El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, se empeña en mantener ordenada al máximo cada tuerca de su sistema de poder en una gestión que está en plena segunda fase luego de un primer semestre encarrilado. Imponerse pese a los costos, la teoría.
Tras tomar la manija del gobierno y transitar las tensiones iniciales, la segunda etapa busca ponerle un sello al Estado en temas estructurales para su plan político por más dificultad y perjuicio que genere.
Pullaro lo pasó en limpio frente al público empresarial de Idea Rosario. “En Santa Fe estamos reformando el Estado y hasta ponemos capital político a veces para hacer cosas que realmente nos incomodan, y a veces incomprendidas, pero sabemos que en el mediano o largo plazo vamos a terminar ganando”, sostuvo.
“El gobierno es eso: estar en lugares de incomodidad”, agregó. “Hay que tomar el control más allá de los costos que implique”, aportó un funcionario dejando en claro que jugarán a fondo. En algún punto, la mayoría legislativa le permite esa apuesta.
El conflicto docente y Pullaro
Ese sacrificio basado en el orden que empuña el gobernador podría aplicarse a varios aspectos de la gestión. El más coyuntural es el conflicto con los gremios docentes que se llenó de llamas esta semana con un paro, pero que logró extinguir rápidamente.
Al ver que los gremios de la administración estatal y de los docentes privados aceptaron la propuesta, no se diga más: impuso el aumento para los docentes públicos por decreto. El respaldo estuvo en lo cuantitativo. El ministro de Educación, José Goity, hizo una conferencia de prensa para anunciar que el 71 por ciento de los trabajadores no se sumó a la huelga.
En tanto, lo cuantitativo se apoyó en que los docentes no quieren descuentos y en el premio de la Asistencia Perfecta, una medida que se impuso y los maestros discuten en lo semántico: machacan con que se trata de presentismo encubierto, el gobierno dice que es incentivo al aula.
Lo cierto es que la batalla de fondo del gobierno es que se cambie chip en el conflicto docente y que el paro pierda fuerza como método de negociación. Hay también un trabajo de percepción para la sociedad contra las medidas de fuerza excesivas. “La baja adhesión al paro demuestra que esa herramienta se agotó”, apuesta Goity.
La billetera
En el gobierno le escapan a la opción de gastar más recursos por evitar una pelea. No quieren vivir pagando para la paz. “Entre comprar patrulleros o que le hagan dos paros, el gobernador no duda”, grafican en el pullarismo. Otro enfoque de quién paga costos.
El gobernador confesó ante los empresarios en Idea que en el primer semestre tuvieron un pequeño superávit fiscal, y que ese ahorro lo van a invertir crediticiamente para desarrollar el sector privado y productivo como en materia infraestructura vial y el cordón interportuario.
Eso claramente activa la producción, pero la pregunta es si inyectará algo en el consumo y no solo en el sector privado, más allá de los créditos hipotecarios Nido, con esas buenas tasas. Es una discusión que se da entre varios gobernadores al hacer la lectura en un contexto económico que no deja de alarmar.
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Justicia, otro foco
El otro tema en que el gobernador no quiere desalinearse es en el judicial. Quedó en claro en el concurso para cubrir la primera Cámara de Ejecución Penal y Supervisión Carcelaria, un tribunal estratégico para la Casa Gris. Hubo dos reprobados en el primer tramo del concurso por el tribunal evaluador y excluidos. Pero apelaron y el Ejecutivo los puso de vuelta en carrera.
Claro que generó polémica en la oposición y hasta en Unidos, una sociedad que comienza a mostrar las primeras diferencias de criterio y formas con el pullarismo. La reforma constitucional y, sobre todo la previsional, serán otros ejes para tamizar internamente. La Caja de Jubilaciones no para de dar déficit y el radicalismo prendió la luz de emergencia para avanzar rápido con una reforma, pero el socialismo paró la pelota y apostó primero al análisis fino.
En la unión entre lo previsional y la Justicia emerge un tema para nada menor. Según comentan en los pasillos de Tribunales, empiezan a iniciarse jubilaciones de magistrados y camaristas, algo que podría engrosar lo que más le reclaman de la Corte Suprema, que son las vacantes de esos cargos judiciales.
El Ejecutivo parece manejar los tiempos en ese sentido. Eso empalma con lo susceptible que está el Poder Judicial frente a la intención de que se renueve la mayoría de los ministros de la Corte. Es todo un punto al que el gobierno no le pierde pisada y encuentra resistencias a ese ímpetu por avanzar con la renovación antes de fin de año. La resistencia está y quedan pocos meses. A esta altura parece una cuestión de fuerza.