Los homicidios en el departamento Rosario registran un aumento en relación al año anterior. En las últimas semanas hubo una balacera contra el Centro de Justicia Penal y este viernes contra la sede del Sindicato de Empleados de Comercio. La situación generó el reclamo del intendente Pablo Javkin al Ministerio de Seguridad de la Nación porque entiende que el casco céntrico debe ser custodiado por fuerzas federales y el mismo día se anunció el envío de 160 efectivos para sumarse a patrullar en la ciudad. En ese marco Sabina Frederic, ministra de Seguridad de la Nación, analizó las particularidades de la violencia callejera y el narcotráfico en Rosario; consideró que es importante reforzar el patrullaje de fuerzas federales pero indicó como prioridad el fortalecimiento de la policía provincial; y a su vez remarcó la necesidad de reforzar políticas públicas que no tienen que ver con las áreas de Seguridad pero sí con la contención de las nuevas generaciones de niños y adolescentes atravesados por la violencia.
_ Teniendo en cuenta el aumento de homicidios en relación a 2020 y años anteriores, además de las recientes balaceras, ¿qué diagnóstico se hace desde la Nación sobre la situación de la violencia en Rosario?
_ En primer lugar está la preocupación y la ocupación del Ministerio de Seguridad de la Nación respecto del problema que hay en la provincia de Santa Fe, sobre todo en Rosario. Ha habido diferencias en la cantidad de homicidios, más, menos, pero la verdad es que el problema sigue siendo grave. El diagnóstico es compartido con la provincia. Nuestra función es apoyar el trabajo de las fuerzas de seguridad de la provincia de Santa Fe. Incrementamos la presencia de las fuerzas federales porque hay una necesidad de reforzar la presencia territorial de la policía. Se incrementó un 75 % la cantidad de personal de las fuerzas federales, hay 3.400 efectivos y un poco más a partir de marzo de este año. Además de ese incremento también compartimos con la provincia de Santa Fe, con el gobernador Omar Perotti, en su momento con Marcelo Sain y ahora con Jorge Lagna, la necesidad de reforzar la investigación criminal y el trabajo del apoyo que hacen las fuerzas federales a la Justicia Federal en Rosario. Eso hizo que creáramos la Unidad Ministerial de Rosario en octubre de 2020 para que las fuerzas federales motorizaran las investigaciones de unas 400 causas por narcotráfico.
_ El envío de fuerzas federales es frecuente desde 2013 pero la situación no muestra grandes mejorías. ¿Cómo se piensa una política de seguridad pública en conjunto entre gobierno nacional y provincial?
_ Es una política más de contención. El descenso de los homicidios que se produjo en 2015 fue cuando las fuerzas federales ya se habían retirado, con lo cual no hay una relación directa entre presencia policial y disminución de la violencia. Sí es una política de contención necesaria. Para nosotros la coordinación con la provincia de Santa Fe es para darle tiempo a la policía santafesina a fin de que se fortalezca. Es un elemento central esto, no hay forma de contener y prevenir la violencia si no es con una autoridad fuerte de la policía de la provincia en Rosario. En el mientras tanto las fuerzas federales van a complementar la tarea que el propio gobernador entiende que en el mediano plazo hará la policía de la provincia de Santa Fe. En el corto plazo es bastante difícil pensar en una solución estructural al problema de la violencia en Rosario, que tiene muchos años. Hay una tendencia a resolver conflictos a través del uso de la violencia. Hay un diagnóstico que no tiene que ver con el Ministerio de Seguridad de la Nación ni de la provincia de Santa Fe, que es el de la necesidad de fortalecer la legitimidad de la Justicia, de la institución judicial como el mecanismo para la solución de conflictos. Es una pata que necesita ser fortalecida y depende más de una reforma estructural del sistema judicial en Santa Fe y a nivel federal.
_ El fiscal general de la provincia dijo que es difícil prevenir delitos. ¿Qué puede aportar el Ministerio de Seguridad de la Nación teniendo en cuenta las particularidades de Rosario?
_ Hay que trabajar sobre la prevención porque estamos hablando de nuevas generaciones que se incorporan al ejercicio de la violencia como forma de resolución de conflictos y entran al negocio del tráfico de drogas y otros negocios, como el sicariato, que es la contratación de personas para disparar a mansalva en las calles, a los edificios, a las personas. Hay un trabajo preventivo que no es potestad de la Justicia ni de Seguridad. Tiene que ver con otros tipos de tareas asociadas a agencias que trabajan con niñez, adolescencia, desarrollo social. Ya desde el 2012 era un problema la violencia, estamos hablando de que hoy las víctimas son jóvenes, nuevas generaciones que han entrado en una lógica que los antecedió. Hay que hacer un trabajo preventivo, tiene que estar pensado cuidadosamente porque sabemos que los descabezamientos de los líderes de organizaciones que ocurrieron en los años 2015, 2016, no frenaron la violencia. Al contrario, hubo períodos de mayor competencia por el liderazgo, lo que también es una fuente de violencia.
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_ En concreto, ¿en qué otras políticas públicas de otras áreas se necesita profundizar para complementar el trabajo que se puede hacer desde las áreas de Seguridad?
_ La posibilidad de que haya agencias del Estado que ofrezcan empleos o fuentes de acceso a recursos que no terminen rápidamente. Lo que hay que producir es un cambio que no creo que pueda ser en el corto plazo, hay que trabajar hoy pero pensando en que ese trabajo cotidiano va a poder ayudar a resolver un problema que tiene que ver mucho con los imaginarios y con los horizontes de futuro. Esta dinámica está condenando a las generaciones más jóvenes a una vida muy corta. Entonces creo que hay que trabajar en varios planos y tratando de no ser naif, no hay que ser ingenuos. Ofrecer fuentes de trabajo sobre ese imaginario, de cómo ganar prestigio y reputación en un contexto social en el que parece que de la única forma en que se gana prestigio y reputación es a los tiros.
_ A las drogas se accede en todas las clases sociales pero hay territorios específicos en los que ese acceso está muy ligado a la violencia. ¿Hay que poner atención particular en esos territorios?
_ Eso es algo que se distingue mucho de otras zonas del país donde hay mercado y consumo y sin embargo no hay violencia como en Rosario. No siempre el tráfico de drogas está asociado a niveles tan altos de violencia. Yo creo que por supuesto la presencia de la autoridad policial es fundamental. Eso hay que recuperarlo, estamos apoyando a la provincia en ese sentido. La policía de Santa Fe tiene que recuperar legitimidad y autoridad en territorios en los que las perdió, ese es un punto básico, no es sustituible. Pero al mismo tiempo tiene que haber alternativas para la vida de la gente. Eso tiene que trabajarse desde los distintos niveles del Estado. El problema es de Seguridad, pero no solo de Seguridad. No me estoy corriendo, estamos reforzando la presencia, sostenemos 300 efectivos que están haciendo trabajos preventivos en el centro de la ciudad y fortaleciendo operativos en los barrios. Pero creemos que hay que atender más alternativas de vida para las generaciones más jóvenes, para chicos que hoy tienen 12 o 13 años y viven en esos barrios.
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_ ¿Qué perfil tiene el Ministerio de Seguridad en cuanto a la persecución al narcotráfico y que características propias se detectan en Rosario, teniendo en cuenta su puerto y su ubicación?
_ Orientamos el trabajo de las fuerzas federales a la comercialización en pequeña y gran escala. Rosario es un lugar en el que tenemos 400 causas federales, de las cuales alrededor de 200 son significativas. Es un lugar de comercialización importante y hay una relación al puerto que es uno de los más grandes de la Argentina. Ahí nosotros trabajamos articulando con la Aduana y la Afip para reforzar la investigación criminal sobre lo que circula en el puerto de Rosario. Creemos que es un lugar, no el único, donde hay tráfico ilegal de drogas. Sobre todo de cocaína, porque de marihuana estamos incrementando decomisos en la zona de Misiones. Eso geopolíticamente hace de Rosario un lugar particularmente complejo en cuanto al tráfico. También hay que decir que en el último año de pandemia las rutas de comercialización de cocaína cambiaron. Hay menos cantidad de cocaína y eso también puede ser causa de mayor violencia. Hay una fragmentación muy grande del tráfico, mucho que se hace por encomienda en pequeñas cantidades. Hubo una atomización de la circulación que pudo generar mayor violencia.
_ ¿Se puede pensar en la persecución a los circuitos de lavado de dinero del narcotráfico como una manera de incidir favorablemente en la violencia que repercute en las calles?
_ En el corto plazo no va a tener incidencia, la va a tener en el mediano y largo plazo porque es una forma de desalentar el negocio y también es una manera de redirigir el esfuerzo de la Justicia y las policías hacia el gran negocio. Porque básicamente el único objetivo de quienes se dedican a la comercialización de drogas es la rentabilidad, no es matar sino ganar dinero. Pero como es dinero ilícito hay que lavarlo, por lo cual siempre ese negocio termina en la participación de distintos actores, abogados, escribanos, contadores e inmobiliarias que se dedican al lavado de activos. Por supuesto que apuntar en esa dirección es ir al corazón del problema y es una forma de desalentar el negocio ilegal. No creo que en el corto plazo eso baje los niveles de violencia, lo cual no quiere decir que no haya que hacerlo, hay que trabajar mucho en eso.
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_ Los Monos y “Guille” Cantero recobraron protagonismo a partir de los últimos hechos y el juicio que atraviesan por ataques a objetivos judiciales. ¿Qué análisis hace sobre la costumbre de posicionar públicamente a una banda específica siendo que el narcotráfico es más amplio y tiene otros actores?
_ Es importante que el juicio avance, que haya una sentencia y que haya penas para estas bandas. Pero en el análisis que hacemos de las investigaciones criminales que están en nuestra jurisdicción vemos que el negocio es mucho más amplio, incluye muchos más clanes familiares que algunos tienen relación pero no se termina el problema ahí. Hay muchas más personas involucradas, está mucho más segmentado el negocio de lo que uno puede imaginar. No está concentrado en dos cabezas sino más segmentado, sino no se explicarían estos niveles de violencia. Es muy importante atender a eso porque si no perdemos el rumbo de dónde está el problema, que es más extenso, más amplio y más segmentado.
_ ¿Cree que es posible desfederalizar la persecución al narcomenudeo en la provincia?
_ Yo creo que por la situación en la que está Rosario no me parece que sea el momento para desfederalizar, pero es una decisión que toma la provincia. Las experiencias de otras provincias no cuentan para Santa Fe, porque son más chicas, con poca incidencia. En general ese fenómeno tiende a la persecución al consumidor y no a resolver los grandes problemas. Por la situación de Rosario en particular y porque la policía santafesina tiene que seguir el camino de su fortalecimiento, me parece que para nada es la solución.
_ ¿Cómo recibió las críticas del intendente Pablo Javkin sobre el trabajo de las fuerzas federales y el reclamo de mayor presencia al Ministerio de Seguridad de la Nación?
_ Me sorprendieron las declaraciones de Javkin. Nosotros el despliegue de fuerzas federales lo hacemos con la anuencia del Ministerio de Seguridad de la provincia. No hacemos ningún movimiento si no es coordinado con la provincia de Santa Fe. Así que me parece que atribuirle esto a las fuerzas federales es una simplificación muy grande de un problema que es bastante más amplio y complejo. Creo que Javkin se equivocó en esa declaración.