Cristian Gauna tenía 16 años y era uno de ocho hermanos. Vivía en el barrio San Francisquito, detrás del Mercado de Productores. Estudiaba y paqueteaba junto a su papá para arrimar unos mangos a la humildad de su casa. El jueves a las 22 estaba junto a otros 15 pibes de su edad en la esquina de Amenábar y Alsina, a metros de una enorme pintada de Newell's Old Boys, cuando desde tres motos que pasaron por el lugar dispararon sin piedad hacia el grupo. Las estampidas provocaron un desbande generalizado. Cristián también corrió, pero antes de que pudiera completar dos pasos, un plomo calibre 9 milímetros le perforó la cabeza. Sus amigos lo cargaron en el auto de un vecino y lo llevaron al Hospital de Emergencias, donde ingresó en estado desesperante. Murió a las 5.30 de ayer.
"La policía dijo que esto fue un «ajuste de cuentas», pero nada que ver. Los que dispararon tiraron al bulto y Cristian no tenía problemas con nadie. Le dieron a él como le podían haber pegado a cualquier otro", comentó ayer uno de los amigos del pibe asesinado.
Sólo lágrimas. La noticia del homicidio de Cristian Gauna operó como un terremoto en Virasoro al 3700, en el humilde barrio San Francisquito. Por un lado, los familiares del adolescente no tenían fuerzas para contar su desgracia. Sólo había lágrimas atragantadas y rostros de pesar.
Por el otro, los vecinos descargaban su indignación y su bronca hablando sobre el adolescente asesinado. "Era un pibito bárbaro. Trabajaba paqueteando en el Mercado de Productores con su papá y estudiaba para ser electricista en la escuela de Constitución y Garay. No tenía entradas en la policía ni nada de eso. Lo que le pasó fue terrible y pudo ser peor, porque con él estaban muchos pibitos del barrio que son más chiquitos. Se juntan ahí porque tienen las noviecitas y se quieren hacer ver. Esto no puede volver a pasar", relató una doña compungida.
"Los balazos no eran para el grupo de Cristian. Eran para otra bandita, mucho más pesada, que se junta a mitad de cuadra, en la cortada Iberá y Alsina", explicó un pibito del barrio.
Tiro al blanco. Jueves por la noche en los confines de San Francisquito. Quince pibes conversaban de sus vidas incipientes en la bocacalle de Alsina y Amenábar, debajo del foquito de la luz pública. Algunos de ellos relataron ayer que poco después de las diez de la noche tres motos detuvieron su marcha en la esquina de Amenábar y Castellanos, a 100 metros de donde ellos estaban. Que los miraron a la distancia y a partir de ese momento comenzó la etapa final de un ataque feroz.
Según el relato, las motos fueron por Castellanos hacia el norte y doblaron por cortada Iberá. Cuando llegaron a Alsina volvieron a doblar, esta vez hacia el sur, y encararon hacia el grupo abriéndose paso a plomo y fuego. La primera detonación provocó el desbande. Entonces comenzó una sesión de tiro al blanco.
"Dispararon como quince tiros. Y no es que fueron todos al bulto. Apuntaban. Se escuchaban los estampidos distanciados en el tiempo. Pum. Pum. Pum. Todos corrimos. Cristian también, pero uno de los disparos le dió en la cabeza. Los de las motos se fueron, pero uno de ellos giró y volvió a pasar por la esquina. Disparó cuatro veces más", indicó uno de los pibes que sobrevivieron el ataque.
El balazo le perforó el cráneo a Cristian, quien quedó agonizante sobre el pavimento, en la entrada de un improvisado garaje. Ayer por la mañana, una enorme mancha de sangre y masa encefálica delataba la gravedad de la herida. Lo cargaron en un auto y lo llevaron al Hospital de Emergencias. No hubo espacio para mucho más. Los médicos lucharon para estabilizarlo, pero a las 5.30 murió.
"Eran pibes chiquitos. Creo que Cristian era de los más grandes. Los que dispararon no eran del barrio y por eso se confundieron. Pero ya no se puede más. Cualquiera puede comerse una bala perdida en una balacera", indicó una vecina en la cuadra donde vivía Cristian. "Según testimonios, parece ser que los de las motos andaban buscando a unos pibes que habían robado al otro lado (de Avellaneda) y les habían marcado que uno de los choros tenían un corte de pelo con crestita (al estilo Mohicano). Y parece que este pibe tenía ese corte de pelo y le tiraron a él. Pero el pibe nada que ver. Se confundieron de blanco", indicó una fuente allegada a la pesquisa en manos del juez de Instrucción Luis María Caterina.
En baja
Con los homicidios de Cristian Gauna y Dayana Capacio, ya son 67 los crímenes cometidos en lo que va del año en el departamento Rosario, jurisdicción de la Unidad Regional II. Fuentes de la Jefatura aseguraron ayer que a esta altura del año 2011, el número de asesinatos en la ciudad era de 84. Y remarcaron la notable baja en las estadísticas.