Tras un mes de audiencias, el juicio por el crimen del pastor y ex concejal de Ciudad Futura Eduardo Trasante ingresó en un receso por la feria judicial de enero. En el último tramo del debate se abrió la causa a prueba, una medida poco frecuente, para incorporar evidencia telefónica sobre el caso. Se trata de mensajes contenidos en los celulares de dos internos de Piñero. Para la Fiscalía, el material rendido en las audiencias abona la hipótesis de que miembros de Los Monos estuvieron detrás del homicidio. El debate continuará el jueves 1º de febrero con las declaraciones de los últimos testigos ofrecidos por las defensas. Luego se presentarán los alegatos finales de las partes de cara al veredicto.
"Acá se dice que al homicidio lo cometieron Los Monos”. El audio se transmitió en una de las últimas jornadas del juicio que arrancó el 28 de noviembre pasado en el Centro de Justicia Penal. Según expusieron los fiscales Matías Edery y Gastón Avila, el audio fue obtenido del celular del pariente de uno de los cuatro acusados, por entonces preso en el pabellón 7 de la cárcel de Piñero, donde estaban alojados miembros de Los Monos. En el mes de juicio desfilaron cincuenta testigos que según el balance de las partes acusadoras ubican a los imputados en la coordinación del hecho.
La hipótesis fiscal se encaminó desde el comienzo hacia facciones de esa organización como quienes habrían estado detrás de la organización del atentado. “En las últimas audiencias quedó claro que existían datos genéricos de que al homicidio lo habían cometido Los Monos. Creemos que pudimos probar la participación de todos los acusados en los términos planteados en la apertura”, dijo el fiscal Edery, de cara a los alegatos de clausura previstos para los días 3 y 4 de febrero.
Dos en la puerta
Eduardo Trasante había dejado su banca de concejal por Ciudad Futura a fines de 2018 después de una denuncia en su contra por acoso a una compañera del partido. Para entonces era referente en materia de violencia urbana en Rosario tras el crimen de su hijo Jeremías en el triple crimen de Villa Moreno en 2012 y el de su hijo Jairo, asesinado en febrero de 2014 a la salida de un boliche céntrico. La tarde del 14 de julio de 2020 dos hombres llamaron a la puerta de su casa de San Nicolás al 3600. La pareja del pastor fue a atender y preguntaron por él. Los atacantes entraron al pasillo arma en mano y mataron a Trasante de un disparo en la cabeza y otro en una mano apenas se asomó a una escalera.
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Aún no se sabe quién ni por qué lo mató. Al juicio llegaron cuatro acusados de participar en la trama para comprar un auto robado que usaron los sicarios. Entre ellos está el narco Julio Andrés “Peruano” Rodríguez Granthon, considerado el mayor proveedor de Los Monos y por entonces preso en Piñero. El 27 de diciembre pasado recibió una pena unificada a 21 años de prisión en un juicio federal por dirigir una organización de venta de drogas. Dentro de la misma causa fue condenado a 7 años de prisión el financista Gustavo Shanahan, ex presidente de Terminal Puerto Rosario, por la venta de dólares al grupo en una cueva ilegal.
La fiscalía acusa a Rodríguez Granthon y a los otros tres acusados como partícipes necesarios de un homicidio doblemente calificado por ser cometido a cambio de dinero y con el acuerdo previo de más de dos personas, además del delito de encubrimiento. Las abogadas querellantes Gabriela Durruty y Jésica Pellegrini les adjudican ese encuadre pero bajo el rol de coautores funcionales. Representan a Carolina Leones, testigo del crimen y viuda de Trasante. Las partes acusadoras pidieron prisión perpetua. Entre otros planteos, las defensas alegan que la movilidad no fue un aporte esencial en el plan.
Por el juicio ante los jueces Ismael Manfrín, Pablo Pinto y Paola Aguirre desfilaron cincuenta testigos entre especialistas en criminología, médicos forenses, vecinos de la víctima y testigos de las defensas. “Preparamos un juicio en base a todo lo que habíamos avanzado en la investigación —indicó Edery—. Primero detectamos el auto con el que habían matado a Trasante y a partir de ese auto probamos quiénes lo usaron desde el día que se robó hasta después del homicidio. Probamos que todas las personas que están en juicio, al menos para nuestra hipótesis, tuvieron que ver con la planificación”.
La ruta del auto
Cámaras del barrio permitieron identificar un Peugeot 308 blanco que los atacantes dejaron estacionado en un pasaje cercano a la casa de Trasante y que tras el ataque apareció abandonado en una esquina de barrio Tablada. El auto había sido robado la mañana del 10 de julio en la calle Juan XXIII al 1600. A partir del secuestro del auto y de celulares, Brian “Buba” Alvarez fue acusado de comprarles el auto robado a dos jóvenes y luego venderlo en Rouillón y Garibaldi a Facundo López, a su vez acusado de conseguir el auto y entregarlo a los atacantes, que no fueron identificados.
Rodríguez Granthon, en ese marco, fue situado como quien realizó las gestiones para obtener el vehículo. En un mensaje de WhatsApp pidió que le entregaran el auto a una persona de confianza y envió a tal fin a López. Por último Alejo Leiva, vecino de la víctima, está acusado de haber enviado fotos del frente de la casa. Por una comunicación telefónica se sabe que el día del hecho, a las 20, López pasó por su casa a retirar las llaves del auto, del que se deshizo a la madrugada.
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“Probamos que ellos marcaron la casa de Trasante, pasaron fotos. Incluso hubo uno de ellos que lo vio a Trasante llegar ese día a su casa, lo saludó. Desde el primer al último momento el Peruano puso ese auto a disposición del plan criminal”, dijo Edery. En el último tramo el juicio se abrió a prueba, una instancia poco usual en la que se incorpora nueva evidencia con el debate ya iniciado. Fue a partir de una declaración que brindó Rodríguez Granthon, quien dijo que había comprado el auto desde el celular del preso Isaías Zenón. Un joven ligado a Los Monos alojado en Piñero tras ser detenido con armas y una camioneta robada en Seguí y Francia. En octubre de 2021 fue condenado a 13 años y 7 meses de prisión por planear junto a su padrastro, a cambio de cien mil pesos, un ataque en el que quedó parapléjico un joven.
El celular de Zenón, que no está imputado en esta causa, estaba secuestrado. Lo que hicieron los fiscales fue incorporar el celular en el juicio. “En ese teléfono pudimos ver que lo que hacía Zenón desde la cárcel era organizar hechos y atentados contra las personas, tiroteos y balaceras”. También se incorporó un teléfono secuestrado a Brian Villalba, imputado en otra causa como una suerte de jefe de sicarios de la banda del Peruano, a raíz de una conversación con el Peruano en la que armaban las declaraciones de testigos en favor del piloto aerocomercial. Por último se incorporó el audio en el que un familiar de Alvarez comenta que al homicidio “lo cometieron Los Monos”, que se transmitió en la audiencia.
Para la querella, el primer tramo del juicio acreditó la responsabilidad de los cuatro imputados, “si bien a ninguno se les adjudica haber dado la orden ni ejecutar de mano propia a Trasante”. “Realizaron aportes indispensables para el hecho, por eso la querella pidió la pena de de prisión perpetua para los cuatro”, planteó Ciudad Futura en un comunicado.