Eleonora Wexler, junto a Mariano Martínez, Isabel Macedo y Federico Amador protagonizan "Adda, amar después de amar", la nueva ficción de Telefe para el prime time, con estreno previsto para el lunes 16 de enero y que promete narrar la historia de la amistad entre dos matrimonios, donde lo prohibido conduce a la tragedia, afirmó que esa ficción es "una historia de amor jugada, adulta, con carga erótica que conlleva cierto riesgo".
El guión de la tira —grabada íntegramente con tecnología 4K, de alta calidad cinematográfica— cuenta el fuerte vínculo entre dos parejas aparece como disparador de un amor prohibido, capaz de dejar al descubierto una pasada y secreta relación entre dos amantes, una trama que se desarrollada en dos tiempos, con un presente signado por un misterioso accidente de una de las parejas en la ruta.
La bella actriz, tantas veces villana en la pantalla chica, conversó con Télam y se mostró cálida, generosa y agradecida por un brillante año laboral donde realizó un exquisito unipersonal "La maldecida de Fedra" que promete regresar en 2017, dirigida por Marcelo Moncarz y filmes como "Amateur", de Sebastián Perillo, entre otros trabajos.
EM_DASHLuego de un vasto trayecto en el melodrama, ¿qué cualidades precisa una tira para que te resulte seductora y aceptes actuar?
—Antes que nada aclaro que "Adda..." es una historia de amor historia fuerte, adulta, con carga erótica. Si bien tiene los los condimentos habituales del género: pasión, lealtades divididas, traiciones, este es un cuento trágico, narrado de una forma especial. Las acciones se desarrollan en dos tiempos, con suspenso, dentro de un contexto muchas veces signado por lo policial para desplegar una trama y las criaturas nos movemos en esa música. Estos elementos bien dirigidos permiten que el relato escrito por Erika Halvorsen y Gonzalo Demaría, dos autores procedentes básicamente del mundo literario y teatral, se despliegue con potencia. Halvorsen escribió y dirigió varias puestas, además del libro "El hilo rojo". Demaría es el responsable de la genial comedia "Tarascones" dirigida por Ciro Zorzoli que este año hizo funciones en el Cervantes a sala llena, con una escritura en versos de distintas métricas. Insisto: no se trata de una forma clásica de contar. Justamente esa dinámica capaz de conformar el riesgo de la propuesta, desde lo conceptual y lo estético, me fascinó.
EM_DASH¿Cómo es su personaje?
—Soy Carolina, una temperamental ama de casa, casada con Mariano desde hace tiempo, con dos hijos divinos adolescentes, criada en el campo, pero actualmente vivo en la ciudad, ya que mi esposo ahora se dedica a la construcción, pero antes fue policía. Los dos pertenecemos a una clase media laburante, pero mi vida, como la del resto de los protagonistas se modifica rotundamente al conocer a la familia Kaplan, una pareja integrada por Isabel, Federico y sus hijos. A partir del cruce, cambio por completo, me reencuentro como mujer ya que estaba bastante relegada, tomada por los hijos, pero a través de estos nuevos amigos me reconecto con aspectos vitales, como volver a enseñar tango, una actividad que me apasiona, pero que como otros aspectos de mi personalidad estaban aletargados.
EM_DASHLa gacetilla de prensa de la ficción ubica un amor prohibido como punto de partida, Carolina ¿Qué rol juega en el secreto?
—Hasta donde puedo contar, ese vínculo del pasado está imbricado con el dolor provocado por el accidente sufrido en la ruta por una de las parejas, una situación terrible capaz de disparar interrogantes y dejar al descubierto miserias, cabos sueltos, asuntos que aparentan ser azarosos pero luego no lo son. Los dos matrimonios como tales se conocen debido a la escolaridad de los hijos, pero mi personaje previamente había coincidido con Damián (Amador) durante una feria gourmet, ya que él e Isabel son unos acomodados empresarios pesqueros. No puedo revelar más, aunque la necesidad de contar el cuento en dos tiempos permite al público viajar al pasado y descubrir qué sucedió realmente con el destino de dos personajes, quienes con frecuencia aparecen en condiciones no imaginadas.
EM_DASH¿Cómo articula las grabaciones con el teatro?
—Por suerte terminamos de grabar los 70 capítulos en octubre, es una novela corta, con algo de serie. Los ensayos de "Umbrío", del catalán Josep María Miró, con dirección de Luciano Suardi, empiezan a fines de enero y es muy emocionante pensar que con esa puesta se reabrirá en marzo la sala Cunill Cabanellas del San Martín, me da pena verlo cerrado, como sucede con el Alvear.
—Usted tiene un recorrido importante en el San Martín...
—Tengo toda una historia para recordar allí, mis pasitos... cuando hice "La Tempestad" de Shakespeare, junto a Alfredo (Alcón), "La profesión de la Señora Warren" de Shaw, "La hija del aire", dirigida por Lavelli, cuántos recuerdos. Por eso, el otro día cuando declararon "personalidad destacada" de la cultura porteña a Kive Staiff fui a saludarlo y lo abracé como si fuera una especie de padre.
—¿El teatro es su gran amor?
—Sí, disfruto mucho trabajar en tele, tuve personajes que valoro, me genera emoción. Por ejemplo, en enero comienzo a grabar una miniserie de Underground para Telefe, "Un gallo para Esculapio" con dirección de Stagnaro y me encanta... pero el teatro es mágico, su vuelo me transporta, palpitar la vibración del público ahí nomás, la energía, el misterio generado en cada función te afecta de una forma especial, única.
—¿Pensó alguna vez en dirigir?
—Siempre me gustó actuar, no me ha ocurrido la vocación, el sentimiento de dirigir, quizás cuando era más niñita armaba los espectáculos que dirigía, pero por ahora sigo actuando, desde los 8 años que estoy atravesada por esta vocación.
"Disfruto mucho trabajar en tele, tuve personajes que valoro, pero el teatro es mágico y su vuelo me transporta"