Eran las 20.30 del jueves cuando los clientes que esperaban para hacer compras en el pequeño quiosco ubicado sobre calle Namuncurá, en cercanías del punte de la avenida Sorrento y a la altura de Olavarría al 1500 bis, vieron que uno de los pibes del barrio que estaba parado cerca de allí caía desvanecido sobre la calle de tierra. No tuvieron que mirar mucho para darse cuenta de que al joven lo habían baleado por la espalda. El examen forense diría más tarde que los proyectiles le ingresaron por la axila izquierda y los brazos. Los vecinos llamaron entonces a una ambulancia que nunca llegó y Raúl Eduardo Barrera, de 23 años, murió en el lugar. Fue en vano que algunos vecinos y familiares lo cargaran en un auto, en un último movimiento desesperado, y lo llevaran al Hospital Provincial del Centenario. "Mi hermano era un ciruja. Iba todos los días a cirujear con su bicicleta. No tenía problemas con nadie. Tuvo algunos inconvenientes con la ley cuando era menor, pero pagó y se dio cuenta que esa vida no era para él", explicó uno de los cuatro hermanos de la joven víctima en la puerta de la casa donde vivió.
Olavarría al 1500 bis es una postal del desamparo. Lo único de avanzada es el mejorado de pavimento que tiene la propia Olavarría hasta llegar a su cruce con Calle 1482. Desde allí toma el tamaño de un pasillo ancho y de tierra que es conocido por la gente del barrio como "Olavarría al fondo". Allí conviven humildes viviendas de chapa y madera con otras sencillas de material. Todo está rodeado de zanjas pestilentes, conexiones de agua potable clandestinas que serpentean con improvisadas canaletas sobre el mejorado de la calle, ramilletes de cables colgados del tendido eléctrico.
En ese marco hay niños jugando a las bolitas en medio del "pasillo", jóvenes sin nada por hacer ni un futuro que mirar y que se juntan en las esquinas a que pase el tiempo, y perros flacos y enfermos. allí, un grupo de vecinos autoconvocados se reunieron para realizar, a pico y pala, un improvisado lomo de burro y así evitar que las motos aceleren y atropellen a niños y ancianos. Olavarría al 1500 bis está en los confines de barrio Empalme Graneros y el asentamiento Los Pumitas, un predio de la hermana Jordán. A escasos 200 metros lineales de allí pasa el arrollo Ludueña y su cruce a la altura del puente de calle Sorrento.
Un jueves movido
A media voz, midiendo las palabras, los vecinos de Olavarría al fondo charlaban ayer sobre los dos hechos que acapararon su atención el jueves. Primero, alrededor de las 14, un grupo de pibes de entre 13 y 14 años se trenzaron en una disputa a piedrazos y los efectivos ubicados en el destacamento policial de chapa que funciona en el predio de la hermana Jordán salieron a repelerlos.
"Lo que pasa es que los pibitos del barrio ya les tomaron el tiempo. ¿Vos no sabés cómo duermen los vigilantes a la hora de la siesta con el aire acondicionado? Los pibes van y le cascotean el destacamento. Pero ayer (jueves) los vigilantes se fueron al carajo porque salieron a repeler con balas de plomo sin medir consecuencias", explicó uno de los residentes de la cuadra.
El otro hecho del que todos hablaban, aunque con cierto aire de normalidad, era la muerte de Raúl Barrera, otro pibe que cae bajo las balas de un barrio alejado. El muchacho asesinado residía a unos 200 metros de donde fue asesinado. Uno de sus hermanos y su cuñado, con un bebé en brazos, contaron que Raúl trabajaba como "ciruja con una bicicleta" y "que no tenía problemas con nadie". Su hermano, con los ojos cargados de bronca e impotencia, contó que "había tenido problemas con la ley, pero de menor. Después pagó por lo que hizo y se dio cuenta que esa vida no era para él". Su cuñado apostó a la hipótesis de que los asesinos se habían equivocado de persona. "No debe haber sido para él porque no se metía con nadie", dijo el muchacho.
¿Desde dónde?
Según se pudo reconstruir del diálogo con la gente de la zona, aproximadamente a las 20.30 Barrera estaba junto a un tal "Luncho" en el pasillo de "Olavarría al fondo" cuando fueron blanco de varios tiros. "Yo escuché dos o tres balazos y vi venir a estos dos pibes corriendo (desde el arroyo). No vi quien les disparó o en qué vehículo iba (el agresor). A lo mejor no iba en ningún vehículo y sólo sea un vecino", confió uno de los residentes.
Lo cierto es que Barrera continuó la marcha una cuadra hasta caer desvanecido frente a un quiosco ubicado en Namucurá entre Olavarría y Garzón (altura del 1500 bis), a pocos metros de una sede de la Universidad Popular del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (Mijd). Allí, ante los pibes que jugaban a las bolitas, los vecinos que tomaban fresco o hacían mandados, cayó muerto Barrera.
Oficialmente, desde el área de prensa de Fiscalía, se indicó que "según testimonios primarios el joven fue trasladado desde calle Olavarría al 1500 bis por su padre en un auto particular luego que le dispararan desde un vehículo. No hay datos de los agresores". El caso quedó en manos del fiscal Adrián Spelta, quien comisionó sobre la escena del crimen a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) para que tomaran testimonios. También ordenó al gabinete criminalístico que relevara la escena. Barrera recibió impactos en la espalda, la axila izquierda y los brazos.