“Todo proyecto surge de una necesidad o de una problemática”, dice el profesor Gastón Gregoris respecto de la iniciativa que coordina en sexto año de la Gurruchaga, para armar una bicicleta ecológica que triture los desechos plásticos y fomente a su vez la actividad deportiva.
“Al enfocarnos en la importancia de crear nuevas tecnologías de la información y comunicación, avances en medicina y transporte, nos detuvimos a pensar qué pasa con el medio ambiente cuando trabajamos con materiales como el plástico, hoy en día imprescindible para cualquier producto tecnológico”, fundamenta el docente sobre la Eco-cleta, el proyecto tecnológico de sexto año de la Técnica Nº 394 Dr. Francisco de Gurruchaga, de la terminalidad en informática profesional y personal.
Un día antes de entrar en vacaciones de invierno, el grupo de estudiantes conversa con La Capital sobre el armado de esta original bicicleta ecológica, un proyecto que desarrollan durante el último año de la secundaria y que planean poner en funcionamiento muy pronto. Esta práctica posibilita, en el caso de la terminalidad en informática, la aplicación de saberes construidos en los campos tecnológicos y garantiza la integración de conocimientos que los acercan a situaciones reales, aspirando a crear más adelante sus propios emprendimientos. Maricel Lianza es la coordinadora del área de Informática de la escuela y destaca que el proyecto será presentado ante el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (Inet), con el propósito de obtener un crédito fiscal para proyectos de educación y trabajo y concretar esta idea.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Reciclar y concientizar
Eco-cleta es un proyecto que consiste en el armado de una bicicleta ecológica, con el objetivo de fomentar y concientizar sobre el reciclaje y el deporte. El profesor Gregoris resalta la importancia de que los jóvenes puedan comprender y trabajar en proyectos de informática que no solo requieren estar detrás de una computadora. Dentro de la escuela, proyectan además crear un centro ecológico para la separación de residuos.
“Los desechos plásticos son un problema grave para el medioambiente. Una botella de plástico, por ejemplo, tarda aproximadamente 500 años en desintegrarse”, explica el docente a cargo de la materia proyecto tecnológico junto a la profesora Eliana Privitela.
El funcionamiento del rodado es igual al de cualquier bicicleta, con la salvedad de que es fija y al pedalear genera energía mecánica, que en vez de ser transmitida hacia la rueda lo hace al triturador de plástico.
En cuanto a especificaciones técnicas, los estudiantes describen que el triturador está basado en el funcionamiento del polipoasto de cadena, un aparato que multiplica la fuerza de quien pedalea, a fin de poder triturar el plástico mientras se disfruta del ejercicio sobre el rodado.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Distintas utilidades
Una vez triturado el plástico se determina qué producto se quiere obtener y cuál será su proceso. “En nuestro caso, sería a través de la extrusión para conseguir filamento PET para impresoras 3D, pero dependiendo del proceso en el cual se trabaje podemos hacer cuerdas, hilos, postes, varillas de alambrados, cestos de basura o maderas plásticas”, agrega el docente.
“Fuimos aprendiendo cómo hacer un proyecto y aplicamos muchos conocimientos de la terminalidad”, cuentan los alumnos, que ya imaginan esta bici en distintos espacios de la ciudad y que el prototipo podría llevar una placa con sus nombres. Integran sexto año de informática Santino Arballo, Luca Basualdo, Julián Capote, Gonzalo Constante, Thomas Diaz, Joaquín Gauseño, Nahuel Giaccaglia y Máximo Gómez. También participan Mateo Lamelas, Mateo Krsticevic, Lautaro Lema, Valentino Mancini, Ignacio Miño, Lautaro Narváez, Juan Bautista Olivero, Aymará Robles, Francisco González Frare y Thiago Vieira Soares.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
“Nos dimos cuenta de la falta de conciencia acerca del reciclaje de residuos plásticos”, dice Juan Bautista, uno de los estudiantes a cargo del proyecto, y agrega: “Pensamos en este tipo de proyecto que incentive el deporte y también demuestre que esas botellas plásticas se pueden reutilizar y tienen un destino si la recolectamos. También podríamos ayudar a las empresas de reciclaje, salteando el paso de la recolección del plástico, que se entregaría triturado o procesado”.
El joven apunta además que esta bicicleta podría instalarse en las escuelas para pedalear en el recreo y que los chicos traerían las botellas desde su casa. “Sería muy lindo —dicen— poder ver limpia a Rosario, incorporando esta idea que aplica las tres R: reciclar, reutilizar y reducir”.
“La idea es que se puedan producir muchas bicicletas para ubicar en distintas plazas de la ciudad”, afirma Aymará, la única chica que cursa la especialidad, y se ocupa con su grupo del diseño. Cada estudiante tiene una tarea específica dentro del proyecto. Algunos están enfocados en el desarrollo del software y también están quienes se dedican a buscar presupuestos.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Con el plano del proyecto en su mano, Mateo también se acerca a conversar y en el pizarrón del aula explica cómo funciona. “Es una bicicleta fija, hecha de caño y con una estructura para depositar las botellas de plástico. El triturador funciona con el pedaleo y se apila en un depósito que detecta a través de una placa programable con dos sensores si su capacidad está completa”. También explica que pensaron en colocar un cargador de celular para que tuviera algún recurso informático, y que el plástico procesado se pueda retirar mediante una llave con código QR o tarjeta magnética.
Por tratarse de un proyecto que integra distintas especialidades como mecánica, informática, electrónica, herrería, desde la Gurruchaga valoran la posibilidad de contar con la colaboración de otras escuelas técnicas. Las instituciones interesadas pueden contactarse por correo a [email protected]