De la investigación del asesinato de Claudia Deldebbio, hecho en el que también resultaron heridos de gravedad su hija y un chico de 16 años, se asoma la posible vinculación a una disputa entre bandas que controlan el narcomenudeo en las zonas de los barrios Tablada y Parque del Mercado. En lo que va de julio ocurrieron cinco homicidios en esos dos barrios linderos y se investiga si forman parte de disputas relacionadas a la misma trama.
En Isola y Maestros Santafesinos, barrio Parque del Mercado, predominan los monoblocks de varios complejos Fonavi. En esa intersección también está la plaza Rodolfo Walsh donde hay una parada de tres líneas de colectivos. Por ese motivo es un punto del barrio de tránsito constante y de movimiento de personas. Y ese era el clima barrial cuando a las 19 del sábado una lluvia de balazos que llenó de terror a los vecinos acabó con la vida de una mujer e hirió de gravedad a su hija y a un chico que estaba en la plaza.
Según reconstruyeron hasta el momento los investigadores del MPA la escena previa fue la llegada al lugar de dos autos, uno negro y uno gris, que transitaban por Maestros Santafesinos y frenaron al llegar a Isola. Entonces, en circunstancias que todavía no fueron esclarecidas, al menos dos personas dispararon decenas de balazos contra los pisos 1º y 2º de la torre 11 del monoblock que está frente a la parada del colectivo. Un instante después los agresores se dieron vuelta y continuaron disparando en dirección a las personas que esperaban la llegada del transporte público.
Así fue que producto de los balazos murió Claudia Deldebbio, de 58 años. Su hija Virginia Ferreyra (directora de la Escuela de Danzas Árabes de la Sociedad Libanesa), de 32 años, resultó herida de gravedad al igual que Fabricio M., de 16 años. El fiscal Patricio Saldutti indicó que los homicidas dispararon estando de pie, por lo cual todavía no está claro si llegaron en los autos o ya estaban en la zona y luego del hecho se subieron a los vehículos para darse a la fuga. Además indicó que hay tareas investigativas pendientes que podrían lograr la identificación de al menos uno de los dos autos que participaron del hecho. En el lugar del hecho se levantaron unas 40 vainas servidas de calibre 40 y 9 milímetros.
En lo que va de julio ocurrieron cuatro homicidios en barrio Tablada y uno en Parque del Mercado. Los investigadores del MPA barajan la posibilidad de que al menos tres estén vinculados. Lo que asoma de fondo es un conflicto entre distintas facciones. Por un lado las bandas que estarían bajo el mando de Alan Funes y de René Ungaro, dos presos por narcotráfico y homicidios que estuvieron enfrentados pero al parecer limaron asperezas. Por otro lado aparece Milton César como cabeza de una banda que comparte intereses con otro grupo, liderado por Brian Ismael "Pocha" Sánchez, dos que también están presos cumpliendo condena por homicidios.
Saga criminal
Así las cosas el primer homicidio de esta saga reciente fue el de Elvira Ramona Toledo, una chica de 27 años que había llegado desde Rafaela a vivir en barrio Tablada, donde el 7 de julio fue asesinada a balazos en un pasillo de Garibaldi al 200. La mujer venía arrastrando desde Santa Fe, donde también había residido, una historia vinculada a la venta de drogas por la cual estuvo al borde de la muerte en julio de 2021 al recibir un balazo en la cabeza. Al mudarse a Rosario, según fuentes de la investigación, Toledo comenzó a vender en uno de los búnkeres administrados por Alan Funes.
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En marzo pasado fue allanada una vivienda de Ayacucho al 4300 vinculada a la familia Funes que funcionaba como punto de venta de drogas y la fiscal Valeria Haurigot imputó a 16 integrantes de la banda. En ese momento se habló de un grupo desbaratado que había perdido fuerza, con su líder Alan Funes preso en Ezeiza acumulando más acusaciones. Sin embargo los coletazos de los homicidios en Tablada refieren que los puntos de venta de los Funes siguen funcionando.
En esa trama se acentúa la violencia con la que estas bandas buscan predominar. Tres días después del homicidio de Toledo fue asesinada otra mujer. A Vanesa Arredondo, de 39 años, la mataron a balazos en Ameghino al 200, a la vuelta de donde había ocurrido el crimen anterior. En esa ocasión los familiares de Arredondo contaron que días atrás, cuando había sido asesinada Toledo, la mujer avisó a sus allegados que no era a ella a quien habían matado. "Se ve que tenía miedo", dijo un familiar a este diario. Si bien sobre este caso por el momento no trascendieron posibles trasfondos, se trata de una zona en la que el narcomenudeo está bajo el control de René Ungaro y que ya fue escenario de varios crímenes.
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Este hombre volvió a ser mencionado la semana pasada cuando el cadáver de Héctor Nicolás Quinteros, de 20 años, apareció baleado, maniatado y con la boca tapada, en Esmeralda al 3800, a cincuenta metros de donde en abril pasado había ocurrido un crimen calcado. En esa oportunidad fue Brian Leonel Pino, de 27 años, quien fue hallado atado de pies y manos y con varios balazos sobre la calzada de Esmeralda al 3900. La principal hipótesis para los investigadores es que tanto Pino como Quinteros habían robado drogas en un búnker de Ungaro. Matarlos fue la consecuencia, pero arrojar sus cadáveres en ese punto específico, a varios kilómetros de donde vivían, pudo ser con la intención de "quemar" una cuadra en la que el narcomenudeo es controlado por gente de la familia César. "Matan dos pájaros de un tiro. Mataron a estos que les habían robado y le "manchan" la zona a César", dijeron fuentes de la pesquisa.
El tema del robo al búnker y su eventual represalia se asomó también como posible contexto del otro crimen ocurrido en Tablada, días antes de que mataran a Quinteros. En ese caso el rumor de calle ubicó a Pablo Andrés Cabrera como una víctima fatal por error. Al parecer buscaban a un tal "Chinito" que vive en la zona de Grandoli y Seguí por el robo a un búnker pero la falta de precisión condujo a los autores del hecho hasta Spiro al 300 bis, donde vivía Cabrera, apodado "Chino".
Violencia extrema
En ese contexto ante el reciente asesinato de Claudia Deldebbio los investigadores tomaron como una hipótesis preliminar que se haya tratado de una represalia por los hechos de calle Esmeralda. Es que en los monoblocks de Isola y Maestros Santafesinos viven personas ligadas a René Ungaro.
"¿Qué miran?", fue lo que preguntó uno de los agresores ante de disparar en dirección a las víctimas, según describió este diario en su crónica sobre el hecho. Un aspecto que profundiza la complejidad que vive Rosario en relación a la violencia urbana. El Observatorio de Seguridad Pública de la provincia (OSP) identifica entre las víctimas de homicidios dos grandes rasgos: aquellas que eran el blanco principal del ataque y por el cual hubo planificación previa, o las que fueron víctimas de casualidad. En este caso aparece un factor que rompe con esa lógica: los autores del hecho llegan con el objetivo de balear una vivienda pero en cuestión de segundos un grupo de vecinos que estaba ahí por casualidad se convierte en blanco del ataque.
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Claudia Deldebbio, su hija Virginia y el chico Fabricio no estaban en los planes de los autores del hecho. Pero tampoco quedaron en medio de una balacera como ha pasado en otros casos. El fiscal Saldutti lo describió claro: los agresores se dieron vuelta y dispararon en dirección a ellas. La sensación que queda ante un caso como este es que cualquier vecino puede convertirse en un segundo en lo que desde el OSP caracterizan como "destinatario principal de la agresión". Sobre todo en zonas como esta, que desde hace años es un enclave de la violencia urbana relacionada a la venta de drogas pero que en el último mes se recrudeció como escenario de una disputa entre distintas bandas.
Otra de las patas de este conflicto, al menos según fuentes de la investigación, es Brian "Pocha" Sánchez, que está preso por tres homicidios e imputado por varias tentativas. Hace un tiempo era sindicado como sicario de René Ungaro, pero según fuentes judiciales hoy se encuentran enemistados. En una de las causas en las que fue imputado como instigador de un intento de homicidio surgió que, ya estando preso en Piñero, "Pocha" le dio a un tiratiros la orden de balear a los familiares de una persona con la que tenía un conflicto que viven en un monoblock de Hipócrates al 4600. "Pegale al que salga. Si sale un chico pegale igual", había ordenado "Pocha" mediante mensajes telefónicos. Por entregar el arma y marcar el blanco del ataque fue imputada una mujer, madre de Mariel Lezcano, una chica de 21 años asesinada en octubre pasado por orden de Alan Funes.
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Lo complejo de esta trama expone los idas y vueltas en las relaciones de los referentes de las bandas. Pero más allá de esos vaivenes lo que queda de fondo es el crecimiento en el nivel de violencia con la que despliegan estas broncas que a veces son efímeras y otras tienen el trasfondo de narcomenudeo como un estímulo constante. De aquella orden de "Pocha" de "si sale un chico pegale igual" al asesinato de Claudia Deldebbio, que también dejó herida de gravedad a su hija y a un adolescente por mirar la balacera contra un monoblock, pasaron menos de dos años. En ese tiempo los distintos nombres señalados como referentes de las bandas en disputa continuaron acumulando imputaciones: todas por delitos ordenados u organizados desde sus lugares de detención.