Muestra cierta timidez a la hora de entablar el diálogo con Ovación. Es la contracara de cuando está dentro de una cancha y se proyecta con enjundia haciendo un surco por la banda izquierda. Lautaro Blanco parece estar en el punto justo para mostrarse en la élite. El pibe que nació y se crió en el barrio Las Delicias abrió sin dudar el paraguas protector cuando se lo consultó sobre la gran chance que tendrá de mostrarse en el cercano amistoso contra Unión. “Eso lo decidirá el técnico, por ahora sigo aprendiendo y entrenando con todo”, afirmó. La foja deportiva marca que tiene 21 años, hizo el baby en La Consolada, el mismo club que jugó el Kily González. También que se desempeñaba como volante central hasta que en Central de zona sur lo ubicaron de carrilero. Cuando empezó a practicar en la ciudad deportiva lo pusieron de lateral izquierdo, puesto que nunca más dejó. En julio firmó el primer contrato, mientras hace un puñado de días perdió a su padre por Covid-19. Sin dudas, en Arroyito hay un jugador que asoma con todo para quedarse y consolidarse en el equipo que toda su familia lleva en el corazón.
Made in La Consolata
El primer contacto con la redonda fue cerca de su casa, en La Consolata. El mismo club que también tuvo entre sus filas al Kily González en su momento. Lautaro despuntaba el vicio jugando en el baby paradito en el corazón central de la cancha.
“Arranqué a jugar a la pelota a los cuatro años. En esa época lo hacía de 5, era un volante que corría y metía”, desprendió con cierta timidez. “Mis viejos siempre estuvieron a mi lado. Me llevaban a todas las canchas. Somos muy futboleros en la familia”, acotó con cierto orgullo por sus padres.
Y agregó: “Hice casi todo el baby en La Consolata. Es más, el último año también empecé a representar a Central, pero en la zona sur. Y ahí hice un par de temporadas, ya que participé en predécima, décima, novena y octava división”, recordó antes de confesar que “en cancha de once ya no era más mediocampista central. Los técnicos José Luis Vilches y Cacho Farías me corrieron y me pusieron de volante por izquierda, pero para que hiciera la banda, no de enganche, ja”.
Cambio de zona, liga y puesto
Las buenas actuaciones que exhibió durante un par de campañas en el equipo canalla de la zona sur hicieron que con edad de 7ª división se mudara a la ciudad deportiva de Granadero Baigorria. “Fue un paso lindo hacia adelante. Me citaron del club para jugar en AFA. Si bien es otra cosa jugar un torneo así en juveniles, lo cierto es que la experiencia en la Rosarina me sirvió muchísimo para crecer y aprender en varios aspectos”, confió.
“Cuando llegué a la ciudad deportiva a practicar por primera vez pensé que iba a jugar de volante. Pero el técnico Ricardo De Alberto me ubicó de lateral. Y no me corrieron más. Es un puesto al que me adapté muy bien y me gusta mucho, aunque si debo ir al medio no tengo problemas porque conozco muy bien qué es lo que hay hacer ahí”, aportó.
El trasladarse de zona sur hacia Granadero Baigorria fue otro desafío interno que debió sortear Lautaro. El menor de los cuatro hermanos argumentó que “ese cambio fue grande. Si no había el padre de algún compañero que me llevara hasta allá, me iba en colectivo con mi papá o mamá. Era un tiempo y costo grande para nosotros. Sin embargo, mis viejos hicieron el esfuerzo y mucho sacrificio. En ese sentido, siempre me ayudaron o motivaron a que siga jugando. Sabía que costaba desde lo económico, pero ellos me llevaban igual. En realidad siempre me bancaron y por eso ahora estoy, en parte, en este lugar”.
De juveniles a firmar contrato
Después de cosechar partidos en varias categorías juveniles llegó el momento de dar el salto a una divisional más cercana a la primera división: la reserva. “Uf, aún recuerdo cuando avisaron el año pasado de que iba a ir a entrenar a la reserva. Otro momento importante. El Kily González me citó. Ahí empecé a conocer bien al entrenador, ya que cuando trabajaba en el club en otra función no teníamos tanto contacto. Entrenaba con él y alternaba partidos en cuarta de AFA”.
“Jugué algunos partidos. La mayoría lo hice en el lateral. Pero el último encuentro, que fue en marzo ante Colón y ganamos, el Kily me puso en el mediocampo por la izquierda”, comentó Lautaro.
Cuando la pandemia paralizó en marzo pasado casi todas las actividades en nuestro país, Blanco tuvo un instante de incertidumbre total. No sabía qué le depararía el destino porque en junio tenía dos caminos: firmaba contrato o quedaba libre.
“Me pasó lo mejor, en julio firmé mi primer contrato profesional. Cuando me avisaron del club no lo podía creer. Fue como un desahogo además porque tenía mucha incertidumbre. Con el tema del parate que había, y hay prácticamente, no sabía qué podría pasar. Por suerte se me dio”, confesó con emoción a flor de piel.
Pero detrás de la firma había otro motivo que movilizaba por dentro a Lautaro. “La alegría fue grande también por mis viejos. Pensé en ellos en realidad, en todo lo que habían hecho durante años para que yo pudiera seguir jugando a la pelota. Mi familia siempre me apoyó”, recordó.
Una pérdida muy importante
Mientras todo parecía ser un presente perfecto en la intimidad familiar, de repente el dolor y la desazón golpearon las fibras íntimas de los Blanco. Es que el referente de la familia, Sergio perdió la vida días atrás por Covid-19. Eso generó un vació en cada uno de los que habitan la casa de dos plantas que tiene la familia en Las Delicias.
“Fue bravo ese momento, se contagió en el laburo... tenía 56 años y siempre me acompañó, al igual que mi vieja Claudia. Me quedará esa espinita de que pudiera verme en primera, pero no me reprocho nada porque siempre se las ingeniaba para ir a verme, sea la categoría que sea. Tuve un padre presente y eso lo llevaré por siempre. Guardo cada uno de sus consejos”, dijo con voz entrecortada el lateral canalla. Y acotó: “Me vio muchísimo. Lo disfruté tanto yo como él a mí.
Lo que viene
Central afrontará el próximo sábado el primer amistoso oficial de la era Kily González. Visitará a Unión en el estadio 15 de Abril. Y, a juzgar por los entrenamientos y puestas tácticas que realizan a diario los canallas en los diferentes entrenamientos, todo marca que Lautaro será titular. No obstante, el juvenil toma la chance con marcada cautela
“Vamos a ver si juego. El técnico no dijo nada. Faltan varios días y somos muchos los que entrenamos a full. Tengo que seguir mejorando, aprendiendo y escuchando, luego se verá si me toca o no”, enfatizó sin dudar el zurdo.
Aunque a la vez confesó: “Trato de estar tranquilo y disfrutar todo esto que me está pasado. Hace poquito que entreno con la primera, donde es otro ritmo, los pases son más rápidos y precisos, así que seguiré practicando así cuando llegue el momento puedo responder. Lógico que las expectativas siempre están, más allá de que no soy de pensar o mirar mucho hacia adelante en cuanto a lo que podría pasar. Trato de vivir el ahora sabiendo en el lugar que estoy, que no es poco. Al contrario, entreno en el primer equipo del cual soy hincha. Mirá si tengo motivos para estar feliz hoy”, cerró.