La presidenta Cristina Fernández pidió hoy que “los 40 millones de argentinos garanticen el respeto a los derechos humanos”, al encabezar el acto de inauguración del Sitio de la Memoria, en la sede de la ex ESMA, en el barrio porteño de Núñez.
La presidenta Cristina Fernández pidió hoy que “los 40 millones de argentinos garanticen el respeto a los derechos humanos”, al encabezar el acto de inauguración del Sitio de la Memoria, en la sede de la ex ESMA, en el barrio porteño de Núñez.
Allí, con la voz quebrada por momentos, y antes de recorrer las instalaciones, la jefa de Estado expresó que “no puede quedar en manos de un presidente, de una presidenta, de un Parlamento, ni de un Poder Judicial. Es el pueblo el que se tiene que empoderar de su propia historia, de las cosas que nos pasaron”.
“Hoy aquí hay una victoria de la vida sobre la muerte, de la memoria sobre el olvido, de la patria sobre la antipatria, hoy aquí, ellos, inmortalizados jóvenes (por los desaparecidos), están más vivos y presentes que nunca en todos ustedes y en la historia”, enfatizó la presidenta.
Las palabras de la mandataria, en el primer acto de la Semana de Mayo, fueron transmitidas por cadena nacional, recurso al que apeló por decimoctava vez en lo que va del año, y que se extendió durante 13 minutos.
Al comenzar su discurso, Fernández recordó la visita que realizó al lugar su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, el 24 de marzo de 2004: “Vino como presidente, pero fundamentalmente con parte de una generación diezmada. Vino a recuperar no solamente un edificio, no solamente un ex centro clandestino de detención, vino a recuperar la memoria y la historia de los argentinos”, evocó.
“Ese día, Néstor Kirchner, al que muchos acusaban de frío y cerebral, fue la única vez creo que no lo escuché hablar con sus neuronas, habló con el corazón y con las tripas, en nombre de tantos miles y miles que ya no podrán hacerlo nunca más, y pidiendo perdón en nombre del Estado nacional”, agregó.
Las palabras de hace 11 años habían generado una fuerte polémica porque el entonces presidente pidió “perdón de parte del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia por tantas atrocidades”, omitiendo que, en 1985, durante el mandato de Raúl Alfonsín, se enjuició y condenó a las Juntas Militares.
Al volver sobre el predio inaugurado, la Presidenta explicó que “no” se lo llama “museo, porque en el museo se guardan las piezas del pasado. En los sitios de la memoria se guarda la memoria, la justicia y la verdad”, contrapuso.
“Y para tener memoria hay que estar vivo en el presente, y para tener vida en el futuro, hay que saber lo qué nos pasó, para que nunca más nos vuelva a pasar”, instó.
En ese marco, expresó: “Quiero pedirles a los 40 millones de compatriotas que no tenemos que esperar que nos represente un presidente o una presidenta, 40 millones tenemos ante la humanidad la inmensa responsabilidad de saber que en este país los 40 millones tienen que garantizar el respeto de los derechos humanos, la memoria, la verdad y la justicia”.
“No puede quedar en manos de un presidente, o una presidenta, de un Parlamento ni de un Poder Judicial. Es el pueblo el que se tiene que empoderar de su propia historia, de las cosas que nos pasaron”, manifestó.
Según la mandataria, la Argentina es “un ejemplo en el mundo en materia de Derechos Humanos. Defendamos argentinos ese papel, ese rol, que es patrimonio de los argentinos, no de un gobierno”.
Al finalizar su discurso, que comenzó bajo una tenue llovizna, salió el sol, lo que permitió a la Presidenta asegurar que “Después de la lluvia, siempre sale el sol. Puede aparecer la tormenta más fuerte, el cielo más negro, pero siempre sale el sol. El sol definitivamente siempre sale”.
En el estrado, junto con la Presidenta, estuvieron la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini y su par de Abuelas, Estela de Carlotto.
Ante la presencia de Máximo Kirchner, su hijo Néstor Iván, funcionarios nacionales, como el vicepresidente Amado Boudou, y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, también hablaron con anterioridad el diputado nacional y nieto recuperado Juan Cabandié, y Ana Testa, sobreviviente de la ESMA.