalmente a los depositantes.
El presidente Joe Biden aseguró que “gracias a la acción” de su administración, los ahorrista “pueden confiar en que el sistema bancario es seguro” y “respirar tranquilos”. Dijo que “todos los depositantes serán resarcidos” pero advirtió que no pasará los mismo que los accionistas e inversores. En ese caso, dijo, “asumieron un riesgo y cuando el riesgo no rinde, los inversionistas pierden su dinero. Así funciona el capitalismo”.
La crisis devolvió al presente la polémica por los grandes rescates del cracs de 2008, bajo el argumento de que las entidades en peligro eran “demasiado grandes para caer”. Luego de aquel terremoto, el Congreso estadounidense avanzó en una nueva normativa regulatoria, que fue parcialmente flexibilizada durante el gobierno de Donald Trump.
Ayer, el presidente de la FED, Jerome Powell, afirmó que “los acontecimientos exigen una revisión exhaustiva, transparente y rápida por parte de la Reserva Federal”. El vicepresidente de Supervisión del banco central estadounidense, Michael Barr, tendrá a su cargo la revisión del caso del SVB, cuyos resultados se publicarán el 1º de mayo.
Las críticas sobre los canales de supervisión también sobre los auditores externos del SVB y otras entidades en problemas, poniendo en juego otra vez el prestigio de las denominadas “Big Four”, las cuatro grandes firmas de auditoría contable que dan el visto bueno a los balances de las entidades financieras.
El gobierno de EEUU anunció el domingo unp plan para reforzar la confianza en la industria bancaria. Pero ahora los bancos regionales están en el ojo del huracán y durante la jornada de ayer las pérdidas se acumularon a un ritmo frenético. First Republic se hundió 62%; West Alliance Bancorp bajó 47% y PacWest Bancorp, 21%.
Los inversores temen que el aumento fuerte de las tasas de interés para controlar la inflación termine por esquebrajar el sistema bancario. De hecho, parte de la explicación de la caída del SVP tiene que ver, además de la exposición a las tecnológicas cuyas acciones venían bajando, con la inversión en bonos del Tesoro. Los titulos bajan su precio en sentido inverso a la suba de tasas dispuesta por la Reserva Federal.
El banco de inversión Goldman Sachs publicó ayer en una nota que la FED podría evitar ajustar la tasa en su próxima reunión del miércoles 22 de marzo, para evitar nuevos problemas. La versión llevó cierto alivio a Wall Street. Incluso el panel tecnológico cerró con una leve suba También hubo una frenética demanda de Bonos del Tesoro, que provocó que los rendimientos de algunas notas cayeran más de medio punto porcentual.
Del otro lado del Atlántico, el HSBC compró la filial británica de Silicon Valley Bank, como parte de un acuerdo con el Banco de Inglaterra. La entidad oficial garantizó que el acuerdo respaldará la confianza en el sistema financiero. El acuerdo también significa que los fondos de los clientes estarán protegidos por el mismo nivel de seguridad que ofrece el Fondo de Garantía de Depósitos del Reino Unido, que asegura hasta 85.000 libras esterlinas por titular.
En Argentina, la crisis financiera desatada por la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) impactó en la Bolsa porteña, que bajó 4,73% y golpeó las acciones de firmas argentinas en Wall Street, que cayeron hasta 7%. El riesgo país subió 5,3% hasta 2.323 puntos.
En el segmento de renta fija, los bonos en dólares llegaron a bajar u$s 1,5 aunque en el tramo final lograron “suavizar” la caída hasta sólo 30 centavos. Por su parte, los títulos en pesos con ajuste por CER cerraron con altibajos.
El dólar blue subió cuatro pesos, a $377 por unidad en la city porteña, mientras que el contado con liquidación (CCL) avanzó 0,5%, a $ 395,57, y el MEP cayó 0,3%, a $ 379,51. El Banco Central finalizó la jornada con un saldo negativo de u$s 87 millones, tras protagonizar la mayor venta diaria de marzo. De esta manera, acumula u$s 404 millones en el mes de marzo.
Fernando Staropoli, ejecutivo de cuentas de Rava Bursátil, dijo que la de ayer fue “una rueda para el olvido en el mercado doméstico”.
“A la falta de dólares en el Banco Central, la sequía y el año electoral se sumó el descontento de los mercados globales que miran con preocupación la caída de algunos bancos en EEUU”, dijo.
El futuro del crédito a las start up
La caída de valor de las acciones tecnológicas fue una de las razones que impactó en la salud del SVP. El banco de Silicon Valley era financista de ese sector, entre ellas muchas start up. Hasta hace unos años, la financiación para start up parecía inagotables. Pero, en la economía pos Covid, esa liquidez comenzó a ceder. En América latina, por ejemplo, captaron en 2022 un 47% menos de capital de riesgo en relación a 2021. En Argentina, el desembolso de fondos cayó un 22,3% el año pasado.