“Si no hay renovación no hay continuidad, y eso es lo que hizo Astor”, dijo Raúl Lavié, quien llega hoy, a las 21, al teatro Broadway, para volver a presentar “Piazzolla inmortal”, espectáculo que protagoniza y dirige, donde propone un recorrido por la obra del genial músico argentino. En el show de este sábado, Lavié estará acompañado por jóvenes músicos, una pareja de danza y se sumará Ce Suárez Paz, cantante e hija de Fernando Suárez Paz, el recordado violinista que estuvo con Piazzolla durante una década. En diálogo con Escenario, el cantante y actor argentino reflexiona acerca de la figura de Piazzolla y fundamenta la importancia de su aporte creativo. También comparte anécdotas que explican su compromiso con el repertorio del compositor marplatense.
_¿En la amplitud que ofrece el tango, por qué pensás que los intérpretes siguen valorando y eligiendo la obra de Astor?
_Porque es la música que representa lo contemporáneo, la que él renovó en su momento, la que propuso un cambio necesario para que el tango siga existiendo. Si no hay renovación no hay continuidad, y eso es lo que hizo Astor en los 50/60, una época en la que el tango ya tenía una rica historia. Después de la década del 40, la de oro, empezó una decadencia que se iba agudizando y por suerte apareció Astor. En los 60, Los Beatles, Elvis , Paul Anka y otros estaban produciendo una revolución musical, eran los que movilizaban la industria del disco. Los jóvenes necesitaban identificarse con una música más actual y para la juventud argentina el tango ya era caduco. La aparición de Astor hizo que parte de esa juventud encuentre en su música una manera de expresarse mediante el tango, que no iba a desaparecer, pero que sufría un retroceso. El tango siempre ha sufrido cambios necesarios. Los que venían del 40, pensaban que era como tocarle un tesoro y eso fue lo que Astor tuvo que soportar, incluso recibió críticas de los propios músicos y la incomprensión del público. El siguió adelante y su música se transformó en la música urbana de Buenos Aires.
_Ante tan inmensa obra ¿cómo sorteaste la dificultad de seleccionar apenas un puñado de obras para este espectáculo?
_Es que, después de mis trabajos con él, en giras y conciertos, yo ya sabía qué era lo que le atraía al público de esa obra, me resultó fácil porque era también lo que a mí me gustaba escuchar. En esta selección pude mostrar la diversidad de temas, un poco de las distintas épocas. Decidí incluir la del 46, cuando él comienza con su orquesta a hacer tangos clásicos pero dándole ya su personalidad, su agregado extra. Aunque no tengo la cantidad de músicos suficientes como para que se note, pude mostrar su historia y sus avances como creador y como músico. También se muestra la creación del octeto, donde está el origen de lo que después se convirtió en la música electrónica. Incluso mis hijos, en Ultratango, han tocado encantados ese estilo con ese tipo de sonoridad. Astor legó un valor enorme a las nuevas generaciones, porque su música se puede tocar con distintos formatos. Hoy, en los grandes teatros, junto a la música de Beethoven o Schumann, está la de Astor Piazzolla.
_Respecto de todos tus espectáculos, Qué pusiste de especial al momento de armar este homenaje? ¿Fue especial desde el punto de vista emocional?
_Totalmente, porque cuando descubrí su obra yo me jugué por cantarla y por grabarla. No me resultó fácil, tuve que pasar por encima del gusto de los directores artísticos de la época que no querían grabar a Piazzolla. Me querían hacer grabar temas clásicos. En los 70, cuando comenzaba su historia Rubén Juárez, me llamaron de una empresa importante para que yo fuera su competencia, a lo cual me negué sistemáticamente. Entonces me dijeron “vos hacé Piazzolla, pero si no pasa nada hacés lo clásico”. Me gustó el desafío e hice mi primer trabajo donde elegí director, repertorio, fui mi propio productor y fue un éxito tal que hice dos trabajos más para la misma empresa y me sentí seguro de que estaba en el buen camino. Astor me lo agradeció porque dijo que yo fui quien impuso su repertorio cuando él necesitaba tanto que alguien creyera en su obra. Eladia Blázquez y yo le aportamos en eso.
_A veces la gente idealiza a los artistas. ¿Qué pensás que hay de la personalidad de Piazzolla en su música, se pueden leer aspectos de su vida en su obra?
_Es lo que me pasó a mí en el 65, cuando me manda a llamar para montar un espectáculo en la calle Florida. Y es lo mismo que me ocurre cuando escucho su música. Yo la escuché y me dije “esto es lo mío, esto es lo que tengo que hacer desde este momento”. Eso es lo que yo sentí, ahí lo idealicé como músico y como personaje porque la lucha que él emprendió a partir de ese momento fue titánica, porque lo maltrataron lo llamaron “asesino del tango”, hasta lo agredían físicamente. Tocaba una música que consideraban que era un ultraje al tango. Esa situación me impulsó a adoptar una lucha por imponer ese repertorio y también me hizo crecer.
_¿Por qué “Piazzolla inmortal”, el título del homenaje. Qué lo hace inmortal?
_Su deseo más íntimo era que cuando él no esté más en este mundo su música siga sonando a través de los años, que suene en el 2000, en el 3000, incluso hizo un tema que habla del 3001 que ya lo vaticinaba. Puse ese título porque pienso que es un artista como Gardel, ambos van a ser inmortales. Astor fue importante para Gardel, justamente. Se conocen cuando Piazzolla vivía en New York. Astor tenía 13 años y Gardel ya triunfaba en el mundo. Astor le cayó tan bien a Gardel, como persona, como chico inteligente, que no sólo incorpora a una película que estaba filmando (“El día que me quieras”, de 1935), sino que le pidió que lo acompañe con su bandoneón en una reunión de amigos. Gardel quedó tan fascinado con el talento de Astor que se lo quiso llevar para la última gira que terminaba en Medellín, pero por suerte los padres consideraron que no tenía la edad suficiente como para encarar una aventura semejante y no lo dejaron ir. Esa historia unió a dos figuras icónicas nuestras.
_¿Por qué el género sigue cautivando a todas las edades?
_Porque Piazzolla fue y sigue siendo un adelantado. Un tema suyo tocado hoy es un tema nuevo, moderno, los jóvenes así lo entienden y lo hacen con libertad, como lo sienten. Mis hijos, en El Signo y luego en Ultratango, encontraron en la música de Astor la base para encarar una nueva forma de tocar la música popular urbana. Siguen apareciendo grupos con esa impronta y logran emocionar al que escucha.
_Al ser testigo de la época, sos palabra autorizada.¿Qué sentías cuando Astor era criticado, cómo pudiste defender sus ideas?
_Jugándome haciendo su repertorio. En el 70 trabajamos juntos en Michelángelo, la tanguería de San Telmo. Ahí Astor compone “Michelángelo 70” y explota la popularidad de su quinteto. Yo hacía repertorio clásico y de Astor y cuando hacía una de Piazzolla venía gente del público a decirme “bueno, ahora cantate un tango”. Me sentía tocado en mi gusto personal. Recuerdo que una vez ahí mismo, cuando los dueños fallecen, una de las viudas queda a cargo. Vino mi representante y me dijo “hoy no toques nada de Piazzolla porque la dueña lo odia”. Entonces yo le decía a mis músicos: “Muchachos, hoy todo Piazzolla”. Ahí me la jugué, me molestó mucho que lo censuren, puedo entender que algo no te guste, pero no que se censure.
_¿Qué tiene de especial para vos cantar en Rosario?
_Me conecta con mi historia, me recuerda mis comienzos como profesional cuando tenía 15 años. Voy a cumplir 85 (en agosto) y siempre recuerdo mis comienzos en Rosario. El público, la familia, las raíces, el colegio, todo me moviliza especialmente. Uno pertenece a un lugar y, aunque viva en Buenos Aires desde hace tantos años, no olvido que en Rosario comenzaron mis sueños, le he cantado a seis generaciones de argentinos, me conocen sus nietos y bisnietos. Siento placer, alegría y emoción de que el público argentino me siga considerando parte de su familia.