El estupor que causó el intento de asesinato contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la angustia frente a la imagen del arma que gatilló Fernando Sabag Montiel que la puso cerca de la muerte, llevo rápidamente a repasar otros atentados fallidos que tuvieron como blanco a las primeras figuras de la política del país. El más cercano, en tiempo y geografía, es el que se desarrolló el sábado 6 de mayo de 1995 en la ciudad de Rosario.
Ese día, el entonces presidente Carlos Menem había llegado a la ciudad como parte de la campaña por la reelección. Traía buenas noticias: la radicación de la empresa General Motors en Santa Fe. Se mostraba optimista. Era uno de los últimos tramos de su "Caravana de la lealtad y la esperanza". Las elecciones que lo llevarían a repetir mandato serían la semana siguiente.
Confiado en esa victoria, Menem aseguraba: "Ganamos por demolición". Y recorría el sur del área metropolitana de Rosario a bordo del llamado "Menemovil", un vehículo acondicionado para que se pudiera ver su figura. El trayecto finalizaba en Rosario. Pero cuando la comitiva llegó a la esquina de Felipe Moré y Gálvez sucedió lo inesperado: a tres metros del coche se alzó una mano con un revólver calibre 22 largo y sonaron tres tiros. Eran las 17.45.
"Tiros en la tarde", se tituló la crónica del diario La Capital del periodista Hernán Lascano que relató lo ocurrido. La nota señala que en medio del exaltado vivar a Menem el episodio se vivió con estupor. El autor de los disparos fue reducido y esposado. Era un churrero de 32 años que padecía enfermedades mentales, fue detenido en el acto, pero el episodio volvió a poner en debate el accionar de la policía provincial.
Las fotos del entonces reportero gráfico de este diario José Granata lo muestran primero en una toma general con su brazo derecho estirado, con el arma en alto y apuntando el arma que disparó contra el vehículo presidencial. Después, en un primerísimo primer plano arrastrado del cuello por efectivos de las fuerzas de seguridad.
Un recuerdo vivo
En 1995, Lascano era cronista de la sección Política de La Capital. Le habían asignado cubrir el final de la campaña presidencial de Menem y ese sábado, desde temprano, acompañaba a la caravana desde un furgón sin techo destinado para la prensa por los organizadores del acto. El lugar le garantizaba la visión del presidente pero, sobre todo, de la multitud que acompañó el paso de la caravana.
"La visita de Menem a Rosario era el tramo final de la campaña. Usaron el segundo Menemóvil, un modelo mejorado del que se usó en el 89. Menem era presidente, iba por la reelección, y hubo una caravana por toda el área suburbana de la zona metropolitana: bordeaba Pérez, Villa Gobernador Gálvez y terminaba en Rosario", recuerda.
La movilización empezó temprano y terminó entrada la tarde. "Fue una de las expresiones de adhesión política más multitudinarias que vi en toda mi vida. Me acuerdo que estaba completamente sorprendido y abrumado por la avalancha humana que fue todo el trayecto cuadra a cuadra", dice Lascano, hoy prosecretario de Redacción de La Capital.
Esa "impresionante manifestación de afecto" mutó rápidamente a la desesperación cuando se escucharon disparos. "Desde nuestro lugar, pudimos ver corridas, sensación de pesadumbre. Al principio todo era confusión. Rápidamente se dijo que le habían apuntado a Menem con un arma. Pero los periodistas solo vimos el movimiento de la multitud. Nos tomó una sensación de tremenda tristeza, inquietud, angustia. La gente lloraba, estaba afligida, no sabía qué había pasado, cómo estaba Menem. Sólo se sabía que había una persona detenida con un arma", relata.
Molido a golpes
De acuerdo a la crónica de La Capital, el autor llegó a ubicarse a tres metros del Menemóvil. "Los disparos se produjeron sin que nada ni nadie impidiera la acción. Los comentarios de prensa coincidían con esa corta distancia y con esa libertad de maniobra, si no ocurrió una tragedia fue por la falta de voluntad de quien tiraba", se lee en el texto.
Y relata que desde arriba de su móvil, con expresión que denotaba lo confuso del momento, Menem le pidió a la gente que no atacaran al hombre que disparó. "Déjenlo no le hagan nada, estaba tirando para arriba", consigna la nota.
El autor vivía en Felipe Moré y Gálvez y se mantenía con un puesto de venta ambulante. Según manifestaron sus familiares manifestaba ocasionalmente conductas agresivas. El juez federal Omar Digerónimo, encargado de investigar el hecho ordenó su internación en el Hospital Psiquiátrico Agudo Ávila.