Franco es un contratista rural afincado en una localidad del departamento San Martín, a unos 170 kilómetros al oeste de Rosario, quien en los últimos tiempos se puso a buscar alternativas para que el dinero ganado con su trabajo le reditúe y le permita pelearle a la inflación. Así llegó a contactarse con una empresa que tiene oficinas en el microcentro de Rosario y actúa en otras ciudades del país. Allí le ofrecieron invertir primero en un fideicomiso en el cual obtendría altos intereses, luego dolarizar el capital y esos intereses para girarlos a España y acrecentar las ganancias en otra inversión. Convencido del negocio, el hombre entregó 3,4 millones de pesos en dos cheques. Pero cuando llegó la hora de recuperar lo invertido empezaron las excusas, las demoras y las mentiras.
Ante ello, Franco se contactó con los abogados Marcos Cella y Gustavo Irigoyen para que lo patrocinen en la presentación de la denuncia contra la empresa y su responsable, ya identificado y bajo la lupa de los organismos federales de contralor, bajo la carátula de defraudación y estafa.
Según la presentación ante la fiscalía, el mal trago para Franco empezó en marzo pasado. “Me contactó un hombre por medio de un amigo e hicimos una videollamada en la cual coordinamos encontrarnos en la oficina de la empresa Big Capital que está en el primer piso de Corrientes 631 de Rosario”, dijo Franco en la denuncia a la que accedió este diario. Allí, al hombre le ofrecieron participar de un fideicomiso a tres meses “con una tasa anual del 94% y después dolarizar el capital y los intereses y enviar ese monto en dólares a España a un fideicomiso registrado allá al 12% anual. Franco, tentado por el negocio, lo aceptó y entregó dos cheques de 1,7 millón de pesos cada uno.
Al cumplirse el tercer mes, cuando el hombre debía empezar a cobrar los intereses del dinero puesto en el fideicomiso, el retorno no apareció. “Entonces me ofrecieron un nuevo fideicomiso a 18 meses con una tasa del 155% anual. Acepté y el 2 de junio hice la transferencia de 4,5 millones de pesos a una cuenta bancaria de la empresa Wenance, cuyos representantes me explicaron que los días 2 de cada mes cobraría los intereses durante 18 meses, lo que serían 581.250 pesos por mes”, relató el damnificado.
Al primer mes de haber aceptado el fideicomiso y haber realizado la transferencia correspondiente Franco no recibió ningún pago ni devolución. Entonces el pasado 2 de julio llamó a la empresa Big Capital, donde lo habían atendido en el microcentro rosarino, y habló con quien lo convenció en marzo de realizar la inversión. Este hombre le explicó que “podría haber alguna demora con el primer pago”. Pero el tiempo pasó y las evasivas, la falta de atención y las descortesías empezaron a repetirse. Entonces empezaron las sospechas de Franco, quien tras darse la cabeza contra la pared entendió que había sido estafado en su buena fe.
Así las cosas, Franco empezó a investigar por Google sobre las empresas en las que había confiado, supo que están registradas en al Inspección General de Justicia (IGJ), que su responsable se llama Alejandro Muszak y que no había sido el único estafado ya que desde 2017 se acumulan denuncias contra él y sus firmas por más de 15 mil millones de pesos aportados por unos 3 mil damnificados sólo en la Argentina. A tal punto que hay un grupo de WhatsApp que se llama “Damnificados Winance”, unidos con el número 3413657744, como así también grupos en otras redes sociales.
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Con esa información en su poder Franco se contactó con los abogados Cella e Irigoyen quienes lo patrocinan en la presentación de la denuncia. En la misma se estima que al día de hoy la deuda con su cliente asciende a un capital de 7,9 millones de pesos más los intereses desde marzo (3,4 millones al 94%) y de junio (4,5 millones al 155%). Por eso solicitan que, “con la intención de evitar nuevas estafas se disponga la detención de quien se presenta como presidente y Ceo de las empresas Wenance, Liebre y Big Capital, Alejandro Muszak, y que sea imputado por los delitos de defraudación y estafa, se disponga la inhibición total de sus cuentas bancarias y bienes y se inmovilicen sus fondos para lo que se requiere notificar al Banco Central de la República Argentina”, según contó el abogado Marcos Cella a este diario.
El letrado dijo que tras la presentación de Franco otras dos personas de la ciudad se sumaron a la denuncia bajo su patrocinio, “perjudicadas en 5 y 8 millones de pesos respectivamente”, y que eso lo llevó a pensar que “en Rosario y ciudades cercanas debe haber muchísimas víctimas de estas maniobras”.
El abogado también contó que la empresa Winance “cómo respuesta sólo nos envió una carta en la cual ofrece “pagar a aquellos acreedores de hasta 3 millones de pesos todo lo adeudado en 12 cuotas a partir de agosto y otras dos cuotas de intereses compensatorios; y a quienes tengan acreencias por más de ese monto dolarizarlas al valor del dólar MEP con un interés del 8% mensual, lo que no es otra cosa que una maniobra dilatoria más de todas las que vienen haciendo”.
El nivel de la estafa se dio a conocer el pasado domingo en dos diarios porteños de alcance nacional en los cuales se publicaron notas que refieren a que “la fintech (industria que aplica nuevas tecnologías a actividades financieras y de inversión) argentina Wenance, que ofrece créditos con foco en la población no bancarizada, quedó en el centro de la polémica en las últimas horas luego de que se conociera que cientos de inversores no habían recibido el pago de los intereses correspondientes a los fideicomisos que tiene la empresa para fondear los préstamos”. Y sostenían que, “fuentes de la compañía reconocieron la situación y dijeron que están trabajando en un plan de reestructuración que supuestamente tendría el aval de la mayoría de los clientes”, aunque hasta ahora ninguno vio un peso.
Incluso, en un portal de noticias de Buenos Aires uno de los estafados sostuvo que “esto es una estafa, un claro esquema Ponzi”. Y contó que “días atrás fueron inversores a las oficinas (porteñas) a reclamar que les paguen. A los que se pusieron peores creo que les terminaron pagando algo, pero a los ahorristas chicos nadie nos propuso nada hasta ahora. Los asesores, que son los empleados de Wenance con los que hablamos, se están borrando de a poco, muchos ya ni contestan”.