Claudio Díaz, el recluso de 22 años que murió al recibir graves quemaduras en un incendio ocurrido
en un pabellón de disciplina de la cárcel de Las Flores, había mantenido una discusión con su
pareja el sábado a la tarde durante el horario de visitas y el altercado, según una alta fuente
penitenciaria, habría sido el detonante de la decisión de prenderse fuego.
Por ese motivo, autoridades del Servicio Penitenciario señalaron que su
muerte habría sido un suicidio y no un hecho ocurrido en el marco de una protesta en reclamo de
traslados.
Tres en ocho días. Con el deceso de Díaz suman tres los casos de internos
fallecidos en cárceles santafesinas en los últimos ocho días. El jueves pasado el interno Alexis
Bustos, de 34 años, murió en el Hospital Provincial de Rosario tras recibir un puntazo en el
abdomen la noche de Navidad en la cárcel de Piñero. El 30 de diciembre pasado Darío Coria, de 23
años falleció en la cárcel de Coronda por las heridas que sufrió en una pelea entre cinco presos
del pabellón 7.
Díaz y Vallejos estaban alojados en el pabellón 1, conocido como El
Buzón. Un sitio, según aclaró un vocero, destinado para los internos “que tienen problemas de
convivencia”. Díaz era oriundo de la ciudad de Santa Fe. Estaba procesado por robo a
disposición del juez de Sentencia Nº 1 de la capital provincial, Luis Malfante. La historia
familiar del preso fallecido era conflictiva. No tenía padres y sólo recibía la visita de su
concubina, una chica de 20 años. La joven había estado con él el sábado a la tarde durante el
horario de las visitas.
En el encuentro, Díaz y su pareja mantuvieron una discusión por
cuestiones no precisadas. “El incidente potenció la decisión de este muchacho de prenderse
fuego”, explicó el director del Servicio Penitenciario (SP), Mariano Bufarini.
El funcionario señaló que todo se inició cerca de la 1 del domingo. A
esa hora, el preso estaba alojado en su pabellón cuando comenzó a realizar algunas demandas.
Primero pidió un teléfono y después reclamó que cesara su reclusión en ese calabozo. “Como no
podía salir a esa hora de la celda, el celador trató de calmarlo”, contó Bufarini.
A lo bonzo. Un rato después, según indicó, Díaz se enrolló en el colchón y
se prendió fuego con el querosén del calentador que tenía en la celda. Su compañero de celda
Gustavo Vallejos, otro preso de 20 años, fue alcanzado por las llamas y sufrió un principio de
asfixia por la inhalación de monóxido de carbono.
Díaz recibió quemaduras en el 90% de su cuerpo y murió mientras era
trasladado en una ambulancia hasta el hospital José María Cullen. En tanto, Vallejos quedó
internado en la sala de terapia intermedia de ese centro asistencial en estado reservado, con
quemaduras en el 45 por ciento de su cuerpo.
Bufarini calificó el incidente en el que Díaz perdió la vida “casi
como un suicidio” y señaló que, durante la requisa que se realizó después de la visita
descubrieron que tenía marihuana en su celda. El funcionario anunció que ordenó un sumario
administrativo a la dirección de Asuntos Internos del SP para dilucidar presuntas responsabilidades
de los guardias.
Por su parte, Lilian Echegoy, de la Coordinadora de Trabajo Carcelario,
sostuvo que los presos alojados en los pabellones denominados buzones deberían tener
“atención psicológica permanente para evitar estos episodios”.
“Como las cárceles son instituciones cerradas, la única manera de
desactivar los conflictos es estar en contacto permanente con los reclusos”, analizó Echegoy.