Tras postergarlo dos meses y mudarlo de Córdoba al Jardín de la República, Milei concretó, al fin, la foto que quería sumar a su álbum personal. Para la historia y para las stories de las redes.
Más bien, los jefes territoriales volaron hasta Tucumán para no desairar a Milei, que ya demostró que puede usar la lapicera como un látigo, conserva niveles no desdeñables de apoyo, y comparte -y disputa- electorado con ellos.
Fue menos un pacto, que supone una adhesión voluntaria a un compromiso donde todos ceden algo en función de un objetivo mayor, que un trámite político, que redefine a partir de ahora las bases y condiciones de la relación en la fase 2 del experimento de Milei.
Los gobernadores tienen claro de que hay poco lugar para construir una sociedad duradera y estable con un presidente que eleva el déficit cero al rango de mandamiento bíblico, mira a la Argentina con lentes porteños y en las elecciones legislativas de 2025 los desafiará desde la oposición local.
En ese marco, sólo queda margen para pujas por recursos, con algunas oportunidades de negociación facilitadas por la debilidad parlamentaria de La Libertad Avanza.
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Así como la aprobación de la ley Bases y el paquete fiscal liberaron tanto a un Milei que recibió una poderosa motosierra institucional como a los legisladores de la oposición amigable, los gobernadores pueden plantear que ya hicieron el gesto que la Casa Rosada les pedía. Ahora van por la suya.
En en el entorno de Maximiliano Pullaro se mostraron conformes con el tono y el contenido del mensaje presidencial, sobre todo en la cuestión educativa, los déficits del federalismo y la crítica a la dirigencia de Buenos Aires, aunque es justamente uno de los puntos de fricción con la Casa Rosada.
León herbívoro
El largo parto de sus criaturas legislativas le dejó al presidente la lección de que para pasar leyes no sólo se necesita el favor de las fuerzas del cielo. Se requiere también juntar votos en el Congreso.
Por eso, en la puerta de la Casa Histórica el león guardó las garras y agradeció a los presentes, pero dejó abierta la puerta a quienes no viajaron a Tucumán, sea por el motivo que sea. El mensaje es que todos (o casi todos) tienen lugar en la iglesia mileísta, si están dispuestos a redimirse.
Pese a su discurso binario y de fuerte carga moral, se presentó como un superador de grietas. Alguien que no viene a mover el péndulo. Viene a romperlo.
El líder de La Libertad Avanza tiene una tarea casi imposible. Sostener el valor de uno de sus principales activos, el diferenciarse del establishment político responsabilizado por los sucesivos fracasos económicos, y a la vez mantener una relación cooperativa con la casta a la que le encomendaron castigar. La necesidad tiene cara de hereje.
Como es habitual, Milei recurrió a su narrativa decadendista. El guión es conocido: luego de una edad de oro en la segunda mitad del siglo XIX llegó un quiebre. Esta vez no lo dijo, pero la nueva estrecha de la derecha global suele ubicar el punto de ruptura en 1916. El año de la llegada al poder del radicalismo en las primeras elecciones con sufragio universal.
Como sea, según la narrativa libertaria la tarea es resetear el andamiaje normativo argentino y volver a un Estado mínimo. Meter a todo un país en la máquina del tiempo y llevarlo a 1853.
Se trata más de una utopía retrospectiva, irrealizable por el tamaño y la complejidad que alcanzó la sociedad argentina en casi dos siglos, y el costo social de que el Estado nacional arroje tareas y funciones al vacío como un avión que carga demasiado lastre. Pero como dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano, aunque se aleje en el horizonte la utopía sirve para caminar.
Postales de Tucumán
Al igual que en el 25 de mayo y el 20 de junio, La pompa del acto en Tucumán y la ritualidad casi nivel Billiken contrastaron con la impronta informal de la comunicación libertaria, que fluye con más naturalidad y potencia en el vertiginoso y anárquico mundo de las redes sociales.
La fijación con las efemérides patrias, la intención de aprovechar el horario nocturno para captar mayor atención del público y el calendario de la Copa América le jugaron en contra al presidente y a su equipo, que tuvieron que sacar de la galera una vigilia para que el pacto sea firmado apenas pasada la medianoche del 9.
Una anomalía, incluso para un presidente atípico como Milei. El largo y sobrecargado discurso de Milei ante una audiencia que apenas podía mantenerse en su asiento por el frío parecía más una penitencia que un reconocimiento.
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Si bien Mauricio Macri observó el discurso en primera fila, quedaron demasiadas sillas vacías para que Milei pueda decir que se articuló en Tucumán un bloque que expresa una nueva mayoría social y política. Se verá si post Tucumán el presidente logrará ensanchar su coalición de gobierno.
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Al faltazo previsible de Cristina Kirchner, Axel Kicillof y el resto del peronismo que se siente cómodo en el rol de oposición dura a Milei, se sumaron ausencias más inquietantes para el gobierno y el futuro inmediato.
Por ejemplo, el bloque de Miguel Pichetto, clave en el quórum, la conducción de la CGT, que sí colaboró en los ‘90 con Carlos Menem y fue una de las claves del éxito del plan de reformas del riojano, y la Corte Suprema, llamada a ser el VAR del plan libertario y a la que Milei desafía tratando de imponer una reconfiguración del poder interno.
Interrogantes
Como sucede desde el 1 de marzo, cuando Milei anunció de manera sorpresiva la convocatoria al Pacto de Mayo, sobrevuela la pregunta de cómo se traducirán los diez mandamientos libertarios en reformas y leyes concretas.
El ingreso de Federico Sturzenegger al gabinete para jibarizar al Estado supone fortalecer al ala dura, que considera que los acuerdos con el mundo político, gremial y empresarial implican una rendición ante las corporaciones beneficiarias del statu quo que hay que barrer.
Hasta acá, Milei y los suyos han demostrado más habilidad para desmantelar que para reparar o construir. El posible rebote de la inflación en junio, el aumento del desempleo y la pobreza y los ruidos en la city, donde observan con alarma cierta precariedad en el esquema económico libertario,
Publicada la foto de la firma del Pacto de Mayo, Milei tiene frente a sí otro acuerdo marco, de mayor peso político y más frágil que el suscripto en Tucumán. Es el contrato electoral con una sociedad agobiada después de una década y media de frustración económica, enojada con la dirigencia y que votó un liderazgo para que la saque de una crisis que parece no tener fin.