Al menos dos personas entraron a las patadas a la casa de un hombre en Villa Gobernador Gálvez y lo acribillaron a balazos. La mecánica del hecho, ocurrido la madrugada del miércoles, responde a un procedimiento brutal pero asimismo habitual en las dinámicas de la violencia callejera. La particularidad en este caso es el escenario: un laberinto de pasillos de barro con ranchos muy precarios. A Fabián Ruiz, de 38 años, lo mataron en una pobreza extrema en la que vive tanta gente.
La información brindada por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) indica que a Ruiz lo mataron en su casa de "zona de calle Ecuador y Cortada Peralta". Lo cierto es que son solo referencias. Entre la calle Ecuador, Comandante Espora, José Ingeniero y la bajada al río Paraná se levanta un asentamiento precario que se vuelve más laberíntico a medida que la barriada se amontona sobre la costa.
Del medio de esa especie de rectángulo nace lo que sería la cortada Peralta y a unos 300 metros al fondo es donde vivía Ruiz. Según la versión preliminar, cerca de las 4 al menos dos hombres entraron por la fuerza a la vivienda de la víctima y lo mataron con varios disparos de arma de fuego. Los investigadores juntaron del lugar cinco vainas servidas entre las que había algunas calibre 9 milímetros y otras 380. Ruiz fue trasladado por familiares al Hospital Anselmo Gamen, donde falleció a los pocos minutos de ingresar.
Problemas entre familias
Durante la mañana del miércoles la zona del hecho permanecía bajo cierta calma. Las calles de tierra, totalmente destruidas por el paso de vehículos en días de lluvia, eran transitadas en su mayoría por mujeres. Todas las personas consultadas por ese diario señalaron sin dudas la ubicación puntual de la casa de Ruiz, porque se trata de una familia conocida. En esa vivienda nadie atendió a los llamados y un vecino avisó que se habían retirado hacía algunos minutos, que tal vez hubiera alguna persona cuidando adentro. Pero nadie se asomó.
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Los vecinos que dialogaron con este diario mencionaron a Ruiz como un conocido de varios años en la zona, quien vivía con su pareja y al menos tres hijos. "Creo que trabajaba en una carbonería, porque solía traer bolsas a su casa y yo de vez en cuando le compraba", contó un hombre. Lo cierto es que nadie aportó mucho más sobre la historia de vida de esta nueva víctima de la violencia.
Sobre lo que sí mostraron seguridad los vecinos de la cuadra fue acerca de la descripción de la vida diaria. "Acá es como todo barrio. No te podés meter sin saber dónde estás", describió un hombre que vive a metros de la casa de Ruiz. Otro vecino aportó una idea similar: "Acá si sos del barrio y no estás metido en nada vivís tranquilo, pero el que mal anda mal acaba, es así acá".
Hace unos días una casa fue incendiada. Mucho más frecuentemente se escuchan tiros que retumban entre los pasillos y se vuelven indistinguible en ese manojo de caminos. A principio de junio pasado hubo otro asesinato tan brutal como el de Ruiz. Lo que describe un vecino sobre esa violencia creciente puede responder al enfrentamiento entre dos grupos. "Son problemas entre familias que prácticamente son pioneras del barrio", contó.
Postal de la pobreza
Este hombre afirma que "el barrio creció mucho". Su casa está al final de lo que sería la cortada Peralta. A espaldas de esta vivienda se abren muchos más pasillos donde el paisaje es desesperanzador. Un grupito de niños muy desabrigados y malnutridos acompañaron al móvil de este diario que iba a paso de hombre por el mal estado de los caminos. Miraron curiosos, saludaron y preguntaron si todo iba bien mientras el paisaje detrás suyo era siempre el mismo: hileras de ranchos de chapas como postal de una pobreza durísima.
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"Hay mucha gente que viene de provincias del norte, pero también hay muchos que venimos de Rosario", contó un vecino. "Yo estoy acá hace cuatro años pero me vine a Gálvez hace 10. Me cansé de alquilar y me instalé acá", agregó. Luego contó los motivos por los que había abandonado su viejo hogar de la zona de Necochea y Ameghino en el sur de Rosario. "Se había puesto muy feo el barrio. Mi hijo era chiquito y se juntaba con los sobrinos del Pimpi. Un día noté que había empezado a hablar raro, con una jerga que no me gustó. Así que le dije a mi señora que nos teníamos que ir", recordó.
Hace diez años, cuando este hombre abandonó su casa, esa zona de Tablada ya se había afirmado como un punto caliente de la violencia callejera. Con el paso del tiempo supo que no era solo una cuestión de barrios. "Me vine para este lado pero ahora acá está igual que allá, o peor capaz", lamentó el hombre.
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Otro homicidio
El 3 de junio pasado otro hombre, Leonardo Emanuel Rodríguez, fue asesinado de varios balazos de armas de dos calibres distintos. En esa ocasión la víctima, que tenía domicilio en Rosario, fue hallada sin vida alrededor de una tapera en medio de una serie de pasillos de esa barriada laberíntica.
En la crónica publicada en esa ocasión la descripción del barrio menciona a tres nombres que referencian sus distintos sectores. Uno es La Vigil, otro Bajada Vigil y donde mataron a Rodríguez que es Costa Esperanza. Este último espacio sería territorio donde despliega sus negocios Daniel "Gordo Dany" Noguera, líder preso de una de las bandas que suelen estar detrás de los conflictos que se resuelven a balazos y cada tanto arrojan un muerto a las calles villagalvenses. Sus principales contrincantes pertenecen a un grupo que había estado bajo el mando de Carlos "Jerry" Gaeta, asesinado a tiros el 4 de agosto de 2020.
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Otro caso reciente se dio el primer día de agosto de 2020 con el doble homicidio de Alexis Chaparro, de 24 años, y Nahuel Villar, de 21. Estaban en la zona de Comandante Espora cercana al río a bordo de una Honda CG. Después de una serie de maniobras por los pasillos fueron emboscados por al menos dos personas que los bajaron de la moto con varios balazos. Los dos recibieron un tiro de gracia en la cabeza.