Estefanía Toloza tenía 31 años y tres hijos y si es cierto que la muerte acompaña a cada persona a “Estefi“ no le perdía el rumbo. Un viernes de mayo de 2022 mataron a Alan Toloza, uno de sus hijos, el de 15 años, y eso para ella fue un hachazo. Tenía dos hijos más, Joaquín y Mikeas, pero con esa muerte se perdió entre lágrimas y no volvió. Sólo olvidó su pena cuando Alejandro Gamero, un ex convicto de 51 años, la mató de una puñalada un viernes de enero de 2024. El asesino fue pareja de la madre de Estefanía y por un tiempo su padrastro.
La familia de Estefanía vive en una esquina de barrio Ludueña, en French al 6800. Doris, la abuela de Estefi, se encarga de dos nietos _ hijos de otra hija_ y vive por la cortada Cafayate que corta French. En esa calle vivía Estefi con uno de sus hijos: Joaquín, en tanto Mikeas vive con la abuela paterna. La familia anduvo siempre por Ludueña y por varios años habitaron una casa por Campbell al 4000, hasta que se mudaron. Estefanía era una más igual a tantas mujeres que caminan por Ludueña.
De las cinco asesinadas en Rosario en los primeros meses de 2024 sólo en los casos de Estefanía y de Tamara Marionsini fueron considerados femicidios por la Justicia y los responsables fueron imputados. En los hechos de Ana María Martínez; asesinada en su casa por ladrones; Susana Haydeé Mena, encontrada muerta dentro de una bolsa de arpillera y Mercedes Antelo, que murió por quemaduras en la Unidad 5, la cárcel de mujeres, aún no hay detenidos.
Así Rosario es por el momento la ciudad del país que registra el mayor número mujeres asesinadas. No todas en un contexto familiar, no ligadas al narco, pero una línea común unos sus historias: según los familiares de todas; las mataron por que eran mujeres.
En esa zona de Ludueña, en el noroeste de Rosario y donde la muerte se atrincheró en los últimos años, suele patrullar la Gendarmería. Están parados en las esquinas y el sábado del femicidio no llegaron a French y Cafayate. Ludueña es un barrio en que se mezclan ex convictos; adolescentes que venden drogas; estudiantes ; talleres de todo tipo y empleados de variadas ocupaciones. En la cuadra donde viven los Toloza van y vienen caballos sueltos y una colonia de gansos que pasea y acompañan a quienes caminan el barrio. Cuando Estefanía fue acuchillada los vecinos llamaron a la policía y Gamero fue capturado por la Gendarmería.
El día en que Doris, la abuela de Estefanía, vio como Alejandro Gamero hincó a la mujer con un pequeño cuchillo de cocina ni se dio cuenta. Escuchó un golpe seco, el que todavía la despierta sudada algunas noches. “Cómo no voy a extrañarla si la crié yo, mi hija trabajaba y estaba con otra pareja, Estefi se quedó conmigo”, dice una tarde de febrero en la puerta de su casa.
Estefanía fue asesinada en la casa de Doris la madrugada de un sábado, la casa está por Cafayate al 3300 y esa noche estaba Teresa, su madre. Una discusión con Gamero, su ex pareja, fue el principio. Cuando escuchó los gritos Estefi salió de su casa de French y se llegó a la casa de Doris. Ahí vio como el hombre golpeaba a su madre como quien se saca un perro de encima: “¿Que haces hermano, como le vas a pegar así?, dejala hermano”. Gamero la miró y dijo frío: “A mi se me respeta”, y se le acercó como para decirle algo. De pronto fue el golpe seco que escuchó Doris.
La abuela contó: “El tenia la mejor con Estefi, había sido la pareja de la madre, no sé que le pasó. Es que andaba con una mujer que le empezó a llenar la cabeza y tomaba vino con él y le ponía pastillas adentro. No sé si le pegaba a mi hija Teresa. Cuando la hincó a Estefi Gamero gritó de nuevo «¡A mi se me va respetar!». Estaba loco y casi nos pega a todas. Estefi corrió hasta su casa y
entró y se quiso meter debajo de la cama, pero quedó ahí. Gamero quiso escapar pero lo agarró Gendarmería allá por calle Campbell, está en la cárcel de Coronda el tipo- Se pasó más de 20 años preso”.
El plan de Estefi ese sábado a la mañana era ir hasta Funes con su madre; “Ella vivió ahí, trabajaba en esos kioscos que abren toda la noche. La mamá le consiguió un trabajo. Estefi quería salir adelante, quedó muy mal con lo de Alan, a veces decía que se quería morir”.
A Estefania la muerte la acorraló, Alan Toloza era su hijo y murió en una confusa curva del destino en el 2022. Alrededor de las 22.30 del viernes 30 de mayo un Peugeot 207 entró echando fuego por el pasaje Franklin al 7900 (paralelo a José Ingenieros). Era Color oscuro, con vidrios polarizados y cuatro ocupantes adentro. Al llegar a otro pasillo comenzaron a disparar contra dos chicos, Alan Matías Toloza de 15 años recibió los primeros tiros y murió más tarde en el Policlínico San Martín. La muerte como siempre es impiadosa. “Que te maten un hijo es mucho”, dijo la abuela y contó que Estefanía lloraba como quien pelea por apagar el fuego que te devora lo que más se quiere. LLoraba con impotencia, de tristeza y rabia.
De niña Estefanía era traviesa: “A los doce años le robó la motito al abuelo, por suerte no chocó, le encantaba andar en moto. Fue a la escuela hasta los 14 y después se puso a trabajar.Le gustaban las milanesas con puré desde siempre, aunque ahora mucho no compraba. El primer marido le pegaba y ella lo dejó, ahora no estaba en pareja, iba al baile no más, era joven y re linda. A la mañana cuando se levantaba venía a casa a tomar mate y me contó que se iba a anotar para hacer un curso de peluquería, quería salir adelante”, recuerda Doris.
El 9 de enero Claudio Alejandro Gamero quedó bajo prisión preventiva por el plazo de ley; dos años, al igual que la mujer que lo acompañaba en el momento del crimen, María Julia M. En la audiencia imputativa la fiscal Gisela Paolicelli le atribuyó a la pareja el delito de homicidio calificado por violencia de género en carácter de co-autores en grado consumado, en tanto la jueza María Trinidad Chiabrera decidió aceptar el pedido y dictaminar la pena.
En los datos oficiales sobre la cantidad de asesinatos ocurridos en el ámbito de la provincia, por un lado, y en los departamentos Santa Fe y Rosario, por otro, se perciben severos contrastes. De acuerdo a datos del último informe del Observatorio de Seguridad Pública (OSP) de Santa Fe, en el ámbito provincial durante 2023 se concretaron 397 homicidios, la cuarta cifra más alta de la década por detrás de 2014 (463); 2015 (432) y 2022 (407). El departamento Rosario transitó por un camino similar y cerró el año con 260 asesinatos, el cuarto peor registro de la historia por detrás de 2022 (291), 2013 (271) y 2014 (254). De esos crímenes en Rosario en enero de 2023 dos era mujeres: Yolanda Márquez e Irene Beatriz Fernández, las dos en un contexto de muerte dudosa. En tanto en estos primeros dos meses del años hasta ahora se registraron en Rosario 21 homicidios, de los cuales cinco crímenes fueron mujeres.
En cuanto a la tasa de asesinatos la provincia se sitúa en torno a las 11 (10,98) víctimas por cada 100 mil habitantes según el informe del OSP, “un valor superior a los registrados entre 2017 y 2021 aunque bastante por debajo de los elaborados para los primeros años de la serie temporal analizada” que se toma registralmente hablando desde 2014. Vale resaltar que la tasa de homicidios en Argentina se situó en 2022 en el 4,31 por cada 100 mil habitantes y en 2021 fue del 4,62 por cada 100 mil. En Rosario está cerca de quintuplicar la media nacional con una tasa de 19,84 cada 100 mil habitantes. Detrás de esos números, porcentajes y guarismos están las mujeres asesinadas, las madres, las hijas, los amores.∏