Gastón Ezequiel Schneider tiene 22 años y es uno de los hijos que tuvo Claudio “Pájaro” Cantero, quien fuera jefe de la banda de Los Monos hasta su asesinato en mayo de 2013. El joven, al igual que su hermano Luciano Uriel “Lucho” Cantero, parece no haber podido salir del estigma familiar y según investigadores judiciales y policiales comanda una célula que responde al actual jefe del clan delictivo surgido en las entrañas del barrio Las Flores. En ese marco, el muchacho este jueves fue imputado junto a otras siete personas detenidas días atrás en una redada que hizo la Agencia de Investigación Criminal (AIC) en la zona sur de la ciudad, por ser jefe de una asociación ilícita destinada a la comisión de múltiples delitos con la finalidad de procurar un lucro indebido y la comisión de tentativas de homicidio, abuso de armas y daños.
Gastón está detenido desde enero del año pasado cuando cayó junto a gran parte del grupo que lidera su hermano Lucho, también preso como jefe de una célula que responde a la marca Los Monos, y el martes pasado en el marco de una veintena de allanamientos realizados en los barrios De la Carne, Saladillo, Roque Sáenz Peña, Las Flores, Plata, Tablada y la villa La Granada fueron apresadas otras seis personas y se secuestraron dos motos, 13 celulares, una notebook, 25 "bochitas" de cocaína y siete cartuchos para armas de fuego.
En ese marco, este jueves los fiscales Franco Carbone y Federico Rébola, de la denominada Unidad de Balaceras del Ministerio Público de la Acusación, imputaron a Gastón ocupar el rol de jefe de una asociación ilícita agravado por la participación de un menor de edad mientras que a su pareja, Lucía Julieta Zapata, le atribuyeron el rol de organizadora en la calle de las órdenes que el muchacho daba desde prisión. Los otros implicados fueron acusados como miembros de la banda e identificados como Nahuel Maximiliano Chavez, Francisco Isaac Olivera, Mauricio Rubén Altamirano, Ezequiel Mauricio Franco, Carlos Francisco Schneider y Axel Isaías Dos Anjos.
Según los fiscales, los imputados junto a personas aún prófugas, otras no identificadas y un menor de edad conformaron una asociación criminal con el fin de cometer una multiplicidad de delitos contra las personas, propiedades, la seguridad y la administración pública, “materializados a través de hechos dolosos de tentativas de homicidio, portación de armas de fuego de diverso calibre, abuso de armas, daños, robos, amenazas y encubrimientos de hechos precedentes cometidos por miembros de la organización y por terceros ajenos a ella”.
En ese sentido, dice la acusación, “la banda se compone por un grupo de personas que converge mediante un acuerdo de voluntades estable, con caracteres de cohesión y de organización, ya que todos los hechos fueron cometidos con la finalidad de procurar un lucro indebido para sus miembros a través del producto de los ilícitos cometidos, bien sea a través de usurpaciones, extorsiones o bienes por parte de víctimas amenazadas o mediante la expulsión de organizaciones antagónicas que operan en sus zonas de influencia”, en referencia a los barrios La Paloma, Saladillo, De la Carne, Roque Sáenz Peña y Molino Blanco de la zona sur de Rosario.
El acuerdo criminal, dijeron los fiscales, se encuentra acreditado al menos desde el 4 de septiembre del año pasado y continúa hasta hoy con personas prófugas que responden a Gastón Schneider, detenido en la cárcel de Piñero, y que mediante la utilización de teléfonos celulares imparte órdenes a sus cómplices para que cumplan con los delitos encomendados.
Dicha organización, dicen los fiscales, “es una célula de una asociación ilícita de mayor envergadura investigada cuyos jefes son Luciano Uriel Cantero; su pareja, Erica Elena Bulllón; y su madre, Lorena Verdún (ya imputados), quiénes conforman el escalafón más alto de esta estructura delictiva y de la cual Gastón Schneider fue imputado en el rol de miembro de la organización”.
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No obstante, Gastón se hizo cargo de la jefatura de la organización ahora imputada “en la cual se visibiliza una pirámide jerárquica vertical en la que todos los miembros rinden cuenta y actúan bajo la orden de él”, impartida desde prisión ya sea directamente o por las visitas que recibe. Y, dicen los fiscales, todo eso empezó a ser visible a partir del crimen de su tío Jonatan Nicolás Schneider, ocurrido el 4 de abril del año pasado, por lo que “comienza el ejercicio de una venganza privada y encomienda a las personas organizadas bajo su liderazgo a realizar ataques contra el núcleo familiar de los sindicados como autores de ese hecho”. Asimismo, dice la acusación que “con el objeto de procurarse de bienes y de dinero para sí, para su núcleo familiar y para las personas que actúan bajo sus órdenes, encomienda amenazas y usurpaciones disponiendo para ello del uso de armas de fuego y de motos para su materialización”.
Respecto a Lucía Julieta Zapata, los fiscales recuerdan que en su casa se secuestró droga en marzo pasado y estando en prisión domiciliaria por orden de la Justicia federal siguió operando para su pareja impartiendo las órdenes que recibía y usando su casa como base de operaciones de la banda guardando armas y realizando pagos como contraprestación de los delitos cometidos.
Sobre Nahuel Maximiliano Chávez, Axel Isaías Dos Anjos y Francisco Isaac Olivera, para los fiscales son miembros de la organización que realizan ataques, transmiten mensajes intimidatorios, participan de usurpaciones y realizan actividades intimidantes mediante el uso de la fuerza o utilización de armas disponiendo de vehículos robados para llevar adelante cada episodio. Olivera, además, “se encarga de comercializar material balístico para procurar dinero en efectivo con el fin de solventar los gastos” de la banda.
Finalmente, Mauricio Rubén Altamirano, Ezequiel Mauricio Franco y Carlos Francisco Schneider fueron acusado por “materializar ataques armados en venganza por el homicidio de Jonatan Nicolás Schneider contra los objetivos indicados por los jefes de la asociación.