El crimen de Cristian "Moco" Reynoso, amigo de la infancia y fiel ladero del asesinado líder de Los Monos Claudio "Pájaro" Cantero, emerge como una eslabón más en la cruenta disputa que sostienen actores vinculados al negocio del narcotráfico y que en las últimas semana sembró una seguidilla de otros asesinatos con trasfondo mafioso vinculados al reacomodamiento del mercado narco en toda la ciudad. A la víctima, acribillada a balazos el jueves en barrio Saladillo, le atribuyen mover al menos 40 kilos de droga por semana en esa porción de la zona sur de Rosario. "No es extraño pensar que acá le están dando vía libre a otros pesos pesados de zona norte para para que tomen el negocio en toda la ciudad. Pero en ese camino hay muchas muertes, y algunos inocentes y de niños", señalaron ayer a este diario allegados del barrio que conocen bien a la víctima.
La historia de Moco Reynoso siempre estuvo vinculada a Los Monos. Era yerno de Gladys Obdulia Barrios. Esta mujer es la tía de Vanesa Barrios, esposa de Ariel "Guille" Cantero, condenado a 22 años de prisión hace tres semanas como líder de Los Monos. En el ataque en que mataron a Reynoso a su mujer, Joana S., le pegaron un balazo que le atravesó el maxilar y le perforó la lengua. El hijo de ambos, de 8 años, recibió un balazo en el pie.
Fuentes de la Fiscalía Regional Rosario consideraban ayer que este atentado fue, por consiguiente, un desafío contra la familia Cantero, lo que no hace esperar que la violencia en la zona vaya a apaciguarse. Gladys Barrios ayer habló con funcionarios de la fiscalía. Estos constataron que cumple prisión domiciliaria a la espera de un juicio por narcotráfico contra 32 personas recientemente elevada en la Justicia Federal de Rosario.
Reynoso se crió y vivió en una familia humilde en el corazón de La Granada, y luego se mudó a la zona de Alvear y Savio, en el barrio Plata. Se comentaba que esa vivienda la recibió de Los Cantero. La vida lo cruzó con Pájaro a temprana edad y nunca más se despegaron, hasta que el líder del clan de Las Flores fue asesinado en mayo de 2013 frente a un boliche de Villa Gobernador Gálvez.
"Eran como hermanos, se criaron juntos y de chiquitos andaban los dos con las gomeras colgadas en el cuello cazando pajaritos por La Granada y Las Flores. Tan es así que cuando Claudio fue baleado y estuvo internado dos años antes de morir —un hecho que no tomó estado público— Reynoso se quedó día y noche junto a la cama de su amigo para cuidarlo en el hospital", graficaron allegados barriales sobre ese vínculo tan estrecho.
Como gratificación a esa fidelidad, Pájaro retribuyó el gesto. Y cedió a su amigo un negocio rentable: el control de los remises del Casino City Center. También el sector donde estacionan cientos de motos por día quedó en manos de Moco y su gente. Otra parte del negocio siguió en manos de Celestina Contreras, la madre de Pájaro.
"Le metieron mafia (extorsión) y le sacaban 70 pesos por día a cada auto y también a las motos. A los remiseros no les quedaba otra que pagar para trabajar", narró un trabajador del volante que trabajó en la zona.
Los que tuvieron la oportunidad de tratarlo, describieron a Reynoso como una persona de bajo perfil, pocas palabras y respetuoso según la ocasión, rasgos personales que también identificaban a su amigo Pájaro Cantero. En los últimos tiempos Moco se movía en un Ford Focus gris, que de acuerdo a los datos de calle, fue pasando de mano en mano entre varios miembros de Los Monos. Por seguridad, portaba una pistola calibre 380 con registro.
Dinamarca al 500
Reynoso recibió ayer una ráfaga de disparos que le provocaron la muerte en pasaje Dinamarca al 500, un lugar mencionado en las crónicas policiales por actividad de bunkers. ¿Qué hacía allí? Sus vecinos sabían que había comprado una casa modesta que estaba refaccionando en inmediaciones de Lamadrid y Avellaneda, lejos del lugar donde lo mataron.
Las razones de su estadía en Saladillo donde se explican a través de la circunstancias que últimamente atraviesa a gran parte de la criminalidad en Rosario: la comercialización de estupefacientes. Según los datos relevados, Moco bajaba en la zona unos 40 kilos de droga por semana (cocaína y marihuana) en una vivienda que pertenece a familiares de Vanesa Barrios, la esposa de Guille Cantero.
Gladys Barrios, tía de Vanesa, era la suegra de Reynoso. Esta mujer que cumple prisión domiciliaria en Dinamarca 517 fue procesada en la famosa causa por comercialización y tráfico de droga que se tramita en la Justicia Federal, conocida como de Los Patrones.
Según la acusación de los fiscales federales Adriana Saccone y Diego Iglesias, esta mujer identificada con el apodo de Kiara o Kiki, "tenía el rol de proveer estupefacientes a otras organizaciones conocidas, y mantener contactos con los encargados de la fabricación y/o elaboración, fraccionamiento y/o estiramiento de los alcaloides".
Ese expediente se afianzó en noviembre de 2016 en el marco de 44 allanamientos en los cuales se secuestraron en Chaco y Corrientes algo más de 700 kilos de marihuana y, en Rosario cinco kilos de cocaína. El juez Marcelo Bailaque procesó a 23 personas, a Máximo Ariel "Guille" Cantero, y a Jorge "Ema" Chamorro que seguían dirigiendo el comercio de estupefacientes desde la cárcel de Piñero. Ahora son 32 las que irán a juicio.
En el marco de las contiendas que ahora escalan con el crimen de Reynoso se menciona incidentes en un boliche de la zona de bulevar Seguí y Oroño, y en la cantina de una reconocido club de la zona sur como ejemplo de este esquema delictivo, en estos casos, vinculados a referentes de Los Monos.
Hace poco días balearon un boliche de Córdoba y Cafferata, hecho que no se conoció ni hubo denuncia. Pero tiene vinculación con estos intereses. Para algunos veteranos investigadores, "hay que prestar atención porque parece que tienen vía libre para abarcar toda la ciudad con total impunidad".
Efectos letales
Los rasgos de los homicidios, letales, sin yerros y con poderoso armamento, también se interpreta como proveniente de una mano de obra calificada, que se podría vincular a sicarios entrenados, pero también a ex policías exonerados o separados de la fuerza.
"Esto no puede ocurrir, porque en ese camino todos los días muere gente, muchos inocentes, incluso niños. La delincuencia tiene vía libre para arrasar con todo y parecieran estar amparados por cierto sector político y de la policía", citaron las fuentes consultadas por este diario con conocimiento de la dinámica de actores ligados a la criminalidad de Rosario.