“Tengamos cuidado porque está Pechocho”, le advirtió Gabriela a su familia la última noche de octubre de 2018. Seis semanas antes había visto morir a su sobrino de 19 años, baleado por el mismo atacante que en ese momento pasaba en auto frente a su casa del barrio Parque Casas. De nada valió que fuera desesperada a pedir ayuda a la comisaría: le respondieron que no disponían de móviles. A los pocos minutos veía morir con el rostro ensangrentado a su hijo de 15 años en medio de una balacera demencial. “Pechocho” es Nahuel Leguizamón, un joven de 20 años para quien el fiscal Adrián Spelta pidió una altísima pena a 40 años de prisión. Fue al comenzar un juicio oral en su contra como autor de las dos muertes. Para otros tres acusados reclamó penas que van de los 20 a los 25 años de cárcel.
Los jueces Román Lanzón, Mariano Aliau y Rodolfo Zvala comenzaron a juzgar ayer las muertes de los primos Nicolás Ezequiel Cóceres y Mauro Barrionuevo, asesinados con diferencia de 53 días en 2018. Fueron dos crímenes que tuvieron como trasfondo la disputa territorial por la venta de drogas en los barrios Parque Casas, La Cerámica, La Esperanza y El Churrasco. El principal acusado es Leguizamón, preso como autor de dos homicidios agravados y la tenencia y portación ilegal de armas, para quien el fiscal pidió 40 años.
Como sus socios que efectuaron disparos en el segundo asesinato _el de Mauro_ están acusados David Maximiliano “Tahuali” Ledesma, de 27 años; Germán “Macarrón” Ledesma, de 23; y Axel González, de 26. El fiscal pidió penas de 25 años de prisión para los tres. Para Lucas Ezequiel Rivas, de 26 años y apodado “Payo”, pidió 20 años de prisión como partícipe necesario del crimen de Cóceres, que ocurrió el 9 de septiembre de 2018.
Ese día en la plaza del barrio había un festejo por el Día del Niño. Nicolás Cóceres estaba sentado con amigos en un banco de Pizzurno al 1900 frente a la casa de su tía Gabriela, quien de a ratos participaba de los festejos y de a ratos iba a charlar con ellos. Eso la convirtió en testigo privilegiada del primero de los dos asesinatos que le tocaría presenciar ese año.
La mujer contó que alrededor de las 17.30 Pechocho se acercó a Nicolás y discutieron a raíz de un accidente de tránsito entre una moto de su sobrino y un auto de amigos del acusado. "Enfierrate porque te voy a matar. No te voy a dar más tiros en las piernas", amenazó el primero. "¿Por qué me voy a enfierrar si con vos está todo bien?", respondió Cóceres. Según la acusación, Leguizamón se fue del lugar acompañado por Lucas Rivas en una moto blanca y negra y a los pocos minutos regresó, protegido por un chaleco antibalas, en otra moto que manejaba Rivas.
"¿Te enfierraste, guacho?", encaró a Cóceres el agresor antes de disparar. La tía del joven se acercó desde la plaza al escuchar los tiros y vio que Pechocho disparaba desde la moto, mientras Nicolás rogaba desde el piso: "Basta, basta, ya fue". "Pechocho le dio el último tiro y después de eso Nico no habló más", dijo su tía. El fiscal planteó en el juicio que primero le disparó a las rodillas, el muchacho cayó al suelo y entonces le tiró al pecho. En el lugar se secuestraron diez vainas calibre 9 milímetros. Cóceres, quien estudiaba herrería y quería ser peluquero, murió por una hemorragia masiva en el tórax.
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Uno de los testigos de ese asesinato fue Mauro Alberto Barrionuevo, primo de Cóceres. "Yo estaba en la plaza con mi familia. En un momento escuché un disparo pero no le di mayor importancia porque en el barrio prueban armas a cada rato. Escuché varios disparos más, miré para el lado de mi casa y vi a mi primo como arrodillado en el piso y a un pibe que le dicen Pechocho que le estaba disparando", declaró. Un mes y medio más tarde, el chico de 15 años sería la próxima víctima.
Eso ocurrió la noche del 31 de octubre. El adolescente y su madre conversaban sentados sobre un bolsón de arena frente a su casa de Pizzurno al 1900. Por el lugar pasó un Citroën C3 con cinco personas. En el asiento trasero reconocieron a Pechocho. La madre de Mauro fue a la comisaría 30ª a reclamar protección pero le respondieron que no disponían de móviles.
Alrededor de las 23 el auto pasó por tercera vez y se detuvo en la esquina. Frente a la casa había cuatro personas. "Tengamos cuidado porque Pechocho está ahí", alertó la mujer. Según los testigos, el “Gordo Axel” González manejaba el auto y del asiento trasero bajaron tres tiradores: Pechocho, Tahuali y Macarrón. Los tres se acercaron a la casa de los Barrionuevo y comenzaron a disparar. "Nos tiramos al piso. Yo comencé a gritar que pararan y vi que mi hijo tenía toda la cara mojada en sangre. Ellos siguieron tirando", dijo Gabriela.
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Los atacantes se fueron. Algunos en auto, otros corriendo. El padre de Mauro salió a perseguirlos con un familiar en una moto. En Superí y Cavia alcanzó a Tahuali Ledesma y lo entregó a policías que le secuestraron una pistola 7.35. El adolescente falleció por destrucción craneoencefálica y en el lugar quedaron las marcas de una balacera demencial: 13 vainas, un orificio en la ventana, cinco impactos en la pared, una bala de plomo encamisada sobre un aparador. Pechocho fue detenido en noviembre de ese año en una casa de barrio Tablada donde se secuestró una pistola Tanfoglio 9 milímetros con un cargador con seis balas usada en ese crimen.