Un cuarto de siglo “Entre el jazz y Piazzolla”: con ese motivo y bajo ese título, el destacado sexteto Escalandrum, se presentará este sábado 11 en Rosario, a las 21, en el Teatro El Círculo. El grupo, liderado por el baterista Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto de Ástor, celebrará 25 años de trayectoria con un show en el que repasarán su extenso repertorio y presentarán su reciente disco “Escalectric”.
Juntos desde 1999 con su formación original, con más de cuarenta países recorridos y quince discos editados, los Escalandrum (un nombre que surge de un tiburón que solía pescar el papá de Piazzolla en las costas marplatenses) alcanzaron el reconocimiento a nivel mundial, a partir de su poderosa y original sonoridad que transita entre géneros.
La banda está formada, desde sus comienzos, por los distinguidos músicos Daniel “Pipi” Piazzolla en batería, Nicolás Guerschberg en teclados, Mariano Sívori en bajo eléctrico, Gustavo Musso en EWI y saxo alto, Damián Fogiel en saxo tenor y Martín Pantyrer en clarinete bajo y saxo barítono.
Con el objetivo de celebrar sus 25 años de trayectoria, y mantenerse a su vez fieles a su característico espíritu de innovación y búsqueda permanente, el grupo lanzó a finales de 2023 “Escalectric”, un álbum formado por once composiciones propias en las que por primera vez en su historia incorporaron instrumentos eléctricos.
“Los 25 años nos encuentran con un disco nuevo que en realidad proyectamos y planeamos como un cambio de sonoridad. Si bien somos los mismos músicos desde el principio, fue como un cambio de ropa: de tocar siempre acústico a incorporar sintetizadores, bajo eléctrico, otro tipo de aproximación a la música. Son todas obras propias, de los compositores del grupo”, detalló Nicolás Guerschberg, pianista del grupo, en diálogo con La Capital.
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“Escalectric” fue recientemente nominado a tres Premios Gardel: Producción del año, Mejor Ingeniería de Grabación y Mejor Álbum de Jazz. El grupo ha recibido el Premio Gardel de Oro en 2010, además de varios galardones en distintas ternas a lo largo de su historia. También fueron distinguidos con el Premio Konex de Platino en la categoría Grupo de Jazz y fueron
Detrás del prestigio y la experiencia, lo que aún hoy convoca a Escalandrum y fortalece sus cimientos, es el vínculo afectivo que existe entre los seis músicos que conforman el grupo. “El presente sigue siendo nuestra relación de amistad, que es la base de todo este grupo, y también la búsqueda, siempre para adelante, siempre hacia proyectos nuevos. Creo que eso también está reflejado en el álbum. Porque es una búsqueda de seguir buceando en nuevas sonoridades”, aseguró Guerschberg en este sentido.
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Al momento de armar una presentación en vivo, la banda se enfrenta ante el desafío de explorar en su honda y diversa producción. “Tenemos decenas de temas. A lo largo de todo este tiempo, hemos recorrido distintos repertorios: desde música propia en los distintos álbumes y etapas de Escalandrum, como también la música de Piazolla, o la de Alberto Ginastera y de otras músicas clásicas. A la hora de estructurar un show, tenemos en cuenta cuál es el ámbito, qué estamos presentando, y muchas veces la propuesta para la cual nos llaman”, puntualizó el pianista.
25 años en un libro
El título del show que llegará este sábado a Rosario también es el de un libro sobre el grupo, de autoría del escritor y periodista Fernando Ríos, que fue lanzado este año por la editorial Gourmet Musical, justamente para celebrar el vigésimo quinto aniversario de la banda. Esta publicación, aunque no nació desde el interior de Escalandrum, se convirtió en un elemento central para este presente de festejos. “Hace un par de años que Fernando nos contactó, estuvo investigando y realizó un trabajo impresionante para concretar este libro que habla de nuestros 25 años. Así que si bien no fue planeado por nosotros, coincidió con la salida del disco y termina siendo una suerte de doble lanzamiento”, detalló Guerschberg.
En la publicación, Ríos va hacia aquellos comienzos en 1999, cuando el ejecutivo de una discográfica le dijo a Pipi Piazzolla que los grupos en el jazz no funcionaban. “Y tenía razón, al menos hasta ese momento. Porque, a diferencia del rock, donde los proyectos colectivos son tan habituales y exitosos como los solistas, en el jazz los líderes son los reyes y los combos con nombres propios –como The Modern Jazz Quartet o Weather Report– son excepciones”, anticipa el libro.
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De esta forma, se sitúa a Escalandrum, desde su origen, como una transgresión, un atrevimiento: el de construir un grupo de jazz argentino que dure el tiempo y deje huella en la escena propia del género. Contra los pronósticos de la industria (todavía no los algoritmos en aquel fin de siglo), “en el contexto de una fuerte renovación generacional, estilística y estética en la más que centenaria tradición del jazz en la Argentina”, el grupo se consagró como una de las bandas más longevas y destacadas del país, reconocida en todo el mundo. Recorrió el mundo, grabó su disco “Studio 2” en los míticos estudios Abbey Road en Londres, y pasó por los más diversos festivales de jazz, tango, rock y world music, gracias a su versatilidad sonora.
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“El libro es muy interesante. Personalmente también nos toca de una manera muy íntima, porque habla de nosotros, de nuestra amistad, de nuestra relación musical, de la previa a Escalandrum en el desarrollo de distintos proyectos, y de muchas otras cosas que es interesante leer en profundidad”, apuntó sobre esto Guerschberg. “Nos sorprendió a nosotros también porque uno con el tiempo se va olvidando de ciertas cosas y Fernando Ríos entrevistó a todos y cada uno, pero también a gente alrededor del grupo, y nos hizo redescubrir y recordar muchas cosas de nuestro pasado”, sumó el pianista.
Y no es sólo el repaso del camino compartido lo que impacta, incluso después de 25 años, a Escalandrum. “Nos sorprenden siempre las ganas. Aunque parezca mentira, tenemos siempre ganas de juntarnos. Nosotros ensayamos todas las semanas, tengamos concierto o no. Y eso es sorprendente, mantener esa vitalidad en las relaciones, en los proyectos”, afirmó Nicolás.
“También a veces nos sorprenden los llamados inesperados para tocar en determinado lugar o para darnos algún reconocimiento, que es muy lindo. Eso nos sigue sorprendiendo por más que nos haya pasado muchas veces. Creo que es una señal de buena salud para el grupo”, concluyó el artista.