El Concejo aprobó a fines del año pasado un decreto para crear un museo municipal de la historia audiovisual y gráfica de la ciudad, en el ámbito de la Secretaría de Cultura. La normativa se propone proteger y dar a conocer la trayectoria de esta industria cultural en Rosario, por cierto sede de la primera filmación proyectada en la Argentina, en 1896, y donde se creó la primera radio del interior del país (LT3 Cerealista, en 1923). Surgido de un proyecto presentado por tres ediles (Silvana Teisa, Lisandro Cavatorta y Valeria Schvartz), entre los principales aportantes del contenido del futuro museo se encuentra Daniel Grecco, con años de oficio en el sector del séptimo arte.
“Hace mucho vengo insistiendo con este tema porque tengo una gran cantidad de material fílmico desde la época del cine mudo, cosas que me fueron donando coleccionistas y los equipos de la mayoría de los cines de Rosario”, cuenta Grecco, con los elementos por ahora distribuidos en tres locaciones: el galpón de su yerno, el de un operador y las instalaciones de Telefé Rosario. De hecho, en octubre pasado concurrió al Concejo, en su carácter de personalidad destacada de la cultura y difusor cinematográfico, junto al gerente comercial de la cadena televisiva, Diego Bortolotto, para argumentar la importancia de este espacio, hoy vacante en la ciudad. Ambos participaron de una audiencia en el marco de la comisión de Cultura; luego el 24 de noviembre fue aprobado el decreto N° 63.118 que le encomienda al Departamento Ejecutivo estudiar la factibilidad del museo.
Allí consta que tanto Grecco como Jorge Debiassi, histórico programador del cine Madre Cabrini, “comenzaron a reunir y a guardar desde hace más de 50 años materiales inéditos que datan de 1895 hasta la fecha, entre ellos 38 proyectores de salas emblemáticas, materiales de afiches, proyectores de ocho, nueve, 16 y 35 milímetros, equipos de la primera etapa de los años 60 de canal 5, videos históricos y un gran archivo de colección”.
De todas maneras, la norma plantea que un museo de estas características “no solo es un lugar para dar una exposición de la historia”, sino para desarrollar fines educativos, así como muestras y exhibiciones junto con otras instituciones nacionales e internacionales. En ese sentido, mencionan al Centro Audiovisual Rosario (CAR) y a la Escuela Provincial de Cine y Televisión, “entidades que pueden colaborar en el marco teórico práctico de este proyecto, cimentando aún más el posicionamiento profesional de nuestra ciudad en la industria audiovisual del país”.
Rosario no solo fue el lugar de la primera filmación proyectada en la Argentina, en marzo de 1896, sino que tiene cine desde 1898, cuando se inauguró el cinematógrafo Lumière en Rioja 1151, entre las calles Libertad (hoy Sarmiento) y Progreso (Mitre). En tanto, LT3 Radio Cerealista fue la primera del interior del país, fundada el 4 de octubre de 1923 por un grupo de acopiadores de granos que integraba la Sociedad Rural de Cerealistas. Su objetivo era transmitir boletines en clave sobre el mercado cerealero.
Este museo sobre el cine, la televisión y la radio rosarinas resulta inédito en el ámbito local, pero existen otros ejemplos en el país, como el de Córdoba capital, el interactivo de Mendoza y el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken en la ciudad de Buenos Aires. “En París pagué 25 euros para ir a ver el museo (sobre esta temática) y me encontré con que tienen la mitad de las cosas que tenemos nosotros”, apunta Grecco, autor del libro “Proyectando ilusiones, la historia del cine de Rosario y su gente”. El especialista menciona que es necesario trabajar con colegas, instituciones educativas y el CAR para rescatar y digitalizar el valioso material fílmico.
En el decreto sancionado por el Concejo municipal consta como posible sede del museo el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, de San Martín y San Juan, aunque las instalaciones no están definidas. “Siempre soñé con que la Municipalidad expropiara el cine Imperial, de Corrientes al 400, luego de su cierre (en 1987), porque allí podríamos haber puesto todo y hacer una sala de eventos, que hay pocas. Pero lo que queda de él está abandonado, solo paredes y techos”, se lamenta. Justamente el año pasado corrieron rumores de que podría erigirse allí una torre de departamentos, con el consecuente riesgo para la histórica (y deteriorada) fachada art decó, que con cien años de antigüedad resiste el paso del tiempo.
Temor por el edificio del ex cine Imperial
El ex cine Imperial de Corrientes 421 está vallado desde hace años y con los vidrios del frente rotos. Ante rumores de que podría erigirse allí una torre de departamentos, concejales pidieron subir el nivel de protección de la propiedad, ya catalogada como de valor patrimonial. La Secretaría de Planeamiento respondió que no es posible elevar aún más la protección porque solo hay dos edificios en toda la ciudad con esa categoría, el Monumento a la Bandera y la Catedral. También confirmaron que no hay pedido de demolición del ex cine Imperial, tampoco permiso de obra solicitado.
La autora del pedido de informes, la concejala Fernanda Gigliani, explicó que un eventual desarrollo inmobiliario debe conservar la fachada y el convenio de patrimonio pasará luego por el Concejo para ser refrendado. Analizó que ya no alcanza con que el municipio catalogue un edificio y por eso presentará un proyecto que aborde la preservación del acervo arquitectónico de manera integral, que dote de mayores herramientas al municipio para colaborar con los particulares. “Los dueños de inmueble catalogado lo sienten como una carga más que como un beneficio, nadie los ayuda a mantenerlos”, profundizó Gigliani, y dijo que no debe abandonarse la expropiación como criterio de conservación si corresponde.
Por su parte la concejala Norma López, que acompañó con su firma el pedido de informes, reclamó “ser más cuidadosos en nuestra mirada sobre las urbanizaciones, tener reglas de juego claras y no seguir sosteniendo la excepción”. Planteó que “nuestros vecinos tienen muchas dificultades para construir y ampliar sus viviendas, y de repente sí se construyen torres solo para un sector social, mientras el Estado se ausenta a la hora de conservar inmuebles de valor patrimonial”. López criticó que se cataloguen construcciones incluso sin que los propietarios lo sepan, circunstancia de la que se enteran cuando van a hacer un trámite, advirtió. “El Estado debe intervenir en el diálogo entre la ciudad antigua y la ciudad moderna, entre el sector público y el privado”, sintetizó.