Fabio Alejandro “Tartita” o “Lalo” Giménez y su compañera Samanta Joana Vilchez fueron acusados este miércoles por el fiscal Adrián Spelta por planificar y ejecutar el asesinato de Verónica Natalia Almada, una mujer de 38 años baleada por error frente a su casa de Urquiza al 6000, en barrio Ludueña, el viernes 18 de febrero pasado. En el ataque también fueron heridas dos personas, una de ellas el hijo de seis meses de la víctima. La pareja fue acusada por los delitos de homicidio doloso doblemente calificado por la promesa remuneratoria y por el concurso premeditado de dos o más personas agravado por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio doblemente calificado por la promesa remuneratoria y por el concurso premeditado de dos o más personas agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa en carácter de instigador para Giménez y en carácter de coautora funcional para Vilchez. Samanta, de 34 años, fue detenida el 27 de mayo a la salida de una visita a Giménez, de 32, en Coronda. El juez de garantías Pablo Pinto dispuso la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años.
Verónica Natalia Almada era hermana de Jonatan, apodado “Peco” y considerado un importante engranaje de la banda que en barrio Ludueña era comandada por Andrés Fabián “Andy” Benítez y Julián Aguirre. El muchacho es hijo de un policía retirado que está detenido y está en el organigrama de la banda en el mismo escalón que el detenido Mauro Gerez y el asesinado Cristian Leonel “Larva” Fernández. Investigaciones colaterales dieron cuenta que el ataque que terminó con la vida de la mujer estaba dirigido a Peco o al Larva. Horas después de ese hecho la comisaría 12ª fue atacada a balazos desde una moto. Hubo siete detenidos, entre ellos el Larva, quien luego fue liberado de culpa y cargo. Fernández fue emboscado y asesinado la tarde del jueves 14 de abril pasado en Gorriti y Campbell.
Tartita Giménez es un joven preso en la cárcel de Coronda considerado por investigadores como “un cuentapropista” que manda a matar para el mejor postor e instigador de crímenes resonantes como es el caso de Nicolás “Fino” Ocampo, uno de los laderos del sindicado narco Esteban Lindor Alvarado, ejecutado el 16 de abril de 2021. Ocampo había sido condenado como miembro de la asociación ilícita por la que fue condenado a prisión perpetua Alvarado. Por este asesinato Giménez fue acusado por los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery como instigador y su pareja en ese momento, Joana Bernal, fue acusada de coordinar el ataque.
Tres familiares muertos
El 17 de agosto pasado Catalina Aquino, de 63 años y madre de Tartita Giménez, fue asesinada a balazos en su casa de Misiones 2100. Además Giménez mantiene un feroz enfrentamiento con el hampón Claudio “Morocho” Mansilla. En esta contienda Giménez padeció el asesinato de Sergio Rubén, uno de sus hermanos, asesinado en una canchita de Pujato al 8000 la tarde del domingo 24 de noviembre de 2019, y la de Sergio Birri, cuñado, el 19 de noviembre de 2019 en Santa Lucía.
Giménez y Vilchez, madre de dos niños de 1 y 3 años, ya habían sido acusados en junio pasado por una seguidilla de balaceras e intimidaciones. Al momento de acusar a la pareja, el fiscal de la unidad de Balaceras Pablo Socca reveló escuchas telefónicas en las que Giménez exigía dinero “en concepto de protección” a comerciantes para no atacar sus locales o a sus familiares. Vilchez, según la acusación, se encargaba de la logística para las intimidaciones y/o las balaceras. La jueza Valeria Pedrana dictó para ellos prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años. Y la magistrada rechazó el arresto domiciliario para Vilchez, quien había solicitado el beneficio para cuidar a sus pequeños hijos. Para Socca, Giménez, su pareja y varias personas más integran una banda que se dedica a un polirubro del delito, entre ellos la venta de droga, en Rosario y Villa Gobernador Gálvez.
Tumbé todo alrededor
“Para mí cumpa era él, el morochito de la foto, pero igual lamentablemente le tumbe todo lo que había alrededor, amigo. Pobre la vieja (por Verónica Almada) que cayó junto con él, entendés”. En una escucha judicializada captada minutos después del asesinato de Verónica Almada, que también le provocó heridas a su hermana Brisa, de 22 años, y a su hijo de seis meses, uno de los sicarios le reportó la novedad a Giménez en medio de un clima de confusión. El audio fue difundido luego de que el juez de garantías Pablo Pinto bajará el martillo en la audiencia contra Giménez y su pareja.
En otros audios se puede escuchar como Vilchez le aporta detalles del ataque a su pareja y como éste le encomienda una serie de órdenes. Almada tenía 38 años y vivía con su pequeño hijo. Allí estaba junto a otros hombres alrededor de las 22 del viernes 18 de febrero cuando fueron baleados por al menos cuatro personas encapuchadas que pasaron en un Fiat Punto color rojo. En la escena del crimen se encontraron 20 vainas servidas de dos armas distintas, una de calibre 9 milímetros y otra de calibre 22.
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Por aquellos días del verano pasado barrio Ludueña todavía no sabía aún que sería uno de los territorios, junto a barrio Larrea y Empalme Graneros, en los que se desataría una de las guerras entre integrantes de las bandas de Alvarado y Los Monos que dejaría una treintena de asesinados a lo largo del año solo en el territorio mencionado. Uno de los hermanos de Verónica era Peco, un hombre de 30 años detenido el 24 de agosto pasado y acusado de ser “gerente de la empresa criminal” de la banda liderada por los convictos Andy Benítez y Jonatan Aguirre. Su posición se consolidó tras la caída en desgracia el 26 de mayo pasado. Peco cayó preso días después de que su padre, el policía retirado Jorge Almada también fuera detenido como parte de la banda.
Según la acusación del fiscal Spelta, el viernes 18 de febrero Giménez estaba detenido en el penal de Coronda luego de ser trasladado de la cárcel de Rosario. Ese día entabló varias comunicaciones telefónicas con Vilchez, quien por aquellos días estaba en libertad, para que prestara logística para realizar un ataque a balazos contra Peco Almada en las inmediaciones de Urquiza y Magallanes. Así Vilchez, “con la asistencia de tres personas, constató” la casa en la que Almada podría estar. Para la acusación la mujer en encargó de entregarle a los sicarios dinero y armas para que ejecutaran el ataque. Los sicarios se trasladaron en un auto hasta la casa marcada por Vilchez y una vez que se posicionaron realizaron el ataque. Luego fugaron “en procurar de lograr la impunidad de su accionar”.
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"Fueron muchísimos tiros. Yo estaba con mi nene de tres años y nos tuvimos que tirar al piso. Nos dimos un susto tremendo. Pobrecito mi hijo temblaba como una hojita y preguntaba qué estaba pasando", contó la mañana posterior al crimen un vecino que conversó con este diario. En el frente de la casa de Almada quedaron los balazos marcados sobre la pared. Uno de los proyectiles rozó en la cabeza del pequeño hijo de Verónica Almada. “Alguien habría encargado o tercerizado el trabajo de matar a Jonatan Almada, le erraron y mataron a la hermana”, sostuvo el fiscal Pablo Socca (Balaceras) en conferencia de prensa tras conocerse el arresto de Vilchez en mayo pasado.
En la vereda, en tanto, se estamparon sobre el piso las huellas de los pies de las víctimas con el rojo de su propia sangre que conducían hacia la calle y hacia el interior de la casa. Una imagen que describe la desesperación de las víctimas hasta que fueron trasladadas hacia el hospital. En los alrededores de la escena del crimen, los vecinos identificaron a la casa de Almada como un punto de venta de drogas. "Andaba en la venta de merca y esas cosas. Acá ya hubo una balacera hace unos meses contra la misma casa", contó un residente que vive a pocos metros del lugar del hecho.