El aire del circo le sopló la cara a Tomás Quintín Palma. Para este rosarino, que hoy es un suceso en Instagram, cuando le dicen “qué hacés, payaso”, sonríe y agradece el piropo.
Por Pedro Squillaci
Remera con jopo. El humor de Tomás Quintín Palma en “La Usina TV”.
El aire del circo le sopló la cara a Tomás Quintín Palma. Para este rosarino, que hoy es un suceso en Instagram, cuando le dicen “qué hacés, payaso”, sonríe y agradece el piropo.
Hijo de Marcelo Palma, de la Escuela de Artes Urbanas y mentor del encuentro “Payasadas” pero más conocido como el payaso Pipistrilo, Tomás lleva la impronta circense en su modo de expresarse.
“Siento que estoy en un estado lúdico constante”, dijo Quintín Palma, quien dialogó con Escenario para hablar de “La Usina TV”, el nuevo envío que se emite cada viernes a las 23 por Somos Rosario y el canal 520 de Flow, en el que entrevista a figuras públicas tan disímiles como atractivas, desde el filósofo Darío Sztajnszrajber y el escritor Hernán Casciari hasta el conductor Migue Granados y la cantante Soledad Pastorutti.
Todo presente tiene un pasado. Y esta historia empezó con “La previa”, un ciclo organizado por La Usina Social en Instagram Live por el cual pasaron periodistas locales como Mauricio Maronna y Juan Junco, y también Claudio Villarruel, Sebastián Wainraich, Soy Rada y Andrea Rincón. Un “circo de la realidad” como cantaba Pedro Guerra, pero aquí mutó en un ciclo de entrevistas descontracturadas, por momentos con testimonios insólitos y, eso sí, muy divertidas.
Se trata de una selección de los mejores momentos de esas charlas, que respetan el formato vertical del Instagram Live, pero en modo “La Usina TV” se agrega a ambos costados de la imagen segmentos con fotos, videos e información adicional que suma y potencia las entrevistas. De pronto la pantalla del televisor estará dividida en tres partes o seis según los casos, lo que logra una ágil dinámica y un aprovechamiento de los recursos tecnológicos que le da ritmo al formato.
“Es un compacto de lo que yo hago en Instagram y se adaptó a un formato televisivo, serán doce episodios en los que hay un guiño a la estética «gamer», con muchos dispositivos a la vez. Es algo «multitasking» y tiene bastante que ver con esta época en la que vemos el celular mientras miramos tele, escuchamos música de fondo y miramos un whatsapp al tiempo que abrimos Spotify”, destacó Quintín Palma, quien, además, trabaja en la radio online porteña Futurock, en el programa “Segurola y Habana”, conducido por Julia Mengolini.
“El origen de esto es el vivo de Instagram, que te permite entrar en la casa de la otra persona con su celular, y que después de estar más de 100 días en su casa, esa persona te confiesa cosas que quizá en otro contexto no lo haría. Como el Puma Goity, que empezó a decir «odio la cuarentena, no la aguanto más, ya me leí todos los libros». Claro, es un viernes a las 11 de la noche y el tipo pierde esta conciencia de estar en un estudio con todas las cámaras como si fuera en un programa de televisión. Entonces se exponen ciertas vulnerabilidades y también ciertas fragilidades que, con todo el aparato analógico, tienden a deshumanizarte un poco”, dijo con un inocultable entusiasmo.
Quintín Palma está viviendo por estos días en la casa de su padre y aprovecha la puesta en escena que tiene a su alrededor para sumar algo de sana locura a las entrevistas: “Mirá, yo cuando le hablo al celular (N de la R: se refiere al momento de presentación del programa) alrededor mío hay títeres y pelucas, elementos de payaso, porque estoy acá en la casa de mi viejo en Rosario que tiene de todo porque está en el grupo de teatro Chemiguitos. Por eso a veces me pongo la nariz de payaso y hago cosas así”.
Las charlas son ciertamente distendidas, pero de tan relajadas, a veces Tomás hace algunas preguntas insólitas que incomodan más de lo esperado. “Siento que estoy en un estado lúdico constante, por ahí pregunto cosas que no preguntan los periodistas, a veces algún periodista amigo me dice «cómo vas a preguntar eso», porque yo no conozco el tema, entonces me trabo para hablar, hago de payaso y me sale algo original. No digo que yo sea original, toda voz propia tiene su originalidad, digo que simplemente soy una persona que no conozco tanto ciertas convenciones sociales, y a veces pregunto algo que descoloca. Eso sí, cuando hablo con artistas, que es gente que labura con la creatividad y la sensibilidad y por lo tanto están acostumbrados a ese diálogo lúdico, salen charlas copadas”, apuntó.
“Desde que tengo 16 años que arranqué en Rock & Pop con Coki Debernardi y Fede Fritschi yo siempre lo que hago es expresarme en distintos soportes, capaz que ahora tengo más visibilidad con Instagram, pero siempre voy a expresarme. Mirá, por lo que hago en Instagram los jueves en @tomasquintinpalma pegamos onda con Claudio Villarruel y ya me dijo que voy a trabajar en su programa de radio cuando pase la pandemia”, contó a Escenario.
¿Cuando pase el temblor de la pandemia, se apagará el “boom” de Instagram? “Mirá, yo antes de la pandemia estaba haciendo un show en Microteatro que se llamaba «La violencia de la ternura», que jugaba con destruir simbólicamente mi familia de payasos (risas), así que cuando termine la pandemia quiero volver con ese proyecto, aunque por ahora creo que hay que tratar de surfear la ola y jugar en esta. Lo que me importa a mí -concluyó- es que se sostenga el deseo, más allá de las aplicaciones y los soportes, el Instagram, la radio o la tele, si yo tengo el deseo vivo voy a estar expresando algo”. El aire del circo le sopló la cara a Tomás Quintín Palma. Y el deseo le puso una nariz colorada para que siga jugando.