Frontal, desprejuiciada, sexy. Amalia Granata saltó a la popularidad gracias a
una noche caliente con Robbie Williams, después siguió el envión con "Gran Hermano Famosos" y más
tarde por ser la mujer, y ahora ex, de Cristian "Ogro" Fabbiani. Pero esta rosarina de pura cepa,
madre de Uma —una beba de dos años que grita de alegría cuando sale mami por la tele—
hoy da batalla en el mundo del espectáculo desde "Un mundo perfecto" en América, junto a Roberto
Pettinato, será una de las figuras de "ShowMatch" y se ganó un espacio por peso propio. "No tengo
prejuicios, estoy muy segura de lo que soy, sé que no soy una mina huequita que no sabe hacer nada,
como otras", le dijo orgullosa a La Capital.
—No, en realidad no me esperaba esto. Pero lo estoy viviendo tranquila. Soy una mina que
siempre mantengo mi mismo eje y mi misma esencia, no me creo las cosas. Nunca me subí a un caballo.
Sé de donde vengo, cómo soy, mantengo mis mismas amistades. No como algunas que les llega esta fama
y cambian, tienen asistentes, no, yo ni siquiera tengo mánager.
—Soy de un barrio, que está a unas cuadras de la Estación de Omnibus, al lado de
Estudiantil, a dos casas del club estaba la casa de mi mamá, y sigue siendo la casa de mi mamá. Era
Echesortu o Las Flores, no sé ahora cómo se llama el barrio, creo que le cambiaron el nombre. Es en
Iriondo y Tucumán.
—Ya de chica soñabas con este presente?
—No sé si de tan chica, se me despertó todo más de grande. No quemé etapas, viví cada
momento como lo tiene que vivir una chica. A los 7, 8 años, vivía en la pileta del club, estaba con
mis amigas y jugaba en el club hasta las 11, 12 de la noche. Hacía mucho deporte, gimnasia rítmica,
patín, natación. Una vida muy sana. Después en el secundario hice todo lo que hace una adolescente
de la secundaria.
—¿A qué escuelas fuiste?
—A la primaria fui a la escuela que quedaba enfrente a la casa de mi mamá, la Pedro
Goyena, y a la secundaria en la Virgen del Rosario, de Salta y Ovidio Lagos.
—¿Un colegio de monjas?
—No, no es de monjas, sí era muy católica, el rector era del Opus Dei.
—Pero si te ve el rector del Opus Dei abriendo las piernas como lo hacés en el
programa de Pettinato...
—Se muere, yo creo que sí. Además, yo tenía buenas notas, no me llevaba materias, ni era
quilombera, ni nada. Pero en catequesis yo demostraba que tenía otra ideología, y en cuarto año me
dijeron "si no te gusta andate". Pero por mis compañeras me quedé.
—Hoy tu popularidad no depende ni de un reality ni de tu romance con Robbie Williams
(ver aparte), menos de Fabbiani, ¿tomaste conciencia de eso?
—Sí, pero, nada, en el medio en que me muevo, que es el del espectáculo, lo que interesa
es si te pasó o no la plata, si te peleaste o no con Vanucci (Victoria, la actual mujer de
Fabbiani), siempre está la pregunta latente, así que me cuesta darme cuenta que hoy tengo un lugar
y que estoy en el prime time de la televisión, y más después de lo que pasó el lunes con Aníbal
Fernández.
—¿Sentís que lo tuyo pegó porque decís lo que sentís sin casete, o sea sin ningún
tipo de filtro, y es lo que le gustaría decir a mucha gente que te está mirando en la
tele?
—Eso es lo que me manifiesta la gente a mí, muchos me dicen que tiro la pregunta que ellos
estaban pensando. Yo soy una ciudadana más, ninguna estrella, me siento en un programa que es de
actualidad con humor, y me surgen preguntas comunes. No estudié periodismo ni tengo un título en
Harvard como para hacer preguntas súper.
—¿Sentiste un poco de miedo después de la polémica con el jefe de Gabinete de la
Nación?
—Y, es que él no fue solo, fue con un séquito de personas, de guardaespaldas, y se generó
una energía rara, negativa. Y en un ambiente donde siempre estamos riéndonos se generó algo tenso.
Yo en un momento me puse a discutir sin pensar que era un funcionario público. Después me cayó la
ficha de quién era y pensé: quiero llegar a mi casa, estar con mi hija. Me agarró como un
miedito.
—¿Qué esperás de "Bailando por un sueño"?
—Yo me gané un lugar en la tele y nunca pasé por los programas rogando que me llame
Tinelli. Me gustan los desafíos. Estoy ensayando desde el 28 de marzo, tres horas por día. Más allá
del show mediático, que seguro habrá porque está la esposa de mi ex, quiero bailar y brindarle un
show a la gente que sea digno de mirar.
—Es un momento en que no parás de trabajar.
—Y sí, tengo tres laburos más, aparte del “Bailando...”. Los jueves estoy con
Viviana Canosa en la radio (“Hoy puede ser un gran día”, Radio Vale), los fines de
semana viajo siempre al interior y tengo fechas ocupadas hasta el 5 de junio, hago actos de
presencia en boliches, desfiles, conducciones.
—Tu mundo se acerca cada vez más a lo que imaginaste.
—Igual no corro, nunca quemé etapas y no las voy a quemar ahora.
—Hay muchos que te conocen por tu costado más hot, ¿te sentís un sex symbol?
—Me da lo mismo, si tengo que jugar a ser sexy lo hago, si tengo que ponerme seria y
debatir con alguien lo hago, no tengo un prejuicio como el resto de las chicas que dicen “yo
quiero cambiar el perfil”. A mí esa frase me parece ridícula, entonces qué venías haciendo
hasta ahora, era una mentira, o vas a cambiar el perfil y ¿qué vas a hacer? Yo desde que empecé
hasta ahora siempre tengo el mismo perfil, y uno es como es.
—Tu perfil es desprejuiciado...
—Mirá, si me tengo que poner en bolas en Playboy y estar súper sexy y calentar a todos los
tipos de la Argentina, voy y lo hago, y está espectacular. No tengo prejuicios, estoy muy segura de
lo que soy, sé que no soy una mina huequita, que no sabe hacer nada, que me ponen para mostrar el
culo, aunque también sé que lo puedo mostrar, porque tengo un culón importante y lo muestro. Pero,
ojo, que tengo dos dedos de frente y puedo decir dos o tres palabras seguidas, no como otras...