Aunque parezca una contraindicación nunca es recomendable llegar a un clásico con el panorama del equipo muy despejado. Siempre hay que hacerle algún huequito a las dudas o permitirse el ejercicio de la búsqueda de alguna variante que rompa con el molde de lo preestablecido. Tampoco está demás dejarse empujar por las improvisaciones, siempre que sean para resolver un problema y no para profundizarlo.
Esto viene a cuento porque Eduardo Coudet ya tiene todo confirmado para jugar mañana contra Newell’s en el Gigante. El Chacho dio ayer una formación lógica y que obviamente responde a su gusto.
Pero detrás de lo que parece el paraíso canalla para afrontar el clásico se esconde una uña afilada que puede hacerle mucho daño a las pretensiones de Central si el equipo no encuentra una fisonomía colectiva adecuada para no sufrir la ausencia de Nery Domínguez. Es cierto que Coudet no puede andar llorando por los rincones porque ya no tiene más al actual volante de Querétaro de México y tampoco lo tendrá para el resto de los partidos. Pero sí debe corregir la puesta en escena que tuvo el equipo el viernes contra Godoy Cruz justamente en la zona en la que Nery era el iniciador de cada jugada. Ahí se notó la ausencia del primer pase innegociable para que Central progresara en la ofensiva. Todo eso se fue con Nery y no se adivina que el equipo recupere ese capital táctico para jugar contra Newell’s. Gil Romero, quien ocupará un lugar entre los suplentes, tampoco asoma como el indicado para arroparse con el traje de Nery. El ex Estudiantes es el típico perro de presa que tiene la virtud del sentido de la ubicuidad. Pero no marca la dirección de cómo debe jugar un equipo.
Claro que esta percepción, siempre discutible, no busca tirarle tierra encima a la función que cumple Damián Musto, hoy el reemplazante de Nery en la ocupación del espacio vacante pero no en el reemplazo de funciones.
Es que con Musto el equipo gana equilibrio a la hora de no perder rápidamente la vertical, porque el casildense suele ser un buen captador y pasador de pelotas en circuitos laterales. Pero con él sólo en el medio pierde el eje en el que se apoya el funcionamiento vertical del equipo. Musto no tiene las condiciones técnicas para hacer que Central se mueva al compás de sus pases. Además, esta dificultad trae aparejado el aislamiento en el que puede caer Giovani Lo Celso si no tiene a nadie con quién hilvanar jugadas en las parcelas de gestación. Si Bernardi se aviva de que por ahí puede estar el negocio rojinegro, hay chances de que el clásico se juegue como quiere Newell’s.
En esta dirección tampoco hay que olvidarse de que si los volantes leprosos, todo parece que el uruguayo Formiliano se ubicará como un tercer central, logra aislar a Lo Celso o que no gambetee de frente y con pelota dominada, el entramado ofensivo de Central quedará reducido a los pelotazos para Ruben o Larrondo.
Mientras Bernardi se rompe la cabeza pensando qué equipo pondrá, Coudet transita un tiempo más plácido. Debe bajar un mensaje promisorio para lograr que su equipo aprenda a vivir sin Nery. Sin él, Central está en condiciones de ganarle a Newell´s, pero jugando a otra cosa.