"Enfierrate porque te voy a matar". La amenaza que escuchó Nicolás Ezequiel Cóceres una tarde de septiembre no tardó en cumplirse. El agresor llegó en una moto con un chaleco antibalas y lo mató con varios disparos. Un mes y medio más tarde, tres tiradores bajaron de un auto y rociaron a balazos una casa de la cuadra. Allí mataron a Mauro Barrionuevo, de 15 años y primo de Cóceres. En los dos hechos los testigos hablaron de "Pechocho", de 18 años, quien ayer quedó en prisión preventiva por ambos crímenes.
Alejandro Nahuel L. fue detenido el martes en una casa de Tablada donde la policía secuestró una pistola 9 milímetros que será comparada con las balas disparadas en los crímenes. En base a numerosos testimonios, el fiscal Adrián Spelta lo acusó ayer como autor del homicidio de Cóceres, que tenía 19 años, y coautor del de Barrionuevo, además de portación y tenencia de armas. La jueza Hebe Marcogliese dio curso a la imputación y dispuso la prisión preventiva por el plazo legal de dos años.
Los dos trágicos hechos tuvieron como trasfondo la disputa territorial por la venta de drogas en los barrios Parque Casas, La Cerámica, La Esperanza y El Churrasco. Si bien este contexto no se mencionó en la audiencia, sí se describieron los dos ataques que tuvieron como blanco a una familia de Pizzurno y Superí.
El primer crimen por el que acusaron a "Pechocho" fue el de Nicolás Ezequiel Cóceres, de 19 años, baleado en Pizzurno al 1900 el 9 de septiembre. El joven estaba en un banco con unos amigos frente a la casa de su tía Gabriela, quien participaba de los festejos del Día del Niño que se hacían en el lugar y de a ratos iba a sentarse con ellos. Por eso fue testigo privilegiada del crimen que precedió a la muerte de su propio hijo, ocurrida a las siete semanas.
La mujer contó que "Pechocho" y Nicolás discutían a raíz de un accidente entre una moto de su sobrino y un auto de amigos del acusado. "Enfierrate porque te voy a matar. No te voy a dar más tiros en las piernas", advirtió el primero. "¿Por qué me voy a enfierrar si con vos está todo bien?", respondió Cóceres. Según la acusación, L. se fue del lugar en una moto blanca y negra y a los pocos minutos regresó en otra moto que manejaba un tal "Payo" y protegido por un chaleco antibalas.
"¿Te enfierraste, guacho?", encaró a Cóceres el agresor antes de disparar. La tía del joven se acercó desde la plaza al escuchar los tiros y vio que "Pechocho" disparaba desde la moto, mientras Nicolás rogaba desde el piso: "Basta, basta, ya fue". "Pechocho le dio el último tiro y después de eso Nico no habló más", dijo su tía. En el lugar se secuestraron diez vainas calibre 9 milímetros. Cóceres, quien estudiaba herrería y quería ser peluquero, murió por una hemorragia masiva en el tórax.
Testigo y víctima
Uno de los testigos de ese asesinato fue Mauro Alberto Barrionuevo, primo de Cóceres. "Yo estaba en la plaza con mi familia. En un momento escuché un disparo pero no le di mayor importancia porque en el barrio prueban armas a cada rato. Escuché varios disparos más, miré para el lado de mi casa y vi a mi primo como arrodillado en el piso y a un pibe que le dicen «Pechocho» que le estaba disparando", declaró. Un mes y medio más tarde, el chico de 15 años sería su víctima.
La noche del 31 de octubre el adolescente conversaba con su madre sentados sobre un bolsón de arena frente a su casa de Pizzurno al 1900. Por el lugar pasó un Citroën C3 con cinco personas. En el asiento trasero reconocieron a "Pechocho" y de nada valió que la madre de Mauro fuera a la comisaría 30ª a reclamar protección: le respondieron que no disponían de móviles.
Alrededor de las 23 el auto pasó por tercera vez y se detuvo en la esquina. "Tengamos cuidado porque «Pechocho» está ahí", alertó la mujer a su hijo. Según los testigos, como conductor y acompañante iban dos hombres de apellido G. y del asiento trasero bajaron tres personas. Uno era David Maximiliano "Tahuali" L., apresado desde esa misma noche como coautor del crimen. El otro era Germán "Macarrón" L., quien sigue prófugo. El tercero era "Pechocho".
Los tres se acercaron a la casa de los Barrionuevo portando armas de puño y comenzaron a disparar. "Nos tiramos al piso. Yo comencé a gritar que pararan y vi que mi hijo tenía toda la cara mojada en sangre. Ellos siguieron tirando", dijo Gabriela.
"Pechocho" desapareció del lugar en el auto y los otros dos tiradores corriendo. El padre de Mauro salió a perseguirlos con un familiar en una moto. En Superí y Cavia alcanzó a "Tahuali" y lo entregó a policías que le secuestraron una pistola 7.35.
El adolescente falleció por destrucción craneoencefálica y en el lugar quedaron las marcas de una balacera demencial: 13 vainas, un orificio en la ventana, cinco impactos en la pared, una bala de plomo encamisada sobre un aparador. "Es un milagro que haya habido una sola persona muerta", dijo el fiscal Spelta.
En silencio
"No quiero hacer ninguna declaración", dijo "Pechocho" en la audiencia de ayer. Su abogada, Sandra Villafañe, pidió que sea examinado por una junta médica forense. "Tiene intervalos de lucidez y un estado bastante deplorable en cuanto a su psiquis", dijo. "Supuestamente está imputado en dos hechos. Pero hay varios personajes y queremos saber la verdad. Si fue mi cliente o alguna otra persona", añadió al solicitar el arresto domiciliario en la casa donde fue detenido y a la que se mudó tras el incendio de la de Pizzurno al 1900.
La jueza Marcogliese consideró que hubo "numerosos testigos" que identificaron al acusado y le dictó la prisión preventiva sin plazo "ante la posibilidad de que los testigos sean amedrentados".