Una verdadera pesadilla vivieron la noche del miércoles el chofer y los siete pasajeros de un ómnibus de la línea 116 que fue asaltado por dos adolescentes mientras circulaba por la zona oeste de la ciudad. Es que si bien uno de los ladrones escapó con el bolso que le arrebató a un vendedor ambulante que viajaba en el micro, el otro fue retenido y golpeado por pasajeros que salieron en defensa del conductor cuando el menor lo agredió con un cuchillo.
Todo se complicó cuando aparecieron en escena familiares y allegados —un testigos calculó que eran unas 30 personas— de este chico de 15 años y comenzaron a apedrear el vehículo. El chofer aceleró, pero entonces comenzaron a perseguirlo en una o dos motos desde las cuales continuaron arrojando cascotes contra la unidad.
La odisea terminó en el aeropuerto de Fisherton, donde la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) apresó al menor y lo derivó al hospital Carrasco, de donde sus familiares se lo llevaron a pesar de que no le habían dado el alta.
Por su parte, los pasajeros estuvieron hasta entrada la madrugada en la terminal áerea, de donde se fueron como pudieron. Y el colectivo, interno 21 de la Semtur, culminó en el taller con varios abollones producto de las piedras y cinco ventanillas destrozadas que ayer al mediodía habían sido reparadas.
En el barrio. El violento episodio se desencadenó minutos antes de las 21 del miércoles, antes del horario establecido para desplegar el dispositivo de seguridad (ver aparte) coordinado entre la policía y las empresas de transportes.
Por lo que se pudo reconstruir de distintas fuentes a pesar del riguroso hermetismo —rayano en el absurdo— de la PSA, los dos adolescentes subieron al colectivo en la plazoleta que se ubicad en Bernheim y Urizar, en el barrio Gráfico. Los asaltantes dejaron pasar unos minutos antes de amenazar a los ocupantes del ómnibus, al parecer con la intención de estar más cerca de su barrio.
Una vez que el colectivo tomó por calle Calasanz (tal como se llama la continuación de Mendoza pasando Wilde hacia el oeste) los asaltantes esgrimieron sus armas blancas. Al llegar a la parada de calle Gallegos —la anterior a la de barrio Tango, a la altura del 8600— y mientras una pasajera se bajaba del coche, los ladrones amenazaron al colectivero y al resto del pasaje con la intención de robarles.
"El chofer les dio el celular —contó a La Capital Oscar, uno de los pasajeros— pero no se por qué lo quisieron acuchillar igual. Uno le arrebató un bolso grande a un muchacho que es vendedor ambulante de sahumerios y se bajó corriendo del colectivo. Mientras el otro trataba de apuñalar al chofer, dos pasajeros que iban adelante salieron a defenderlo".
Piedras. Para ese momento el conductor del ómnibus había cerrado las puertas del rodado, tal vez con la intención de llevar al menor hasta la subcomisaría 22ª. Sin embargo, en cuestión de segundos aparecieron varias personas, entre vecinos y allegados del adolescente que comenzaron a reclamar que lo dejaran bajar del vehículo.
"No sé si el ladrón que se había escapado fue a buscar a esta gente o si ya estaban esperando ahí cerca. Pero enseguida rompieron un vidrio de un piedrazo. Yo me tiré al piso porque me imaginé que se venía una balacera. Y si el colectivero abría la puerta nos mataban a todos", recordó Oscar, vecino del extremo oeste de la ciudad.
El testigo indicó que entonces el colectivero "puso primera y aceleró" para escapar de la pedrada. Fue entonces cuando el ómnibus comenzó a ser perseguido por "dos motos con gente armada", según refirió Oscar. "Se escuchaban ruidos en la chapa. No sé si eran piedras o disparos", dijo el testigo, y agregó que el ómnibus también fue seguido por "un policía de civil que estaba en su auto y había escuchado lo ocurrido por radio".
Lo cierto es que el 116 continuó por Calasanz, cruzó el puente sobre el arroyo Ludueña y, ya en Funes sólo pudo buscar refugio y ayuda cuando ingresó al Aeropuerto Internacional Islas Malvinas. Allí, según el testimonio de Oscar, efectivos de la PSA bajaron esposado al adolescente y lo trasladaron al hospital Carrasco en una ambulancia del Sies.
Sin detenidos. El chico ingresó al hospital de Avellaneda al 1400 poco después de las 23 y en estado consciente. El director del efector, Juan Moro, señaló que fue atendido por politraumatismos varios producto de los golpes recibidos y quedó en observación alojado en la guardia transitoria.
El funcionario señaló que como "no había orden de detención" se le dio aviso a la Dirección Provincial de Niñez y Adolescencia. "El chico debería haberse quedado en observación, pero los familiares decidieron llevárselo", señaló Moro a medios televisivos.
Abandono."La policía de Santa Fe se borró. Mientras perseguían al colectivo llamaron cuatro veces al 911, y nunca apareció nadie. Después estuvimos en el aeropuerto hasta las 3 de la mañana, había gente afuera que nos quería linchar. No teníamos cómo volver a nuestras casas. Casi todos tuvieron que esperar que los fuera a buscar algún familiar", añadió Oscar, indignado por lo sucedido al punto que prometió iniciar acciones legales contra el gobierno de la provincia.
El pasajero agregó que terminó con "lesiones en una oreja", producto del forcejeo con el adolescente armado. Además, indicó que el vendedor ambulante asaltado perdió mucha mercadería. "Es un muchacho de la zona, pobre, justo ayer (por el miércoles) había tenido un día de pocas ventas, así que el bolso que le arrebataron estaba lleno de sahumerios. Le dije que, al menos, estábamos vivos", finalizó el testigo.