Todavía no tiene nada confirmado. Menos ensayado. José Antonio Chamot sigue sin ensamblar los nombres que tiene en mente presentar pasado mañana en Sarandí. El entrenador interino de
Central continúa otorgando cierta ventaja, ya que no sabe cómo responderá el equipo a las exigencias y táctica a emplear cuando sea turno de hacer fútbol por primera vez. Otro tema a resolver es si el DT pondrá un mix o irá con lo mejor de la casa a Sarandí, pese a que el miércoles 9 se jugará una gran patriada ante San Pablo en Brasil, por la Copa Sudamericana.
La semana sigue torcida para Central. Primero fue la renuncia de Leo Fernández en Florencio Varela tras la flojísima actuación colectiva. La dirigencia actuó sobre la marcha y decidió concederle la batuta a José Chamot, quien retornó al pago a principio de año y estaba al frente de la reserva.
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Luego llegaron las contundentes frases de Marco Ruben poniendo en jaque la continuidad en estos delicados momentos que atraviesa el club. El delantero fue al hueso sin anestesia. Ni necesidad además porque aún hay varios objetivos por delante a nivel deportivo.
Y sobre llovido, mojado. Porque ayer era el turno de hacer fútbol formal en el country de Arroyo Seco en horario vespertino. Sin embargo, el mal clima le jugó una mala pasada al plantel. Porque el entrenador interino no pudo probar el equipo que tiene en mente para visitar al descendido Arsenal, pasado mañana desde las 13.15.
"Las canchas estaban todas inundadas como consecuencia de la fuerte lluvia, y por eso hubo que realizar una rutina en el gimnasio", deslizaron anoche desde el cuerpo técnico con cierta impotencia. "Ojalá que mañana (hoy) se pueda hacer algo porque la verdad es que no se pudo hacer nada", acotaron con raciocinio.
No es para menos. Al Flaco le quedan dos prácticas para ensayar la puesta en escena que piensa plasmar en el estadio Julio Humberto Grondona. Quizá hoy pueda hacerlo. El pronóstico no es para nada alentador. Pero la idea es montar la plataforma que irá a Sarandí con la mente puesta en salir de pobre en un predio privado de Funes, que cuenta con canchas sintéticas.
Mientras tanto, el canalla sigue brindando concesiones desde lo deportivo. Porque los días se fueron consumiendo como hielo al sol. Y ni señales del equipo todavía. Chamot, además, está dando sus primeros pasos como cabeza de grupo en primera división. Habrá que ver si puede volcar conceptos claros en pos de no aturdir más al golpeado plantel, que desde que arrancó la temporada viene exhibiendo puros altibajos.
No en vano se pulverizó el ciclo de Paolo Montero. Tampoco pudieron sostener a Leo Fernández, quien es el técnico que más puntos sacó en los últimos tiempos, pese a que tuvo que dar un paso al costado como consecuencia de las tres derrotas al hilo y la apatía que le tenían algunos altos directivos.
Ahora es tiempo de que Chamot enderece la nave con lo que tiene a mano. No resultará una misión sencilla, pese a que tiene por delante dos rivales tan endebles como el canalla mismo. Pasado mañana deberá visitar a Arsenal, que perdió la categoría y está penúltimo (ver aparte). Luego recibirá a Estudiantes para bajarle la persiana a la temporada de la Superliga.
Pero en el medio habrá un desafío más que importante. Será tiempo de ponerse la mejor pilcha y afrontar la Copa Sudamericana. Los de Arroyito se jugarán el alma y vida en el Morumbí el próximo miércoles 9 ante San Pablo, tras el empate sin goles en el Gigante.
Y como ese encuentro no será uno más, el entrenador canalla deberá resolver qué pondrá en Sarandí. Si va con todo o bien se guardará algunas armas para ir más descansado a Brasil. Por eso, la práctica de hoy será determinante para saber lo que finalmente mostrará Chamot pasado mañana, pese a que hasta el momento no tiró sobre la mesa ninguna carta.