“Hoy cerrado”, reza un cartel colocado en la puerta del kiosco ubicado en Génova al 1600, a metros del cruce con avenida Alberdi, uno de los comercios que fueron blanco de una balacera demencial este lunes a la noche. En todo ese sector, uno de los puntos neurálgicos y con intenso movimiento de vehículos y de transeúntes de la zona norte, todavía reinaba la angustia por el tiroteo que dejó como saldo dos personas inocentes con heridas de distinta consideración.
Guillermo, dueño del kiosco en cuestión, fue testigo directo de lo ocurrido, porque una de las personas que sufrió herida de bala fue su compañero de trabajo. La víctima recibió un impacto en un brazo y tuvo que ser atendido en el Hospital Alberdi. La otra persona lesionada de rebote fue una mujer que fue traslada al Hospital Clemente Alvarez, pero que su estado tampoco sería grave.
Guillermo contó que trabaja en ese local todos los días de 7 a 19.30. “Antes trabajábamos hasta las 20.30, pero estamos cerrando cada vez más temprano. Tratamos de no estar abierto en horario muy nocturno”.
El comerciante habló con LT8 e intentó describir lo que se vivió anoche en el corazón de barrio Arroyito. “Tengo una serie de sensaciones cruzadas. Gracias a Dios la sacamos barata. Esto pudo ser una masacre”, sostuvo.
El comerciante hizo un racconto de lo ocurrido anoche. “Yo estaba con mi esposa y empezamos a sentir las detonaciones. Y quiero dejar en claro que esto no fue un robo. Entraron al negocio, dieron un paso y empezaron a disparar directamente. Y siguieron en la vereda. Tiraron contra la carnicería. Habrán sido en total 12 o 13 disparos”, sostuvo Guillermo.
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“No realizaron advertencia. Mínimo fueron cuatro o cinco disparos en el negocio. No sé qué pensar. Tampoco recibí una carta en la que me pidieran dinero por protección, como ocurre mucho ahora. Tampoco recibí llamadas telefónicas. No puedo creer lo que sucedió”, narró Guillermo, en medio de un bajón anímico muy notorio por el trance que le tocó vivir.
“Uno se levanta a la mañana para ir a trabajar y poder sobrevivir día a día en esta situación y de golpe te encontrás con todo esto. Sinceramente, no sé cómo salir adelante. No sé si cerrar, pero a qué me voy a dedicar. Estoy bloqueado y no lo puedo creer. Vivo de esto. Hace quince años que tengo negocio. En un segundo, entra alguien y dispara tres o cuatro veces. Soy una persona que no le debe un peso a nadie”, afirmó.
El kiosquero insistió en que no entendía lo ocurrido. “Espero que la gente que investiga esto lo pueda establecer, porque yo no entiendo nada”, agregó.