¿Son justas las críticas al defensor canalla Paulo Ferrari?
La pregunta surge por una fuerte corriente opinión que cuestiona al Loncho, y que asoma recurrente no sólo en las redes sociales sino también en los diferentes ámbitos deliberativos urbanos.
Lo que importa: En un fútbol tan intenso y físico como es el argentino es común que los jugadores más experimentados deban esforzarse mucho más para mantenerse competitivos, ya que las exigencias y la aparición de jóvenes variantes ponen en crisis la titularidad de aquellos referentes. Y si bien la nostalgia contiene las críticas por una cuestión de gratitud, los simpatizantes más jóvenes y los menos tolerantes comienzan a perforar ese dique con sus reclamos de mejores rendimientos.
Le sucede a Mariano Pavone en Estudiantes, al Pipi Romagnoli en San Lorenzo, a Germán Denis en Lanús, a Daniel Montenegro en Huracán, a Carlos Luna en Tigre, todos reconocidos por su pasado reciente, pero ya ocupando un lugar en los respectivos bancos de suplentes.
Un poco de historia: Ferrari, con sus 36 años recién cumplidos, mantiene su lugar entre los once de
Central. Es verdad que no tiene un reemplazante natural. Como también es cierto que se sacrifica para conservar una plenitud física que le permita dosificar la dinámica necesaria que todo lateral debe exhibir. Si bien se caracteriza por sus constantes proyecciones en materia ofensiva, es cierto que cuando él o el equipo se equivoca en el retroceso o en los relevos los espacios por su lateral varias veces son capitalizados por el rival, convirtiéndolo en el blanco de las críticas.
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Francisco Guillén / La Capital
La verdad revelada: Ahora bien. ¿Los cuestionamientos son producto de los aislados errores eventuales del presente o tienen su origen en el recuerdo de aquel marrado en la definición de la Copa Argentina ante Huracán en 2014?
Sólo los hinchas canallas pueden establecer qué les pasa con el Loncho. Quien de no surgir ningún contratiempo estará como siempre entre los once para recibir a Chacarita.