“Dejen de hacer puterío porque yo no me meto con nadie, sabes. Yo no molesto a nadie. Y a mí nadie me molesta. Pero ahora si me están molestando a mi yo voy a empezar a molestar”. Esa frase la envió Luciano “Lucho” Cantero, hijo del asesinado Claudio “Pájaro” Cantero, a Vanesa Barrios, la madre de los hijos de su tío, Máximo Ariel “Guille” Cantero, el líder de la banda de Los Monos condenado a más de 80 años de prisión, en el marco de un áspero cruce de mensajes en julio pasado. El diálogo fue expuesto dentro de una serie de escuchas que componen la acusación que la fiscal Marisol Fabbro formuló contra 26 integrantes de una banda comanda por Lucho; su madre, Lorena Verdún; y su pareja, Érica Bullón. La audiencia, que empezó este jueves, entró ayer en cuarto intermedio hasta el lunes cuando se escuchará a las defensas.
“Acá a Guille no lo metas porque Guille no corta ni pincha conmigo. Y el barrio (17 de Agosto) es mío. Quédense tranquilos que el barrio es mío. Ahora estoy yo. Yo soy el barrio ese sabes. El barrio si quiero me lo dejo todo para mí, decile vos y a quien vos quieras, corta”, le dijo Lucho a la esposa de su tío plantándose ante el poder familiar y desnudando la feroz interna dentro del clan Cantero.
Las escuchas telefónicas que componen buena parte de la acusación contra la banda delictiva dan una somera idea de cómo es el diario vivir en una organización criminal con pincelazos de “La Virgen de los sicarios”, el libro del colombiano Fernando Vallejo; o de “Ciudad de Dios”, del brasileño Paulo Lins. “Pibes re atrevidos”, según la calle.
Las escuchas exponen una banda de jóvenes nacidos entre 2000 y 2005 que hablan con naturalidad e impunidad de mandar a balear o matar; que manejan negocios en el polirrubro delictivo de la venta de drogas, las extorsiones, el robo de vehículos y el revoleo de los mismos; y también sobre los conflictos familiares que marcan que la banda que está siendo imputada actúa independientemente de otras marcas de la familia como Los Monos o la del fundador del clan, Ariel Máximo “Viejo” Cantero.
Según la acusación, el cruce entre Lucho y Vanesa Barrios surgió a partir de la usurpación de una casa de la mujer en el barrio 17 de Agosto. Al enterarse del hecho, la compañera de Guille se comunicó con Lucho y su gente. Uno de los interlocutores fue Dylan Tomás “Capocha” Baldón, un muchacho de 18 años acusado de ser “organizador” de lo que la banda criminal bajo la lupa judicial hacía en las calles.
El 7 de julio al mediodía Capocha se comunicó con Lucho: “Me mandó un audio Guille. Chau, hasta la pija”, le comentó. De la misma charla participó Érica Bullón, encargada de contarle al padre de su hijo de cómo venía el conflicto: “Dice que es por una casa, por unos pasillos del 17 (el barrio), algo así”. A partir de ese momento comenzó un picante diálogo entre Barrios y Lucho.
Un audio de Guille
En ese marco Capocha continuó contándole a su jefe sobre el conflicto: “Por video llamada me dijo «se meten en mi rancho, me robaron todas las cosas. Ese rancho es mío. Yo lo tengo hace como cuatro años. ¿Quién se piensan que son ustedes?» No se, me empezó a batir cualquiera. Yo no tengo nada que ver, le dije. Fíjate los pibes de Luciano. Que se yo, me empezó a decir de todo”, dijo Baldón.
Según la acusación, Lucho le pidió a Dylan que le grabara un audio de WhatsApp para enviarle a Barrios: “¡Ey Vane, escucha! Nadie se metió en el rancho ni nadie se va a meter. Quédate tranquila que nadie se va a meter en tu casa. Es más, todas las casas del pasillo son todas mías. La única casa que está ahí es la tuya. Y nadie se va a meter en esa casa, sabes. Y también te voy a decir una cosa, si vos te pensas que alguien se va a meter en tu casa, antes de meterse en ese ranchito, me agarro la casa de Samuel (no identificado).”
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Luciano Cantero se plantó ante su tío condenado y su abuelo preso. Gentileza: Juan José García.
En otro audio Lucho le advirtió a la pareja de su tío: “Y decile a Ramiro y esos que dejen de hacer puterío porque yo no me meto con nadie, sabes. Yo no molesto a nadie, y nadie me molesta a mí, pero ahora si me están molestando a mi yo voy a empezar a molestar”. Barrios respondió: “Yo soy una mujer grande y no estoy para puterío barato. No se tienen porque meter a mi casa. Nada más. O sea no te estoy diciendo que vos me vas a sacar la casa ni nada. Te digo que no tienen por qué agarrar de juntadero mi casa. Eso fue lo único que dije”. Y Lucho respondió: “Yo tampoco me engancho en los puteríos baratos, pero se ve que a vos te llegan con puterío y vos te los crees. Entendes. Quédate tranquila que en la casa esa no se metió nadie. Si ustedes cierran mal la casa es problema de ustedes”.
La cosa no terminó allí. Barrios replicó: “Igual tema de barrio, de todo eso, a mí no me interesa. Yo, sinceramente Luciano no vendo droga, no mato gente, no tiro tiros, no le robo a nadie. O sea a mí todas estas cosas no me interesan. Yo estoy en mi vida, sin molestar a nadie”, dijo la esposa de Guille. Y su sobrino redobló: “Listo, vos dale, quédate tranquila. Y escucha: cuando tengas que decir algo, decímelo a mí porque vos hablas mal. ¿Entendes? Si vos tenes que hablar mal, hablame a mi mal. No le hables mal a mi «gente». Yo a vos no te falto el respeto. Si vos querés que yo te falte el respeto, te falto el respeto. Yo te lo voy a faltar. Pero yo no falté el respeto sabes. Habla bien. Nos vemos, chau”. Y antes de cortar le dijo a Capocha: “Bloqueala y cambia el número”.
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Pero sabiendo que Vanesa estaba al otro lado de la línea Lucho continuó: “Ustedes siempre lo meten a Guille. Yo con Guille no pincho ni corto. Si yo con él ni hablo. Ustedes hablenme a mí que yo ya entiendo. Ya soy grande para estar con boludeces. Eso nomás te quiero decir. Eso es lo último que voy a decir y no te voy a decir más nada. Nos vemos. Corta cumpa (le ordenó Lucho a Capocha) que voy andar renegando por un ranchito. Si total todo el barrio es mío, vos sabes”, cerró.
Número en un papelito
La investigación sobre la banda de la cual 14 integrantes fueron detenidos en 80 allanamientos el lunes pasado tuvo un golpe de suerte cuando el miércoles 23 de marzo se encontraron anotaciones y números de celular en una casa de España al 5700 donde Érica Bullón, la pareja de Lucho, fue detenida por balaceras y extorsiones cometidas por orden del padre de su hijo. Sólo allí la acusación tuvo acceso a 17 números telefónicos del núcleo duro del grupo que fueron intervenidos. Escuchas en las que se exponen diálogos entre Lucho, Verdún, Bullón y Capocha.
En una de las escuchas que integran la causa, producida el 13 de abril pasado, Lorena Verdún (viuda del Pájaro Cantero) y su hijo Lucho hablan con uno de los interlocutores de la banda (Guillermo Leonel “Leo” Aranda) mientras éste cenaba en un restaurante con otros siete integrantes de la banda. Lucho abre la conversación diciendo: “Se fueron a comer a un restaurante, están cómodos”.
En ese contexto Lorena pidió a Leo que pusiera el celular en altavoz para que todos los que estaban en el lugar escucharan. “Viste, ellos se piensan que nosotros no sabemos nada hijo. Nosotros que estamos presos nos enteramos de todo. Mira vos, están cómodos lo que es la vida del «millo». Pero mira cómo es Lucho. Nosotros dos en cana y sabemos dónde están sentados ellos comiendo, a qué hora, todo”, les espetó Lorena.
El resto de las escuchas son un catálogo de órdenes en las que se habla de robar autos y motos o comprar y vender armas. Y se aprecia como Lucho tiene que estar al tanto de cada una de las cosas que hace “su gente” en la calle. Se ve a un jefe que quiere que la tropa esté en actividad siempre. Y cuando reprende lo hace utilizando un termino gráfico: “Sos un aplastado”.