La investigación por la ruta de la efedrina volvió a hallar su epicentro en Rosario. Once meses
después de que el rosarino Mario Roberto Segovia saltara a la luz pública como el principal
exportador de esa sustancia a los carteles de droga mexicanos, ocho personas de su entorno fueron
detenidas ayer por el juez federal de Zárate-Campana Federico Faggionatto Márquez, quien arribó a
la ciudad con 160 efectivos bonaerenses para realizar 27 allanamientos.
Los procedimientos fueron ordenados luego de que la investigación detectara que el “rey de
la efedrina” seguía dedicándose a la fabricación y contrabando de drogas sintéticas desde la
cárcel de Ezeiza, donde está detenido desde noviembre. Entre los apresados ayer se encuentran la
esposa de Segovia, quien ya había sido procesada junto a él aunque estaba excarcelada, su suegra y
un cuñado. También fueron apresados un abogado, un químico griego, testaferros y un financista.
Todos quedaron acusados de integrar una asociación ilícita dedicada al narcotráfico y comandada
por Segovia, quien a raíz del operativo de ayer deberá ampliar su indagatoria el jueves. El
empresario rosarino afincado en una lujosa residencia de Fisherton que ayer volvió a ser allanada,
está procesado por Faggionatto Márquez como líder de una organización dedicada a abastecer de
efedrina a narcos mexicanos. También suma acusaciones en otros juzgados (ver aparte).
Laboratorio fantasma. El operativo se dispuso cuatro días después de que Faggionatto Márquez
zafara del juicio político en el Concejo de la Magistratura (ver página 31). Los policías de la
bonaerense y de Drogas Ilícitas de Zárate-Campana desembarcaron en Rosario a las 8 de la mañana con
la misión de encontrar el lugar donde funcionaría un laboratorio local de metanfetaminas. Actuaron
con el apoyo de la ex Drogas Peligrosas de Santa Fe, al mando de Gustavo Spoleti.
Lo llamativo del procedimiento, es que los investigadores arribaron con la presunción de que
ahora el grupo no sólo sigue exportando efedrina sino que también la elabora en forma sintética, es
decir en base a químicos y sin la planta que se cultiva en India y China.
Esta presunción surge del hallazgo de un formulario para la fabricación sintética de la efedrina
en la celda que Segovia ocupa en la cárcel de Ezeiza. Se trata de una fórmula “desarrollada
por carteles mexicanos que permite hacer efedrina sin efedrina. Es una fórmula muy volátil y muy
peligrosa”, dijo a la prensa el juez, horas antes de que fracasara el hallazgo del
laboratorio en barrio Las Delicias, donde los policías lo buscaron casa por casa a lo largo de dos
cuadras.
Desde el VIP. El operativo que le imprimió a Rosario una movida policial intensa en medio del
feriado derivó de una investigación iniciada dos meses atrás a partir de una denuncia anónima.
Según un vocero de la causa, un llamado al juzgado alertó que Segovia seguía operando en el
contrabando de efedrina desde su celda. Entonces, con intervención de la policía bonaerense, la
Side y el Servicio Penitenciario, se ordenaron intervenciones telefónicas de las que surgieron los
datos que orientaron los procedimientos.
Más adelante, como informó este diario el 29 de septiembre pasado, un juez federal de Lomas de
Zamora ordenó el allanamiento de dos pabellones de Ezezia, en uno de los cuales está Segovia. Lo
hizo en el marco de una causa por la presunta concesión de privilegios al “rey de la
efedrina”. Cinco guardias fueron separados y acusados de recibir dinero a cambio de otorgarle
al interno un trato VIP.
Desde el juzgado de Campana indicaron ayer que en la requisa a la celda de Segovia se halló el
formulario para la fabricación sintética de efedrina, un celular, una computadora con acceso a
internet, una notebook, dos módems, pen drives y un manual de entrenamiento para la guerra química
y la preparación de armas. “Son elementos a los que no tenía que tener acceso porque es
considerado material peligroso dentro de la cárcel”, dijo ayer el juez.
Los investigadores señalaron que desde el encierro, Segovia “estaba organizando una venta
de efedrina y tenía apuro en hacerla. Operaba mucho en internet”. Tras la requisa a la celda,
los teléfonos intervenidos “se cortaron, dejaron de moverse”, indicó un allegado al
caso.
Quién es quién. A raíz de esos hallazgos los efectivos llegaron a Rosario con la orden de
detener a 12 personas, de las cuales 8 fueron apresadas, una quedó en libertad y tres permanecen
prófugas. Los policías requisaron domicilios en Rosario, Soldini, Funes, Pueblo Esther y Villa
Gobernador Gálvez.
En el chalé de Alvarez Condarco 472 bis de Fisherton, que ya había sido allanado tras la caída
del “rey de la efedrina” en noviembre de 2008, los efectivos apresaron a su esposa,
Gisela Itatí Ortega, en medio del llanto de uno de los hijos de la pareja.
En la vivienda secuestraron un nuevo vehículo: una impactante camioneta 4 x 4 Dodge Ram que
usaba la mujer. También quedaron detenidos su madre, Antonia Moreno, y su hermano, Gonzalo Rodrigo
Ortega.
En otro allanamiento fue apresado Sfungaras Taqui Paragiatis, un químico de nacionalidad griega,
cuya participación en la red surgió de las escuchas telefónicas. Le imputan haber brindado
conocimiento técnico a la banda, realizar viajes a la Triple Frontera y visitar a Segovia en la
cárcel. Un allegado al químico, Ariel Cumbo Nacheli, también quedó preso, aunque su hermano no fue
localizado y está prófugo. Tampoco fue hallado otro hombre cercano al griego, Mario T., quien según
los pesquisas lo acompañó en los viajes y en las visitas al penal.
El abogado Ariel González Zevallos quedó acusado de ser quien “se ocupaba de la parte
financiera del grupo”. Al abogado Hugo Páez Alvarez y a Marisel Ferracutti les endilgan
actuar como testaferros del empresario. El tercer prófugo es Luján Rubén E., quien supuestamente se
ocupaba de las comunicaciones del grupo y de proveerle a Segovia teléfonos y módems.
Por último Ricardo Jacinto Segovia (padre de Mario), fue demorado tras hallar en su casa una
tumbera calibre 3.57 y quedó a la espera de que la Justicia provincial resolviera su caso. Además,
lo ligaron a la supuesta asociación ilícita aunque en libertad, porque la Cámara Penal de San
Martín le dictó la eximición de prisión. Tenía “300 gramos de efedrina”.
Pasado el mediodía, los efectivos trataron de ubicar un domicilio registrado a nombre de la
esposa de Segovia en la zona de Ceresetto al 5800 (Callao a la misma altura), pero no lo hallaron.
Convocaron a una cuadrilla de Aguas Santafesinas para que colaboraran en la identificación del
lote, pero no fue posible. Por la tarde entraron a un galpón de Ceresetto 5869 B tras forzar la
puerta con una barreta pero no hallaron nada. Por último se dirigieron a un departamento de Laprida
643 a nombre de la mujer de Segovia. Estaba vacío y adeudaba expensas desde noviembre pasado, el
mes en que apresaron a su esposo.
La caída. Mario Segovia, de 35 años, fue detenido en el aeroparque metropolitano en noviembre de
2008 y el mismo día se allanó su residencia de Fisherton en la cual se encontraron 275 mil euros,
70 mil dólares, dos lingotes de oro, armas, precursores químicos, dos camionetas Hummer y un
exclusivo Rolls Royce.
Cayó por una investigación de inteligencia que detectó sus actividades de exportación de
efedrina bajo el nombre de Héctor Germán Benítez. Se lo consideró proveedor de efedrina al
laboratorio de metanfetaminas desbaratado seis meses antes en Ingeniero Maschwitz. Más adelante,
Faggionatto Márquez lo procesó por operaciones que figuraban en sus cuentas de correo electrónico
que configuraron 83 nuevos delitos.
Desprolijo
Como los investigadores no hallaban un domiclio registrado a nombre de
la esposa de Segovia en la zona de Ceresetto al 5800, en el cual presuntamente funcionaba un
laboratorio clandestino, recorrieron dos cuadras, casa por pasa, pidiendo a los vecinos las
facturas de agua a fin de llegar al local por descarte.